-7-

249 26 19
                                    

Toqué timbre, y la puerta no tardó ni cinco segundos en abrirse. Me sorprendí de ver su pelada tatuada por completo, lleno de símbolos tribales o algo así.

-¡¿Bill?! – Dijo totalmente deslumbrado de verme, cuando el cigarrillo se cayó de sus manos. Su cejas se relajaron y sos ojos se abrieron cómo platos. Levantó sus brazos y me abrazó levantándome por el aire. Me moví incomodo y me solté. Sonreí.

-Hola...

-¡¿Dónde mierda estuviste todo este tiempo chiquillo travieso?! Te creíamos muerto... desaparecido... o... si, bueno, más que nada muerto. – Mi amigo Rick se corrió de la puerta, dejándome espacio para pasar, cuando estaba dentro, cerró la puerta de un portazo. Una música fuerte y el resonar de unas ligeras voces hablar se escuchaban a lo lejos. De seguro Rick estaba con amigos, o algo por el estilo, Taylor y él nunca tenían la casa vacía, siempre tenían gente de visita. Sonreí. Extrañaba a Taylor de una manera horrorosa.

Seguí a mi pelado amigo hasta el living, donde había mucha gente que no conocía, observé bien los rostros de esas personas, bien, para mi suerte no conocía a nadie. Todos hablaban encismados en su conversación. Bajé la mirada, bueno, por lo menos no sería un bicho raro. Todas las personas de la habitación estaban llenas de tatuajes, piercings, cortes extraños, pelos de colores. Eran unos bichos raros, cómo yo.

-¿Qué te cuentas chiquitín? ¿Dónde haz estado todo este tiempo? ¿Y este look? – Dijo alborotándome todo el cabello con su mano. – ¿Dejaste de ser marica o qué onda?

-Estuve viajando... –Mentí. – Estuve bien... – Otra mentira. Mentiritas piadosas, no le hacían mal a nadie. Odiaba mentir, pero luego de que me volví un adicto, no hubo otra cosa que no saliera por mi boca. Revisé rostro por rostro a cada uno de los presentes allí, fruncí mi ceño al no ver a Taylor por ningún lado. – Oye Rick... ¿Taylor donde está? – Pregunté, y cuando mencioné su nombre varias personas del grupo dejaron de hablar, viéndome de forma seria, otras un tanto incomodas, varios de ellos voltearon a verme con una mirada... ¿Qué era ese rostro de desolación y porqué me observaban de esa forma?

-Mierda... había olvidado por completo que tu... que no sabes nada... – Fruncí mi ceño y me giré para verle a los ojos.

-¿Saber qué?

-Bill... Taylor...

-¡¿Taylor qué?! – Dije, un tanto medio hitérico por ser él único idiota en ese lugar por no saber eso que iba decirme.

-Murió.

...

...

Taylor...

...

...

-¿Qué? – Dije incrédulo, sonreí, era una broma, debía ser una broma. Volví a recorrer con mis ojos los rostros de las personas allí, todos me miraban con lastima, con pena. No, esto no podía ser verdad. Taylor era buena, ella... Mi boca comenzó a salivar, y mi pecho a molestar. Pestañee repetidas veces, estaba comenzado a hiperventilarme. Observé los ojos de mi pelado amigo, buscando en ellos algo que me indicara que todo era un broma pesada. No había rastro de diversión en ellos. En sus ojos sólo había... tristeza.

Era verdad... pero ella... ¡No podía ser verdad!

-Murió de sobredosis el año pasado...

...

Taylor...

...

Mi cuerpo comenzó a temblar, y mis brazos a picar, quería pincharme, necesitaba hacerlo, pero no podía hacerlo en frente de todas estas personas desconocidas, tragué saliva, sintiendo de pronto mi garganta muy seca, me faltaba algo. Pestañee varias veces tratando de regularizar mi respiración.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Oct 11, 2018 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

¿Did you still remember me?Where stories live. Discover now