Capítulo 9 - Un paso más cerca

774 98 41
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ya no valía la pena seguir ocultándome. A pesar de que mi cuerpo estuviera temblando, entré en el salón.

—Lo siento mucho... —dije asustada—. Olvidé mi cuaderno... No quería interrumpir, ni espiar... De verdad, lo siento.

Él no dijo nada, solo se quedó allí, de pie al lado del piano ¿Qué podía hacer? ¿Qué debía decirle? Mis ojos descendieron hacia su mano herida y vi como bajaba un pequeño hilo de sangre. Me moví rápidamente hacia donde estaba el botiquín de primeros auxilios, tomé lo que necesitaba y volví a él. Me acerque cautelosa, pues no quería incomodarlo e intenté tomar su mano, pero la alejó de mí rabioso.

—¡No necesito de tu ayuda, ni la de nadie!

Apreté el maletín con fuerza y gruñí furiosa.

—¡Me importa en lo más mínimo si estas molesto, Shaoran!  ¡Tu mano esta lastimada y la curaré! ¡Fin del asunto! Siento gritarte, pero si no quieres que te cure, entonces te llevare al hospital. Tú decides.

Cuando recuperé la compostura, me di cuenta que le había sorprendido mi actitud y me sentí abochornada.

Intenté tomar su mano nuevamente y esta vez sí se dejó. Lo guíe hasta el banco del piano para sentarnos y comencé a revisar su herida. No me había equivocado, tenía los nudillos rotos.

«Hombres, todo lo tienen que resolver a golpes y luego uno se preocupa por las tonterías que hacen» pensaba molesta mientras curaba su mano.

—Siento haberte preocupado.

¡Oh rayos! Había pensado en voz alta.

Sentí que mis mejillas se calentaban a más no poder y por primera vez agradecí que él no pudiera verme.

—Pues... ¿Qué rayos estabas pensando? —dije, tratando de calmar los latidos de mi corazón—. Eres un músico... tus manos son importantes. Deberías pensar en eso antes de reaccionar impulsivamente, Shaoran.

—Ya van dos veces que me llamas por mi nombre hoy.

Y encima esto. Menos mal las cosas no podían empeorar... o eso esperaba... ¡Que pena!

—Lo... lo siento mucho. No me di cuenta... 

«¡Control, Sakura! ¡Control! Sigue tu propio consejo»

Shaoran comenzó a reírse y yo me sonrojé aún más... Las cosas sí que podían empeorar.

—No es lindo burlarse de una mujer —dije, inflando mis cachetes.

—Sí... tienes razón y lo siento—dijo, calmando su risa—. Pero cuando estás nerviosa siempre comienzas a tartamudear y se me hace gracioso.

Lo bueno era que ya no se veía molesto.

—Lo siento —dije resoplando.

—Hoy debo agradecerte por mejorar mi humor, así que te invito un helado.

Seré la luz que te guíeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora