Recuerdo.

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-¡EH! – El brazo de Georg me detuvo la marcha, y quise romperle la cara por interrumpirme el paso.

-¡¿Qué?!

-Eyyyy, relájate que yo no te hice nada. – Gritó por sobre la música poniendo frente a mi. –¿Lo perdiste?

-¿Estaría corriendo como un enfermo desquiciado si supiera dónde está?

-Pufffffff, bueno hombre, vos relax, ya vamos a encontrarlo.

-Huyó de mi Georg, nunca va a querer hablarme otra vez, de seguro ya se fue de la fiesta. – Mi frente comenzó a sentirse pesada de repente, y mi pecho molestaba demasiado.

-Hombre, son hermanos, que tanto se puede enojar contigo. Seguro ahora parece todo muy terrible, pero los hermanos se perdonan todo. Además, ¿Qué cosa tan horrible podés haberle hecho para que no quiera hablarte?

Mi amigo sonreía en modo positivo con respecto al tema. Pero él no tenía ni puta idea de nada. Era un estúpido si pensaba que mi hermano me podía llegar a perdonar alguna vez semejante atrocidad. Me di la vuelta, mirando a mi alrededor por entre toda la gente, y era imposible, nadie se estaba quieto y no podía asegurarme de si realmente ya había pasado por este lugar, no tenía nada para ponerme de referencia. Si yo me estaba moviendo y él se estaba moviendo, nunca iba a encontrarlo. Necesitaba hablarle, necesitaba pedirle perdón por arruinar su vida, por ser... un enfermo...

-Bueno, yo voy a la izquierda, y vos anda a los baños.

-¿Baños? – La mano de Georg, señalo detrás de mi, un pasillo debajo de el aro de básquet, donde había dos puertas. Los baños... no se me había ocurrido buscar allí. De todas maneras, me sentía totalmente desesperanzado. Era obvio que se había ido de aquí, es más, algo en mi interior me decía se que había ido del país. –¿Y si nos vamos? Es obvio que no está acá, estamos buscándolo hace como dos horas contadas de reloj. Ya fue, es obvio que se fue.

-¿Ya pasaron dos horas?

-Si, dentro de poco va amanecer.

-Bueno pero revisemos unos minutos más y luego nos vamos ¿Si? – Asentí.

Georg se dirigió hacia la izquierda, donde había una puerta que daba a dios sabia donde, que él se encargara de ese lugar, yo por mi parte me dirigí a los baños. Por obviedad entre a los baños masculinos, ya que si Bill se estaba ocultando de mi no creía que lo hiciera en el baño de damas, cualquier mujer que lo viera ahí escondido, lo echaría a patadas.

Entré al baño de hombres y para mi sorpresa, no había nadie. Ni una mosca.

La soledad que inundaba el lugar era... rara.

Luego de revisar dos cubículos de mala gana, me resigné. Bufé de mala gana totalmente resignado. No estaba allí. Era obvio, qué mierda esperaba. ¿Encontrarlo como si nada en el baño? ¿Así tan fácil?

Me dio sed, asique abrí el grifo del lavamanos para beber agua de la canilla, pero nada salió de ahí. Mi cerebro conectó cables y...Touché, no había agua en estos baños. A con razón, de seguro no estaban habilitados, y ese era el porqué de la ausencia de seres humanos en este baño qué era tan grande. Suspiré cansinamente, observé a la nada misma, a punto de gritar. ¡Estaba harto de esta situación de mierda! ¿Cómo se soluciona todo esto? ¡¿Qué mierda debía hacer? Me reposé en el lavamanos, casi sentándome sobre él y saqué el celular para marcarle a Georg, para hacerle saber que no había tenido éxito. Desvié mi mirada por un segundo hacia el final del pasillo, repleto de cubículos, quizá debía caminar hasta... na, no había nadie allí. Este baño estaba desolado. Aún así, guardé mi celular y me encaminé. Tenía la extraña sensación de que no estaba solo. Al sexto cubículo que revisé me aburrí, y miré al suelo, totalmente frustrado. Todo esto era una mierda, mi vida era una mierda, yo era una mierda. Puffffff, resoplé y suspiré cansinamente, me quería pegar un puto tiro en la cien. Observé con detenimiento el suelo, que tenía baldosas negras y azules, y fijé mi mirada en una baldosa en específico, la negra, si, esa que se encontraba... ¿Vomitada? La baldosa bajo mis pies color negro tenía una mancha de vomito. Mis ojos siguieron el rastro de vomito hasta llegar a un cubículo cerrado, y ...pude ver un dedo salir por debajo de la puerta.

¿Did you still remember me?Where stories live. Discover now