Capítulo 11 - Mis verdaderos sentimientos

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Los días siguientes me la pase tejiendo prácticamente sin parar. En el instituto lo hacia en los descansos y luego en casa llegaba a tejer. No podía hacerlo en la academia porque no tenia tiempo y tampoco podía arriesgarme a que alguien me preguntara acerca de esto y que él estuviera presente. No, no y no.

No había cumplido con mi cometido de terminar antes del domingo, pero por lo menos ya tenía los guantes listos y la mitad de la bufanda. Debía apresurarme si quería terminar a tiempo.

A medida que pasaba el tiempo, sentía una presión horrible, tanto así que en un arranque tomé mi reloj y lo saqué de mi habitación. Me dolían las manos, pero aun así no me detuve. Cuando por fin terminé, revisé la hora en mi celular y eran las dos de la madrugada. Todavía podía dormir un rato antes de ir al instituto.

Tomé la bufanda terminada y la observé, había quedado preciosa. La doblé con cuidado y la metí en la bolsa de regalo junto con los guantes.

«Por favor, Dios... que le guste mi regalo» pensé, abrazando la bolsa contra mi pecho, quedándome profundamente dormida.

Cuando volví a abrir los ojos, me senté en la cama extrañada. El día estaba muy claro y la alarma no había sonado aún. Tomé mi celular y al ver la hora, me horroricé.

—¡¿Las siete de la mañana?!

Salté de la cama corriendo hacia al baño, tomé una ducha rápida y luego me puse mi uniforme. Salí sin desayunar de casa, sin olvidar el regalo de Shaoran, por supuesto.

Solo quedaban cinco minutos para que iniciaran las clases cuando atravesé la reja. Cambié mis zapatos, corrí a toda velocidad por las escaleras y cuando llegué al salón... todos estaban muy relajados.

—El profesor llegará un poco tarde hoy —me explicó Tomoyo y el aire volvió a mis pulmones.

—¡Debiste avisarme! Pensé que me ganaría otro regaño del profesor de matemáticas —dije indignada.

—Tienes una cara de zombi horrible, Sakura —dijo Naoko, una de mis amigas—. ¿No has dormido bien?

—Mi primita no ha dormido mucho porque estaba haciendo un obsequio para alguien especial.

«Tomoyo... no le eches mas leña al fuego»

—¿De verdad? ¿Un nuevo novio, Sakura? Si volviste con el idiota de Ryuu te golpearé —dijo otra de nuestras amigas. Su nombre era Chiharu.

—No he vuelto con Ryuu —gruñí—. Pero mejor les cuento otro día chicas. Allí viene el profesor.

Y por primera vez podía decir que amaba a mi profesor de matemáticas.

Las clases transcurrían extremadamente lentas ¿Por qué cuando uno desea que llegue determinada hora del día el tiempo parece pasar con extrema lentitud? Lo único que quería era poder ver el rostro de Shaoran cuando recibiera mi obsequio. Me pasé todas las clases con cara de tonta imaginando todos los posibles escenarios, algunos agradables y otros no tanto... estaba demasiado nerviosa.

Seré la luz que te guíeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora