Problems

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Abro los ojos. Todo lo que veo es blanco, y hay tanto que dudo entre si estoy en el cielo o no. Pero creo que no, por que huele a bacon... Espera, ¿Huele a bacon? Me levanto (en realidad me siento) de un salto, y al ver donde estoy, lo recuerdo todo. Estoy en la habitación de Ion. Me vienen a la memoria todos lo que nos ha pasado esta mañana. Cada minuto, cada segundo. Recuerdo su cara seria, sus besos por el cuello, los abrazos... Todo. Y me alegro más que nunca de haber hecho lo que he hecho. Me miro, y al ver que estoy desnuda, me tapo con la sábana blanca. Es todo tan perfecto que... Parece imposible. Me giro para darle un beso a Ion, y me encuentro con que ya no está a mi lado. Ya no puedo disfrutar de esos momentos totales de amor, esos momentos de felicidad y alegría. Asi que decido bajar al piso de abajo. Pero así no puedo ir, y no es plan de ponerme mi ropa, por que la mancho o la sudo y ¿que? Luego tengo que llevarla. Asi que me quito las sábanas de encima, bajo de la cama, voy al armario y lo abro. Casi todo lo que hay es de color negro, rojo y morado. Pero todo huele a Ion, asi que no me importa. Empiezo a buscar algo para ponerme, y mientras paso los dedos por cada una de las prendas, me doy cuenta aún más de cuanto lo amo. Hasta que topo con una camiseta. La camiseta más importante para mi. La camiseta con la que fue al concierto, la de Asking Alexandria. Me quedo parada mirandola. Y así, por lo tonta que soy, me pongo a llorar. Sí, asi, sin razón. Algunos me llamaran tonta, otros romanticona, otros dirán que soy una maldita sensible. Y bueno, sinceramente, soy de todo un poco. Pero pensar que mi primera vez haya sido con ese chaval incordiante que conocí en ese concierto... No se... Es... Perfecto. Me seco las lágrimas, y sigo buscando. Me llama la atención una camiseta blanca, así que voy a cogerla. La cogo, y le hecho un vistazo. No está mal, así que decido ponerme esa. Al ponermela, me doy cuenta de cuan grande es Ion, no solo de alto, si no que también es grande de hombros y espalda. Espero que no le importe que me la haya puesto. Me miro al espejo, y si, aunque vaya muy desarreglada, me parece que estoy más guapa que nunca. Quizá sea por lo que ha pasado hace nada. Bueno, que a que hora habrá pasado, ¿A las 8 y media, quizás? Y ahora, al mirar su reloj despertador, veo que son las 11 y cuarto. Las tripas me crujen del hambre. Cierro el armario, y decido mirar en uno de sus cajones de la mesilla blanca. Hay accesorios, colgantes, pulseras, algún que otro anillo... Y me fijo sobre todo en uno, Uno muy sencillo, de plata, liso. Lo voy a coger, pero justo, en ese momento, empieza a sonar música, acompañada de cantos que vienen del piso de abajo. Así que bajo. Abro la puerta de la habitación, y al bajar por las escaleras, me siento como una reina. Al llegar abajo, me doy cuenta de que la casa es más grande de lo que me imaginaba, y toda blanca, con cuadros, y muebles de madera. Al ver que hay dos pasillos, voy por el que más huele a bacon (sí, aunque parezca una muerta de hambre, es que la tengo.), asi que voy por la derecha. En el camino, veo un salón con una cristalera enorme, por la que se ve una gran piscina. El salón está repleto de cosas blancas y marrones, y algunas incluso azules. Pero sigo caminando, hasta que llego al lugar del que procede el olor y la música. Entonces, al asomarme, veo a Ion vestido con el pantalón de un pijama azul clarito, cantando, mientras fríe bacon. Me entran ganas de ir corriendo a abrazarle, pero me contengo al ver que se lo está pasando genial. Pero al verle haciendo un movimiento muy llamativo, se me escapa una risilla. Entonces, el se gira, y aún con la sonrisa en la cara, me mira. Entonces, viene hacia mi con el tenedor con el que está haciendo el bacon, me agarra de la cintura, me lleva hacia él, y me besa. Un beso largo, apasionado. Y lo único que se me ocurre ahora es aferrarme a él, y devolverle el beso. Y así, los dos amarrados, besandonos, en la cocina, parecemos un matrimonio. Aunque claro está, no es ese el caso. Pero a mi me da lo mismo. Le quiero, y mucho. Quizá demasiado. Cuando paramos, él me sigue abrazando, y me dice en un susurro:

- Buenos días, amor.

Y no se me ocurre otra cosa que darle un beso corto en la boca. Al parar, voy a la cadena de música, y miro que está escuchando. My chemical romance. Un disco entero. Me vuelvo a donde él y le veo que me mira con mucho cariño. En ese momento, lo único que desearía, es volver a tenerlo en mis brazos, y decirle que volvamos a la cama, juntos, y asi para siempre. Pero es imposible. Asi que miro la mesa que hay al lado mío, y veo que hay dos vasos con zumo, dos tazas con ¿cafe?, no parece haberse quedado con lo que vio el primer día que quedamos, cuando fuimos a desayunar, y vio que yo pedí un cola-cao. Pero bueno, da lo mismo.También hay croissants, tostadas, fruta, y Ion está haciendo huevos fritos y beicon. Está claro que quiere mimarme mucho. Y eso me gusta.

Tu... yo... NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora