Capítulo 17 - Colores en mi vida

770 104 20
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La exuberante pelirroja no dejaba de parlotear y toda su concentración recaía en Shaoran ¡Era como si Hitomi y yo fuéramos fantasmas!

—¡Oiga! ¿Acaso no ve que está interrumpiendo una cita?

«Oh pequeña prima, no aclares que oscureces»

La mujer no se vio afectada por las palabras de Hitomi, más bien, la ignoró olímpicamente. Un resoplido cansino salió de la boca de Shaoran y, con calma, retiró su mano de la de ella, sin verse mal educado.

—Nunca pensé que la encontraría en Japón, señora Xu —dijo en tono impersonal.

—Estoy acompañando a mi esposo en un viaje de negocios —dijo fingiendo una risa suave... que más bien sonaba a la risa de una maldita hiena—, pero me escapé un rato. Las reuniones y comidas con sus socios son bastante aburridas.

—Bien por usted... —Shaoran se notaba incómodo y hasta molesto con su presencia.

—Aún me guardas rencor ¿Cierto? —dijo haciendo un puchero tan falso como mis ganas de estudiar matemáticas.

—Para guardarle rencor, debería ser usted importante para mí y no lo es —dijo Shaoran con sorna.

—Estaba pensando... ¿Qué te parece si damos una vuelta? Para recordar viejos momentos y limar las asperezas.

—No, gracias —respondió sin duda—. Además, estoy muy bien acompañado, como podrá ver.

La pelirroja desvió su mirada hacia nosotras y con una sonrisa desagradable, o por lo menos para mí lo era, le contestó.

—¿Desde cuándo te gustan las niñas?

¡¿Niña?! Esta mujer no sabía con quien se estaba metiendo.

—No creo que mis gustos sean de su incumbencia —dijo con una sonrisa cínica—. ¿Podría irse? Mi pequeña amiga ya se lo dijo hace rato, está interrumpiendo una cita.

Nunca... jamás había visto a Shaoran tan frío como lo era ahora con esa mujer, ni cuando me trataba mal a mí, y eso había ensombrecido el hecho de que hubiera aceptado ante ella que estábamos en una cita... aunque fuera una mentira para obligarla a retirarse. Su mirada estaba tan... llena de frustración y eso solo podía significar una cosa... esa mujer había herido su orgullo en el pasado.

Bien, podía haberme llamado niña o... incluso insultarme si lo hubiera deseado, pero al ver esa mirada en Shaoran mi sangre comenzó a hervir y en respuesta, mi cuerpo se movió por sí solo, levantándose y golpeando la mesa con fuerza al colocar las palmas de mis manos sobre ella. No la perdonaría, nunca lo haría. Pasé mi mano derecha por mi cabello y luego reí con el todo el cinismo del mundo.

«No sabes con quien te has metido, bruja»

—Esto es inaudito —dije, sintiendo como un frío desagradable calaba en lo profundo de mi cuerpo—. Busca salir con un hombre cuando su esposo está trabajando para que usted pueda darse todos los lujos y debo añadir que  el hombre en cuestión ya está acompañado ¿Qué clase de mujer es usted?

Seré la luz que te guíeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora