Capítulo 4 - La misión

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Cuatro días habían pasado desde mi encuentro con Li en la escuela de música y por fin mis tan ansiadas clases darían inicio. Me sentía nerviosa... bueno... esa era una vil mentira, la verdad era que estaba aterrada. Había preparado un amplio repertorio de excusas y explicaciones para usarlas en caso de emergencia, sépase un encuentro directo con Li... solo esperaba que Dios se apiadara de mí y me mantuviera alejada de él, por lo menos de momento porque, si era sincera, no estaba preparara para enfrentarlo aún.

—Has suspirado un momento de veces en tan solo diez minutos.

Me encontraba con Tomoyo, tomando el almuerzo en nuestro árbol favorito. Un viejo cerezo que estaba alejado de casi todo y era mucho más tranquilo que la cafetería.

—¿Estás nerviosa?

—Un poco...

—Todo saldrá bien —me animó—. Trata de tantear el terreno primero. Aprovecha para estudiarlo.

—Hablas como si estuviera asechándolo —dije indignada.

—Algo parecido. —Y comenzó a carcajearse.

«Para que quiero enemigos si mi propia prima se burla de mí», pensé indignada.

—Debo agradecer que tus clases coinciden con las de Hitomi —dijo, metiendo un bocado de su almuerzo en su boca—. Así no tengo que esperarla hasta que finalice su clase.

—Nunca me dijiste que pidió a cambio de ayudarnos con nuestro asunto.

Ella puso un semblante serio. Fuera lo que fuera que Hitomi le hubiera pedido, no era bueno.

—En realidad... no sé qué pensar —dijo—. Cuando le explique el motivo por el cual necesitábamos de su ayuda, se emocionó. Demasiado para mi gusto. Me da miedo pensar que luego me pedirá hacer algo vergonzoso.

—A veces hablas de tu hermana como si fuera un demonio. Es solo una niña —dije riendo.

—¡Porque a veces es un demonio! —dijo—. Y lo peor es que mis padres se tragan su cara de ángel... pero volviendo al asunto. Dijo que iba a ser una excelente espía para averiguar todo sobre él. Lo único que pidió a cambio fue un helado al finalizar las clases de música. De verdad no sé si preocuparme o sentirme tranquila.

—Hitomi es una buena niña, aunque no quieras aceptarlo —le dije riendo y era cierto.

Yo adoraba a mi pequeña prima. Era linda y muy bien portada, o por lo menos lo era conmigo. Traviesa como toda niña, pero era muy dulce y alegre.

—Tranquila, Tomoyo —le dije—. Yo la llevare por esos helados cuando salgamos de clases.

El día pasó volando y cuando me di cuenta, la campana ya había sonado anunciando el final de las actividades escolares. Tomoyo le había informado a la profesora de música que llegaría media hora tarde a los ensayos ya que debía llevar a Hitomi a sus clases de piano y ella aceptó de buena manera. Después de todo, mi prima era la mejor cantante que tenía el coro.

Las hojas de los arboles mostraban el esplendor de la primavera y los arboles de cerezo estaban en flor. Cuando llegamos a la primaria donde estudiaba Hitomi, la vimos sentada esperando por nosotras.

—Llegan tarde —nos reclamó apenas nos vio.

—Lo sentimos, Hitomi —dije por ambas—, pero ya estamos aquí. Así que andando. —Y le ofrecí mi mano.

—Sí. La operación "Shaoran Li" da inicio el día de hoy —dijo apuntando hacia el frente con emoción.

A veces los niños dejaban que su imaginación los guiara y eso era gracioso y hermoso de ver.

—Hitomi, recuerda que el profesor Li no debe sospechar que lo estás investigando. Un buen espía no deja que su objetivo lo descubra —le dijo Tomoyo.

—Lo sé, hermana —dijo resoplando—. El profesor Li no se enterará de nada. Nadie puede sospechar de una dulce e inocente niña como yo —dijo poniendo una mirada súper tierna.

Era sorprendente. Hitomi no solo se parecía en físico a Tomoyo, también era condenadamente parecida en actitud y el hecho de poder hacer una expresión como esa para manipular a las personas, solo comprobaba mi teoría de que ella era una mini clon de Tomoyo.

«Li la tendrá difícil»

Así, las tres fuimos caminando hasta la escuela Luz de Luna, no quedaba muy lejos de la primaria. A pesar de que mis primas estaban hablando animadamente sobre la misión de Hitomi... yo estaba que me moría de los nervios.

«Tranquila, Sakura... Necesitas mantener la calma» me dije para infundirme valor... pero no funcionaba. Mis manos estaban temblando y para tratar de detenerlas, apreté con fuerza el aza de mi maletín.

Al llegar, la recepcionista nos recibió con una amable sonrisa y nos saludó con entusiasmo.

—Es un gusto verlas de nuevo.

—Igualmente —dijo Tomoyo por ambas—. Ella es mi hermana Hitomi, de quien le había hablado. Vengo a dejarla para su primera clase de piano.

Hitomi hacia una pequeña reverencia y la saludo educadamente.

—Bien, las clases finalizan a las cinco. Puede venir a buscarla a esa hora —indicó la joven.

—No se preocupe. Sakura se encargará de llevarla a casa. Ambas salen a la misma hora.

—Ahora que lo menciona —dijo la joven para girarse hacia mí—. Señorita Kinomoto, el profesor que se le había asignado renunció hace poco, por eso la atenderá la directora de la escuela, la señorita Kaho Mitsuki.

¡Oh Dios! Ahora si estaba en problemas. Si era la directora, era la que más sabía en esa escuela. Mis nervios se dispararon niveles inimaginables y comencé a temblar nuevamente.

—Es una excelente profesora —volvió a hablar la chica—. Le aseguro que le ira muy bien con ella y... ¡Oh! Allí viene.

Una hermosa mujer se dirigía hacia nosotras. Su cabello era de un color castaño rojizo y su piel era blanca como la nieve. Era una mujer realmente hermosa y su aura inspiraba confianza.

—Buenas tardes —saludo educadamente—. Mi nombre es Kaho Mitsuki y seré tu profesora de piano.

—Yo... buenas tardes —dije tartamudeando—. Soy Sakura Kinomoto. Espero no causarle molestias. —saludé e hice una reverencia algo exagerada.

«Que pena...» pensé sonrojada. Los nervios no me dejaban actuar bien. Necesitaba calmarme para no quedar mal.

La profesora rio un poco y luego fijo su mirada en mí. Sentí como... si pudiera leerme completamente con esa mirada y eso me hizo sentir intimidada.

—Tienes entusiasmo y eso es muy bueno —dijo—. Estoy segura de que aprenderás rápido. Ahora, vamos al salón, señorita Kinomoto. Es hora de comenzar. —Y comenzó a caminar hacia el interior.

Me giré hacia Tomoyo y Hitomi para despedirme de ellas y emprendí mi camino, siguiendo a la profesora. Respiré profundo y traté de calmarme... todo estaba saliendo bien y...

«Ouch»

Por andar distraída, había tropezado con una persona.

—Yo lo...

¡Oh rayos! No podía tener tan mala suerte. Entre todas las personas con las cuales podía chocar... ¿Por qué tenía que ser justo él? ¿Y ahora que podía hacer? ¿Saludarlo? ¡Nunca! Y menos cuando habíamos vuelto a chocar... ¿Huir? ¿Esconderme? ¿Fingir que nada había pasado? Levanté mi mirada hacia él y vi como fruncía el ceño ¡Estaba molesto! ¡De nuevo estaba molesto! Y hasta allí llegó mi valentía.


¡Hola chicos! Nueva actualización :) Espero que les guste el capítulo y nos leemos en el siguiente. Lo subiré el viernes.


Un beso para todos.

Seré la luz que te guíeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora