CAPITULO 12

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Pasaron un par de días más cuando por fin el médico dio de alta al omega sin olvidar los debidos cuidados pero ahí en fuera todo estaba bien.

El silencio invadía el trayecto de ambos chicos que se encontraban adentro del auto, desde que salieron del hospital no se han dicho palabra alguna.
El alfa conducía el auto mientras que el chico estaba en el asiento del copiloto con gafas y capucha puesta ya que debido a que el no dormía en el hospital con el pretexto de que los aparatos que medían su ritmo cardiaco no lo dejaban dormir, unas grandes ojeras hicieron aparición en sus ojos haciendo que su cara se viera demasiado demacrada. No quería que lo vieran en esas condiciones. 
Durante ese largo trayecto que el menor ya quería que acabara, llegaron a uno de los tantos cruces que hay en la ciudad hasta a un semáforo les daba la señal de que se detuvieran para dar el paso a los peatones.

- Bien perro, acabemos con esto de una vez - se retiraba la capucha de la sudadera y volteaba a ver al alfa - Gira a la derecha - indica.

Después de varias indicaciones que el alfa recibió por parte del omega llegaron a un lugar desconocido para el mayor. Habían llegado a uno de los distritos mas apartados de la ciudad, no era un lugar de clase alta ni baja, neutral seria la palabra perfecta para describirlo pero eso no quería decir que están exento de carencias. Las casas no eran tan grandes, algunas tenían las fachadas muy viejas y carentes de color, se podían ver como los niños jugando por las calles y como la gente caminaba por los alrededores.

Yurio no apartaba la mirada de aquella ventana, ya que los recuerdos le venían a la mente repentinamente algo que hace mucho tiempo no le pasaba. Pasando unos minutos al fin llegaron a su destino, una casa con la fachada de un color verde olivo muy llamativo para su opinión que hacia mucho contraste con las demás que tenia colores muy opacos, tiene un gran jardín en la parte frontal de la propiedad.

El omega fue el primero en bajar del vehículo para ser seguido por el alfa, dieron unos pasos mas hasta llegar a la entrada. Con nerviosismo tocaba el timbre y no tuvieron que esperar mucho ya que una mujer de una edad avanzada los recibía. 

La mujer al darse cuenta de la presencia del menor no pudo ocultar la sorpresa que le invadía, mostrándole una expresión de absoluta incredulidad.

- ¿Yurio eres tu? - preguntaba la mujer aun incrédula ante la presencia del chico, le tomaba las manos sin siquiera apartar la mirada de el.

El chico asentía confirmándole a la mujer, esta no pudo aguantar mas la necesidad y de un brinco salta hacia al menor rodeándolo con los brazos y hací darle un fuerte abrazo.

- No puedo creerlo que estés aquí....... - lo decía entre lágrimas mientras que su agarre era mas fuerte, pero sabia que tenia que soltarlo para pudiera respirar, ya que unos leves quejidos que se escuchaban cerca de sus oídos le advertían.

- Por favor pasa querido - se hacia a un lado para ambos pudieran pasar al interior de la casa - ¡Querido nuestro niño ha regresado! - la mujer gritaba eufórica a su marido haciéndole saber de la inesperada visita.

MI LINDA MUÑEQUITA DEFECTUOSA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora