Prólogo

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PRÓLOGO

Había un hombre sentado en aquel banco, bajo los árboles de aquel parque, aquella cálida tarde de finales de verano. Era mayor, las canas salpicaban su melena negra. Era doctor, o mejor dicho, veterinario. Le encantaban los animales, especialmente las palomas, a las cuales, apiñadas a sus pies, alimentaba sonriente con migajas de pan recién horneado. Se lo veía en paz con el mundo, relajado, tranquilo. Qué buen día para tomárselo libre.

Otro hombre, enfundado en una gabardina negra, surgió de detrás de los árboles, a lo lejos, y se aproximó al viejo dando largas zancadas. Era un individuo alto, fornido y joven, a juzgar por los rasgos faciales, no mayor de 18 años. Aun así, su rebelde melena brillaba con un blanco plateado más puro que el de la propia Luna. Sus ojos también eran anormales, pues lucían un dorado intenso y llameante cargado de odio y sus pupilas... sus pupilas eran verticales. Como las de un gato.

El demonio albino se detuvo ante el viejo espantando a las palomas, llamando la atención del buen brujo. Nada más poner sus ojos en los del demonio, el anciano quedó petrificado de pavor.

—Leopold —saludó el albino con un gruñido—, ¿me recuerdas?

El viejo asintió muy lentamente.

—Whitehowl... —musitó.

El demonio estiró los labios para mostrar con rabia todos sus afilados dientes caninos.

Astral Arcana I - WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora