10. ¿Misión cumplida?

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El trabajo que Eros tenía que hacer ya estaba hecho, y en menos de una semana. Sin embargo lo que a Christopher le inquietó fue el gran apego y agrado que causó el pequeñín en los supuestos suegros.

—Quiero que lo traigas a la compañía —ordenó el mayor con seriedad tomando las manos de su hijo sobre el escritorio expresó por segunda vez:

“—Aprovecha este noviazgo para aprender algo del chico, y que no se te olvide traerlo mañana”.

Christopher solo pudo divisar una sonrisa incómoda ante la conversación que había tenido con su padre, a pesar de que el presidente Nolan es de mente abierta, su único hijo jamás pensó que podría ser tan amigable, con alguien con quien apenas conoció hace unas pocas horas. El ojigris se dedicó a caminar por los pasillos de la empresa, y en su mente abundó el mismo recurrente pensamiento sobre Eros y el mayor se encontraba con dos opciones:

Uno: Contarle a Eros lo sucedido sobre el compromiso, y dejarlo ir.

Dos: No contarle ni una sola sílaba al menor, y continuar reteniendo su frágil cuerpo junto a él.

Aunque la primera posibilidad era la más lógica y sensata, él como don juan al fin, tomó la segunda como un escape para saciar sus deseos y conquistar al conejito. Dos pájaros de un tiro.

Por otro lado el rubio se concentró en realizar los quehaceres domésticos en su nuevo terreno. Después se quedó exhausto y recostado en el sofá, hasta que el olor de la comida inundó sus fosas nasales, provocando así una respuesta rápida antes de terminar profundamente dormido.

Al despertar de su larga siesta encontró a un Chris con delantal preparando la cena. Ni siquiera se había bañado ya que aún vestía el traje de la mañana.

El ojigris muy empeñado en pelar unas papas no se percató de que Eros lo estuvo observando todo el trayecto, como si fuera parte de una exposición abstracta. El pequeño joven quería hablar, pero verlo mostrar una extraña fascinación al pelar unos simples víveres, distrajo al, según su criterio, “hetero corazón”.

Bueno al cansar sus ojos de observar una cena en la que no veía ningún avance, quiso ayudar a su nuevo compañero para que ambos no terminaran en llamas (si, literal en llamas) porque el concepto de cocina en Chris no era uno de sus puntos fuertes, al menos no el más importante; sabía hacer algunos platillos simples y darles un toque especial a lo que preparaba, pero nada que cualquier persona común que no sea capaz de crear.

Dicho esto, el rubio sacó a Chris de la cocina a patadas (específicamente le propició una nalgada) que el ojigris interpretó como coqueteo, aunque obviamente en aquel instante ese no era el caso.

Quizás al principio no estaba tan mal lo que estaba preparando Chris, pero al parecer solo era una carne que ya estaba sazonada y estaba hirviendo desde hace un buen tiempo ya que sus jugos eran los únicos que estaban presentes, y al parecer el agua se había evaporado.

Eros corto las papas en trozos más pequeños y los puso a hervir, mientras las papas y demás ingredientes estaban en medio de la cocción, él se puso a preparar una ensalada con tomates y pepinos. Luego de aquello la cena estaba lista, Chris distraído con la manera de cocinar del rubio que aun vagaba en su memoria y su acompañante por el contrario, concentrado en servir la cena y comerla.

—¿Tanto apetito tienes? —preguntó un Chris algo asombrado con la manera en que este devoraba los platos.

—Tienes algún problema con eso. No he comido desde el desayuno. Tu casa era un asco. ¿No tienes una ama de llaves o alguien que limpie y haga tus comidas —Respondió sin dejar de morder la carne. —¡Así que no me mires así y come! —exclamó luego de haber tragado su alimento.

Los ojos de Chris eran una curiosa mezcla de, asombro, fascinación y deseos morbosos hacia el menor. Luego de ese intercambio de oraciones, el par se dispuso... Bueno el rubio lavo los platos, para ir al sofá y tirarle un trapo mojado en la cara a su contratista...

—¡Acaso estas demente!

—¡No lo estoy! Gracias por la comida, y por favor no entres a mi habitación sin mi permiso —gritó algo enfadado, ¿La razón? Chris había buscado entre los calzoncillos del chico uno de los cargadores para su teléfono.

¿Porque estaba ahí?
Chris no es muy ordenado que digamos, bueno es algo olvidadizo.

Mientras cierto individuo se encontraba en una encrucijada, por no saber lo que había hecho mal; el otro se ocupó de darse un baño, sin antes de asegurarse de que la puerta del aposento y del baño estuvieran bien cerradas...

A merced de la noche, dos hombres, un gran apartamento y unos incontrolables deseos sexuales por parte de uno de ellos; fue el preámbulo de la tragedia...

Soy gay por tu culpaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora