Capítulo 7.

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No fue posible escuchar ni un ruido en el apartamento hasta que Lu Han despertó aproximadamente a las cuatro y media de la mañana, con la respiración un tanto agitada, los ojos llorosos, y el cuerpo temblando sin control. La pesadilla de siempre atormentaba su cabeza una vez más, cosa que no le sorprendía para nada, pero no por eso era menos desagradable.

Hizo todo lo posible por tranquilizarse un poco antes de levantarse de su cama y, tras colocar una manta alrededor de sus hombros, salir de su dormitorio en busca de Se Hun, enfrentándose a la oscuridad del pasillo que separaba las habitaciones. No quería molestar al otro chico, en verdad detestaba interrumpir su descanso, sin importar cuántas veces le había dicho que podía ir a buscarlo en cualquier momento si pasaba algo. Se Hun no tenía la culpa de que él no pudiera volver a dormir solo después de haber tenido un mal sueño... Sin embargo, Lu Han llegó hasta la puerta del contrario y la tocó un par de veces, prefiriendo guardar su vergüenza.

Más o menos dos minutos después, el castaño más alto dejó pasar a Lu Han, ya imaginando qué había sucedido. Ambos cabían sin problema en la cama de Se Hun, pero Lu Han tenía la costumbre de pegarse al cuerpo ajeno cada vez que dormían juntos. Por supuesto, aquello no era molestia alguna para Se Hun.

Acarició el cabello de Lu Han con suavidad y le preguntó si se encontraba bien, permitiéndole leer sus labios. El sordomudo asintió un par de veces, pero la tristeza en su mirada no parecía cambiar o desaparecer.

—¿Volviste a soñar con... ese día? —Se animó a hacer esa pregunta también.

Lo que recibió como respuesta por parte de Lu Han no fue más que otro leve movimiento de cabeza.

—Entiendo —soltó un suspiro, mirando al contrario con cierta preocupación durante varios momentos, sin saber realmente qué podía hacer por él—. Vamos a tratar de dormir ya, ¿está bien? —Besó su frente.

Se Hun rodeó el cuerpo del más bajo con sus brazos, dejando que el mismo descansara contra su pecho. No era la primera vez que dormían así, pero sí fue la primera vez que Se Hun pudo notar ciertas cosas, como lo cálido que era el cuerpo de su mejor amigo, lo tranquilo que se sentía cuando lo tenía cerca, lo lindo que era en verdad el rostro de Lu Han incluso cuando se veía cansado, lo mucho que su corazón se aceleraba...

—¿Qué está pasando? —Murmuró, intentando hacer a un lado todos esos pensamientos y esas sensaciones que lo estaban invadiendo—. Tal vez... sólo tengo sueño —quiso poner una excusa—. Sí, eso debe ser.

Lu Han logró tranquilizarse y se quedó dormido tras unos cuantos minutos, descansando cómodamente entre los brazos del más alto. No obstante, éste tuvo varias dificultades para cerrar los ojos otra vez y dejar su mente en blanco.

Una semana pasó rápidamente, dando inicio a la época de exámenes en la universidad. Algunos estudiantes preferían quedarse dentro de sus salones a la hora del almuerzo para repasar un poco, por lo que la cafetería no estaba tan llena como siempre. Se Hun decidió aprovechar eso para comer ahí con Lu Han, pero empezaba a arrepentirse, pues sentía la mirada de varias personas encima de ellos.

—Si quieren decir algo, simplemente deberían hacerlo —se quejó el castaño—. Más vale que no estén pensando en molestarte.

Lu Han colocó las puntas de sus dedos índice y medio debajo de sus ojos, con el resto de los dedos hacia abajo. Después, bajó toda la mano hasta su pecho, bajando a la vez los dos dedos que había tenido alzados.

—¿Lo dudas? —Preguntó algo sorprendido—. ¿Por qué dices eso? ¿Los conoces? —Su curiosidad aumentó—. Si es así, deberían acercarse y saludar, como mínimo.

Y como si hubieran alcanzado a escuchar sus palabras, pronto dos chicos se acercaron a la mesa. Lu Han no había alcanzado a responder que reconocía a Chan Yeol, pues llevaban varias clases juntos. No convivían la gran cosa, pero sabía que él no era una mala persona. A quien no conocía para nada era al otro chico que lo estaba acompañando.

—Hola —saludó Chan Yeol.

—¿Hola? —Se Hun alzó una ceja, pero al menos había respondido al saludo.

—Tú eres Se Hun, ¿verdad?

—Sí. ¿Quién eres tú?

—Soy Park Chan Yeol —contestó—. Lu Han y yo tenemos algunas clases juntos.

La expresión en el rostro de Se Hun cambió por completo al escuchar ese nombre. Volteó a ver a Lu Han, quien parecía feliz de ver ahí al joven más alto.

—¡Ah! Así que tú eres Chan Yeol —soltó una risa suave—. Lu Han me ha contado acerca de ti un par de veces, pero es la primera vez que te veo.

—También me ha contado acerca de ti... Bueno, escrito —le dijo—. Y mucho.

Lu Han se sonrojó un tanto cuando leyó los labios de Chan Yeol. ¡¿Cómo se le ocurría soltar eso como si nada?!

—¿Eh? ¿En serio?

No podía permitir que aquella conversación siguiera. ¡De ninguna manera! En un movimiento veloz, Lu Han alcanzó la manga del suéter de Chan Yeol y tiró un poco de la misma, llamando así su atención y señalando al chico que venía con él.

—Ah, quiero presentarles a alguien —de repente pareció recordar por qué había caminado hacia aquella mesa—. Este chico de aquí es Kyung Soo, es mi mejor amigo desde que tengo memoria. Nuestros amigos están sentados por allá —señaló hacia donde se encontraban Baek Hyun y Yi Xing conversando alegremente—. También me gustaría que los conocieran. De hecho, estábamos pensando en que sería agradable que comieran con nosotros. ¿Qué dicen?

—¿Por eso nos miraban tanto? —Cuestionó Se Hun.

—Te dije que se darían cuenta —murmuró Kyung Soo.

Una risa nerviosa escapó de los labios de Chan Yeol.

—Espero que no se hayan sentido incómodos...

—Algo —admitió Se Hun—. Pero está bien. Si Lu Han no tiene ningún problema con pasar la hora del almuerzo con ustedes, yo tampoco.

Lu Han sonrió y asintió un par de veces.

Continuará.

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¡Hola! Hoy fue mi tercer día en mi nuevo trabajo. Me gusta y todo, pero ya extrañaba estar por aquí, jaja.

Quería actualizar ayer, mas no tuve la oportunidad de hacerlo porque llegué "muerta" a mi casa y me quedé dormida sin querer.

¡En fin! Espero que les guste este nuevo capítulo. ¡Hasta luego!

Sin palabras [HUNHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora