CAPÍTULO 04

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Ya pasaban de las ocho de la mañana y como era de costumbre el kazajo arreglaba sus cosas para después dirigirse a la oficina con la intención de pasarse la mayor parte del día trabajando encerrado en aquella lujosa oficina, se podrá escuchar demasiado aburrido como rutinario pero a el se le hace una buena terapia para olvidarse un poco de sus problemas.

Tocaba con suavidad la puerta de su recamara pero al no tener respuesta alguna decidió entrar para toparse con una total oscuridad, sin hacer mucho ruido y con dificultad se abre paso en la recamara hasta llegar a la gran ventana y abrir las cortinas de un tono rojo intenso permitiendo que los rayos del sol iluminarán el lugar. Soltaba un leve suspiro al observar que toda la habitación estaba hecha un desastre, ropa botada por todas partes, platos de comida que el menor no tuvo la sutileza de dejar en la cocina entre más cosas. Todo este desorden lo podía esperar de un alfa pero de un omega era algo insólito, debido a que ellos se les enseña desde pequeños que deben ser ordenados para que ellos puedan hacer las labores domesticas y así mantener una casa limpia al tiempo de cuidar a los cachorros sin descuidar a su pareja. Se ve que Yurio no le importaba esas reglas que se han rígido durante siglos.

El kazajo tendría que llamar a su ama de llaves para que viniera a hacer limpieza después de meses de no hacerlo ya que como el siempre se encontraba en la oficina por horas no era raro que el departamento estuviese casi nuevo y impecable.

Pero dejando ese tema de lado, ahora que lo observaba con mas detenimiento se percató que ese pequeño omega era solo un adolescente que a una edad muy corta conoció lo que es la crueldad de este mundo. Fue violado por un sin fin de veces a manos de alfas y betas con la única finalidad de llenar de dinero a sus captores que gozaban de su sufrimiento. Una razón muy contundente para odiar a su especie.

Con un movimiento de cabeza intento deshacer de esos pensamientos y de nuevo con una expresión de seriedad se acercaba a la cama con la intención de levantarlo con movimientos ligeros.

- Yuri......... - hablaba el kazajo.

El rubio entre sueños fruncía el ceño para después voltearse y así darle la espalda.

- Yuri despierta.....

- Otros cinco minutos abuelo....... - respondía con un bostezo como si un niño se tratase antes de cubrirse la cabeza con la almohada y seguir durmiendo.

¿Acaso.......dijo abuelo? El rubio abría repentinamente los ojos al darse cuenta de lo que dijo. Es cuando todos sus recuerdos le vinieron de un sólo golpe a su cabeza. Su querido abuelo ya no estaba a su lado, que su identidad fue borrada después de que el fuese raptado para ser vendido un sin fin de veces por alfas desconocidos que abusaban de el de las peores maneras que se pudiera conocer. Ahora estaba ahí como una muñeca de plástico que solo sirve para brindar placer.

Tenia una gran necesidad de soltarse en llanto de tan solo recordarlo pero sabia que tenia que mantener la cordura y con gran esfuerzo trato de contener las lágrimas para después fijar su mirada a la persona que tenia frente a el. Ahora tenia mirada fría y sin expresión.

- ¿Que haces aquí? - mantenía la mirada fija en el.

- Vine a decirte que me voy a trabajar - el kazajo le respondía sin ninguna expresión en su cara.

MI LINDA MUÑEQUITA DEFECTUOSA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora