0,46

813 111 81
                                    

Tambor latente, temor viviente.

Sombras y pesadillas se entretejen sobre la viña, entre risueñas risas, donde espera la criatura.

AYLA

Podía hacerlo.

Podía hacerlo.

Estaba bien, estaba viva, a salvo.

Sentía, de un modo en el que nunca antes lo había hecho, y la sensación... era simplemente fascinante en cada aspecto. Porque, apretar la empuñadura de la navaja, era rasposo, casi me lastimaba, provocando que un gemido escapase de mis labios, junto a los callos que siempre me habían acompañado. Pero lastimaba, dolía, y ahí estaba la sensación. Viva. Viva. Mi respiración agitada hacía que quisiera detenerme, pedir un descanso, quizás hasta un vaso de agua. Estaba agitada. Mi respiración áspera, la sentía. No se trataba solo de un hormigueo que buscaba dormir por completo mi cuerpo, evitando el dolor, la tristeza o ira. No. Era la propia sensación de vida abundante rondando por todo mí ser.

Viva, sintiendo...

Todo nuevo, diferente a aquello que había experimentado con los sentimientos que Derian dejaba en mí o siquiera con los que le había dejado ver más allá que cualquier otro ser. No podía compararlo y no tenía las palabras suficientes para describir la satisfacción que oprimía mi pecho, donde al tiempo, parecía tener una abundante y directa forma de sentir cómo mi corazón latía con rapidez, haciendo que mi cuerpo reaccionase ante tal hecho.

Apreté con fuerza la empuñadura, con el sabor del amanecer en el paladar.

Cuando las tinieblas de Derian desaparecieron por completo, al igual que los gritos y maldiciones que antes habían acompañado a los reflejos, nuevas y más oscuras sombras aparecieron, rodeándonos. Suspiré profundamente, viendo mi interior. Esta vez la barrera estaba abajo, permitiendo que todos mis paños sucios estuviesen a la vista. Cada sentimiento brillando como una joya en bruto bajo los rayos del prominente Sol. No obstante, noté, alzando la mirada, levantándome, que los reflejos seguían siendo incapaces de consumirme o percibir lo que había dentro de mí.

Entonces, el niño reflejo seguía siendo el único ser de tinieblas en el mundo con la capacidad de ver, saborear, tocar y consumir mis sentimientos y emociones.

Te pertenecí desde el primer momento...

Negué mentalmente, casi sonriendo como una torpe adolescente—cosa que nunca fui—, porque ahí estaba, pensando en esas palabras y en lo que significaban para nosotros, cuando Cid estaba remangándose la camisa dispuesto a luchar. En ese momento seguramente muchos pensamientos aguardaban en la puerta, posiblemente él tenía dudas sobre mi persona y sobre qué ocurría en mi mente, pero lo último que llegaría a pensar, era que esta vez yo lucharía, no solo por sobrevivir, sino por vivir, y que esto fuese al lado del hombre que amaba, porque sí, el: Te pertenecí desde el primer momento, tenía más significado que cualquier te amo.

Además, Cid y sus perros falderos no tenían ni la menor idea de que el niño reflejo estaba ahí, esperando, al acecho, para acabar con sus miserables vidas, casi sonriendo por el improvisado plan que habíamos hecho segundos antes.

—Ni pienses que él te salvará—Lo señaló, con una sonrisa perversa y las dagas en cada mano. Me abstuve de sonreír, de sentir completamente esa sensación como para expresarla en mi rostro, porque Cid jamás se hubiese burlado del niño reflejo, de saber que estaba perfectamente vivo, entero, y recargando energía—. Es un caso perdido, y sí ganas, te llevarás un cuerpo con poco significado. Aquí no hay trucos, Ayla—siguió diciendo, con el resonar de los pasos a las afueras. Nos concentramos en nosotros, en cómo giraba a mi alrededor, acorralándome—, aquí nadie viene a salvarte con una gema, porque soy el único que porta una.

REFLEX [✔#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora