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By Bill.

Abrí mis ojos por culpa del sol que me daba en la cara. Radiante, molesto. Maldecí por lo bajo y volví a cerrar mis ojos. No quería levantarme, no quería seguir en esta porquería de vida. Ese murmullo... abrí mis ojos, relamiendo mis labios, debía de pensarme una excusa para Franco. Me había ido de su desfile sin avisar. Los nervios aparecieron, dios, ¿Se enojaría? ¿Y si perdía un cliente de papá? Papá me mataría...

Me levanté, y me vestí con un jean y una remera, sin pensármelo mucho, hoy no tenía ánimos de nada. Me cepillé los dientes y me puse perfume, salí de la habitación de huéspedes y luego de pasar el enorme y largo pasillo repleto de fotos, llegué al living.

Romee estaba fumando un porro, viendo en la Tablet, fotos del desfile, pasaba y pasaba las fotos con su dedo, tranquila, sin notar mi presencia.

-El estúpido de tu toyboy se fue de mi show. ¿Lo crucificamos? ¿Llamo al sicario?

-Por favor...

-¿Qué? ¿No querés eso? ¿Contrato una macumbera? ¿Qué, no te importa qué se halla ido así sin decirte nada? Por qué a mi si, such an asshole, ósea, pendejo, my show era la cosa más importante de todas, ¿Qué pudo haber sido más importante? O sea, helloooooo, estúpido. –Bueno, al menos alguien más se había ido además de mí, eso lo tenía a mi favor ¿Verdad? – Ah, y por cierto, qué no te halla llamado todavía, baja puntos, y no creo que pueda sumar nada si no te llama para el medio día. You deserve better my girl, o sea, qué le pasa, ¿Me imagino qué ya estás pensando un discurso para mandarlo a la mierda, true?

La voz de Franco se oía nítida, cómo si estuviera justo al frente mío, pero no estaba en la sala, observé el segundo piso, y le vi, arriba, con su celular, tampoco se había percatado de mi presencia.

-Yo qué se...Franco no seas tan histérico, a con razón no tenes chongo, diosss. – Sus ojos se pusieron en mi, esbozó una gran sonrisa al verme, y se estiró sobre su lugar, dejando la Tablet a su lado. – ¡Billllll! ¿Cómo dormiste? – Le dediqué una de mis sonrisas más falsas, había dormido mal, me sentía mal, quería irme cuanto antes de este país horrendo para nunca más volver. Pero no podía decirle eso, para ellos, este debía ser el mejor viaje del mundo.

-Muy bien, la verdad. Todo está perfecto. – Me senté a su lado, y Romee volvió a tomar su Tablet, pasando foto por foto, riéndose de ellas.

-¡Jaaaaaaaaa, mirá este tipo! ¡¿Puede ser alguien más feo qué él?! ¿Cómo no se suicida? ¡JAAAA! – Reía y se convulsionaba hacia adelante, burlándose del rostro del señor. Romee me parecía una persona única, a pesar de ser sumamente cruel, y los días que había estado acá, noté que solía reírse mucho de la gente, y ser bastante basura con la gente que no conocía, era muy graciosa, era imposible no reírse de los comentarios basura que hacía sobre la gente.

Sonreí.

Hacía una semana que estaba en este país, por trabajo, mi padre financiaba el desfile de Franco, su temporada de otoño/invierno. Y cómo había ascendido en el rubro, tuve que venir a representarle, y firmar papeles. La verdad, ser empresario de esta manera era muy aburrido, hacía actos de presencia, y firmaba cheques, supervisaba gente, más de lo más aburrido de la vida empresarial. No tenía ningún título, mis saberes eran cero, no entendía ni la mitad de las cosas por lo que simplemente mi padre hacia uso de mi apellido, y mentía sobre mis estudios para que me tomaran enserio, realmente no le quedaba otra, mi única especialidad eran las drogas. ¿Triste, verdad? Era un Kaulitz, tenía ese beneficio. ¿Quién no confiaría en ese apellido? Así nomás, mi padre me fue metiendo en el negocio, introduciéndome cómo su hijo recién recibido, mejor promedio, genio de la matemática y no se qué cantidad de mentiras más se andaba diciendo por ahí. La verdad era qué no tenía ningún titulo universitario y mi única especialidad eran las drogas. Las drogas duras para exactos. En ello, era un puto experto.

¿Did you still remember me?Where stories live. Discover now