Recuerdo.

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Taylor me miro, una sonrisa picara se dibujo en su rostro. Nos hundimos en un beso húmedo, apasionado. Chocábamos nuestras lenguas con desesperación. Le saqué el brasier, llevando mis manos hacia sus senos, mientras ella sobaba mi miembro. Me dolía el pene de lo duro que lo tenía. Tenía un perfume dulce, pude sentirlo en su cuello. Comencé a besarla en el cuello y ella dejo caer su cabeza hacia un costado, sentándose ahorcajada sobre mí. Se movía de atrás hacia adelante, refregándose sobre mi tieso miembro, aún con ropa interior. Mis besos húmedos descendieron hasta uno de sus senos, y comencé a lamerlo y a morderlo. Escuchaba gemidos de su parte, y dirigí mi mano hasta dentro de su ropa interior. Tanteando con suavidad, buscando su punto de placer. Cuando lo encontré comencé a rozar mi dedo en él, e introduje otro en ella. Comenzó a moverse sobre mi mano, gimiendo de placer. Se detuvo, y sacó mi mano de su interior, y comenzó a darme lengüetazos por todo mi torso bajando lentamente, hasta llegar a mi pelvis. Con una mano me bajo el bóxer y con la otra sujeto mi longitud, empezando a subir y bajar, lentamente, haciéndome sentir espasmos de placer. Paso su lengua por la punta, y le sujete la cabeza, intentando hacer que se la metería en la boca. Se rio por lo bajo, por mi desesperación. Le sonreí de vuelta, comencé a acariciar su cabello rubio, que sujetaba entre mis dedos. Bajo su mano hasta mis testículos tocándolos y deje mi cabeza caer hacia atrás. Sentí la humedad de su boca envolver mi pene. Subía y bajaba, y me moría de placer, empecé a acelerar el ritmo, intentando no presionar demasiado. Lo cierto era que me encantaría intentar ir hasta el fondo de su garganta. Volví mi vista hacia abajo, no podía ver su cara, solo su cabello rubio, largo y ondulado. Cerré mis ojos levantando mi pelvis para profundizar en su boca. Escuché una arcada. Y miré nuevamente hacia abajo, su cabello comenzó a volverse oscuro. Fruncí mi ceño, ella continuaba, pero... Su pelo se había vuelto negro, y había perdido por completo sus ondas. A pesar de sentirme extrañado y querer salir picándomelas de ahí, mi cuerpo no respondió, y seguí en la misma posición. Ella me miró, sacando mi miembro de su boca, y sus ojos celestes ya no estaban, eran negros. Se subió hasta mi rostro y comenzó a besarme, posicionándose para sentarse encima de mí, lo hizo y sujeto mi pene y se penetro con él. Por un segundo solo sentí placer absoluto, se me nublaba la vista con sus rudos movimientos, me estaba cabalgando a lo bestia. Me dejó de importar su extraño y repentino cambio físico. Me abrazó, ocultando su cabeza en mi cuello. Comenzamos a sudar, me sentía totalmente fuera de mí, ya casi acababa. Nuestros gemidos se adueñaban de la habitación. La sujeté de la cintura sosteniéndosela cuando comencé a penetrarla con más fuerza, con más profundidad, de manera bestial.

-Aaaaahhh... – La escuché gritar, sin embargo, seguí buscando más profundidad. –Tom, duelee...

De repente frené. Extrañado al oír la voz de mi hermano en la habitación. Mis ojos se pasearon por la habitación desconocida... ¿Dónde estaba? Había velas por todos lados, y no había ventanas. Me percate de que no tenía idea de donde estaba. Taylor comenzó a moverse otra vez, pero sus gemidos dejaron de ser agudos... Comenzaron a ser roncos... su voz... ¿Qué estaba pasando?

Agarre su cabello, ahora negro, tirando de este hacia atrás, para verle el rostro.

Me encontré con el rostro de Bill. Con sus ojos maquillados, y una cara de placer que nunca le había visto en la vida. Sus cejas se arqueaban hacia arriba, y una gota de sudor le descendía por la mejilla.

Me quise alejar, pero mi cuerpo no respondía. Es más, mi cuerpo no me respondía, se seguía moviendo con vida propia. Seguíamos teniendo sexo. Bill gritaba de placer, y yo... también.

-...Tom... – Me susurro en el oído, para luego lamerlo.

....

...

¿Did you still remember me?Where stories live. Discover now