—¿Alicia? —frunzo el ceño más y me bajo del coche para mirarla mejor.
—Sabía que eras tú —me sonríe.
La miro y veo que se dejó el pelo largo y tiene más pronunciadas sus curvas. Pero sigue teniendo esa sonrisa inocente (VANESSA HUGGENS)
—Wow. ¡Qué sorpresa encontrarte en Madrid! —me acerco y le doy un abrazo —Pensé que te habías quedado en Valladolid.
—Y así es —me sonríe —Pero tuve que venir por un cliente —se encoge de hombros —Vi una chica metida en un coche igualito que el que vi en las noticias sobre una tal Laura Díaz que resultó ser mi compañera de cuarto en la universidad durante dos años —río.
—Veo que conseguiste ser abogada. Me alegro mucho por ti —la felicito.
—¿Y tú? Directora de revista y saliendo con un gerente importante —me da un codazo y yo muestro una sonrisa triste.
—Salía —la corrijo con voz rota —Ayer lo dejé con él.
—Joe. Lo siento mucho —me aprieta el brazo intentando reconfortarme —¿Sabes? Mañana en la noche me iba a reunir con el antiguo grupo a las afueras de Madrid ¿te apuntas? —me ofrece.
—No sé yo —me rasco el brazo nerviosa.
—Vamos. Así olvidas a tu ex —me intenta convencer.
—De acuerdo —sonrío forzadamente.
—Verás que te lo pasas muy bien y los chicos se alegrarán mucho de verte —me asegura —Cambié de número así que ...—tiende su mano.
Intercambiamos teléfonos y quedamos en que mañana me manda un whatsapp y se pasa a recogerme.
Subo al apartamento y veo a mi hermana tirada en el sofá rodeada de papeles.
—Hola —la saludo dejando las llaves en la encimera de la cocina.
—Hey, ¿qué tal tu día? —me pregunta intentando girarse para verme.
—Deprimente —le soy sincera mientras me quito mis deportivas.
—Tú lo que necesitas es entretenerte con otra cosa. ¿Por qué no llamas a mamá un rato y charlas con ella? —me pongo delante de ella para que no se descoyunte.
—Mañana. Hoy solo quiero estar tranquila y no contarle mis películas —ella ríe —¿Sabes? Me acabo de encontrar con Alicia —le cuento mientras me siento en la mesa frente a ella.
—¿Cuál? —mueve unos papeles de un montón a otro.
—Alicia González —le digo y al ver su cara de confusión prosigo —La que fue mi compañera de universidad antes de que ella se fuera a Valladolid y yo me comprara esto —Nati abre la boca y suelta un "ah" de comprensión.
—Esa morena que ligaba mucho —señala mirándome con el ceño fruncido.
—Sí, esa —río y pongo los ojos en blanco —Mañana quedé para cenar con ella y el resto —muerdo mi labio inferior.
—Pero eso es fantástico —me muestra una sonrisa amplia que me relaja —Así vuelves a ver a tu amor y te olvidas del otro —yo sonrío levemente.
—Me voy a dar una ducha —le aviso mientras me levanto.
—Okey —vuelve su vista a los apuntes —Preparé un par de sándwiches para cenar —me informa y yo asiento aunque no me mira.
Entro en mi habitación y cojo mi ropa interior y pijama. Desbloqueo el móvil y nada. No me mandó ni un mísero mensaje. No se preocupó por mi ni un instante.
Tiro el móvil en la cama y me voy al baño. Necesito despejarme y olvidarme por un momento de ese hombre.
Me deprendo de toda mi ropa y no espero ni siquiera que el agua se caliente. Puede que pesque un resfriado pero, la verdad, es que no es de vital importancia para mí ahora mismo.
—¿A dónde quieres ir? —me pregunta mientras tira de mi y hace que me siente en su regazo.
—¿Y tú? —cojo un mechón de su pelo y me pongo a jugar con él.
—¿Te parece si vamos a esa carrera de motos que hay en Zamora? —inquiere cogiendo mi dedo y dándole una leve mordida. Sus dientes provocaron que mis pelos se pongan de punta.
—¿No está algo lejos solo para pasar una tarde? —le miro a los ojos, esos ojos que me encantan.
—Tengo amigos allí. Podríamos quedarnos a pasar la noche. De seguro que no le importa—asegura.
—Mañana tenemos que trabajar —le recuerdo soltando una pequeña risa.
—Da igual. Digo que me surgió un problemita —le resta importancia.
—Eres un tonto —río —¿Y si se dan cuenta de que eres un mentiroso compulsivo? -—le toco la nariz y él la arruga.
—Se les pasará cuando vean que tengo una novia con problemas mentales —me insulta y yo le pego una colleja.
—Tú sí que tienes problemas mentales idiota —me cruzo de brazos.
—Sí —acepta —Me volví loco de amor por ti —roza nuestras narices.
—Eres un ñoño Manu. Estás perdiendo tu esencia —me burlo de él mientras sujeto ambos lados de su cara.
—Mi esencia se perdería si te perdiera a ti —junta nuestros labios y yo siento que muero de diabetes.
Aprieto los dientes con rabia y apoyo mi frente en la fría pared con azulejos.
—Todo era tan perfecto—susurro con lágrimas mezclándose con el agua de la ducha —Pero juro que borraré todos tus sueños de mis sueños. Un día olvidaré que yo fui tu fiel amante. Un día ya no habrá ni siquiera razones para odiarte.
Salgo de la ducha después de media hora con mi pijama puesto y veo a Natalia hablando por teléfono.
—Mamá, que está bien —la escucho bufar cansada —Que sí —me acerco a ella y me siento en el taburete de la cocina —Mañana dijo que te llamaba. Sí. Que sí. Adiós mamá. Te quiero —cuelga y deja su móvil sobre la encimera.
—¿Para qué le dices que estoy aquí si no quieres que te llame? —le pregunto apoyando mi cara en mi puño.
—Se me escapó al mediodía cuando hablaba con ella y no paró de llamarme toda la santa tarde desde ese momento —se queja y planta un sándwich vegetal frente a mí.
—¿Quieres una cerveza? —le pregunto mientras camino al frigorífico y cojo una para mí.
—¿Desde cuando te gusta?—escucho su voz curiosa.
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Recupérame
Teen FictionLaura y Manuel están enamorados. Muy enamorados. Llevan saliendo 3 años y piensan que es el momento ideal para dar un paso más en su relación. Pero algo cambia de un día para otro y la relación parece desgastarse. Manuel deja de prestarle atención...