Estaban a punto de dar las una, Elis aún no llegaba a la mesa del par, y el silencio que les rodeaba a los dos, era realmente incómodo y desalentador. Si era claro que los dos poseían secretos, pero ¿De donde vino esa actitud descarada y mal entonada por Christopher? Era claro que algo le había pasado ¿porque no trato de actuar como siempre y dejarlo pasar?
Él lo esta empezamdo a querer.
Si. Es cierto que Chris se sintió atraído por la singular y andrógina apariencia de Eros, sin embargo esa forma de expresarse y esa manera de defenderse y sobrevivir, a la edad de sus veintes, fue lo que realmente lo incito a seguirlo la primera noche, y aunque su propuesta descabellada para contrartarlo y atraerlo a él no fueron las mejores opciones, él se arriesgo y ahora en su mente no sabe que hacer. Esta perdido. Y esa mirada que evoca al mirar la figura de Eros, tan nostálgica, tan inocente a veces confunde al menor, aunque esa clase de acciones no son frecuentes en el moreno de vez en cuando se hacen presentes y son inevitables porque su mente y cuerpo están en un punto que casi estan por romperse.
—No estas obligado a decirme nada. Solo estoy curioso, no es importante que me cuentes tu vida personal. Solo dime lo que necesito saber y hacer, para terminar de una vez y por todas este acuerdo.
—No es lo que piensas Eros, yo... —Enunció. —Olvídalo mejor vamos a esperar que la comida este lista. Te aseguró que son los mejores platillos, después de los tuyos claro —bromeó un poco tratando de despejar su abrumada mente, congestionada por una gripe que lleva años sin curar.
—Bien. Dejemos este silencio, ya me empezaba a perturbar. —comentó rozando sus brazos a modo de apaciguar un frío que solo el sintió —Además, mis platillos son los mejores, ya veras cuando haga un pollo a la crema o unas empanadas o quizás un postre frío —alardeó de sí mismo el joven cruzado de brazos.
—Pequeños aquí les traigo su almuerzo, espero que lo disfruten —entonó la señora junto a la bandeja con la comida lista.
Ambos agradecieron a sería que, según dos después los dejó para que pudieran almorzar. Gracias a las antiguas aclaraciones por parte del menor, un poco de la presión que había se esfumó, pero en la mente de Christopher aún estaba presente el hecho de que su pasado desagradable podría arruinar sus planes de enamorar al menor y aún peor arruinar el apellido Nolan, y todo el esfuerzo de su padre para crear su imperio, irse por el retrete.
—Soy consciente de las cosas, aunque crees que soy un acosador... Yo...
—¿Qué ibas a decir? Puedes ser irritante a veces pero no creo que seas una mala persona, si eres idiota, presumido y algo perverso pero no somos perfectos y de eso estoy más que claro —declaró Eros al tomar una breve pausa en la degustación.
Chris de quedó pensativo, no quería, se negaba a su mismo expresar aquello que sintió de joven, quizás por miedo o simplemente ser precavido ante sus secretos, pero, por una u otra razón, él deseaba abrirse con el ojos verdes, ya tenían unas semanas juntos y se entendían, y Chris comenzaba a quererlo, aunque ese sentimiento fuera individual...
«¿Cómo le cuento? ¿Le parecerá algo infantil? —pensó el ojos grises, en los que daba pequeños sorbos a su sopa.
—... ¿Me estas escuchando?
—¿Eh? ¿Qué estabas diciendo repitelo otra vez? —preguntó el moreno algo confuso volviendo a tierra firme.
—Te estaba comentando sobre el departamento de informática, deberías contratar más gente que este capacitada, y así crear diferentes usuarios para la empresa para que los negocios sean más rápidosny menos tediosos. También sería bueno crear una base de datos de nuestros clientes, para que a la hora de hacer alguna transacción sea más manejable y eficiente —Discurso Eros.
—Tenemos una base de datos solida, además en los de contabilidad aun están los archivos de los clientes que hemos atendido ¿Para que molstatae con esos cerebritos y gastar más dinero en cosas que ya tenemos? —refutó el mayor aun con saciando su apetito.
—¡Porque hace s las cosas más fáciles para el personal y se trabaja y se ahorrar más tiempo!
—Buen punto —respondió con desgana.
—¡Ya hazme caso y deja esa sopa en paz!
—Eros no te alteres, no ves que estas causando un alboroto, mejor hablemos de esto en la oficina o en la casa —habló el mayor apaciguando el agotamiento del ojos verdes, que se concentró en terminar su guiso con papas.
Luego de haber salido del restaurante, fueron por caminos separados ¿la razón? Christopher no quería escuchar una y otra vez el mismo monólogo sobre la compañia y menos de la boca de su conejito, ya que estaba harto de los largos y tediosos discursos que empleaba su padre y ahora sumado a eso Eros queriendo hacer lo mismo, era algo exasperante.