CAPÍTULO 12:

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—Así que calzaslargas —dice mi amiga soltando una carcajada.

—¿Enserio? Te cuento todo lo que me pasó ayer y tú solo te quedas con eso.

—Es que eso es lo más interesante, no quiero malgastar ni un segundo de mi vida hablando sobre el estúpido que te hizo la entrevista, no es más que un viejo anticuado que no sabe nada de la vida, o con el engreído que te presente para la "cita", que, por cierto, en eso me tengo que disculpar yo, fue mi culpa presentarte a alguien como él, tu mereces mucho más —dice un poco culpable por haberme presentado a Asier.

—No pasa nada, gracias a Asier he podido ver que no todas las personas son igual.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Bruno, por ejemplo, fue simpático y agradable conmigo y eso que no me conocía de nada —confesé con una sonrisa al recordarlo.

—¿Bruno? ¿Quién es ese? ¿Es el segundo nombre de Moon?

—No —dije y empecé a explicarle todo.

—Que pillina, eso no me lo habías contado, así que ahora tienes a Moon y a Bruno.

—No tengo a ninguno de los dos, primero porque no me interesan y segundo porque no los voy a volver a ver en mi vida —digo sincera—. Ahora me voy al baño que tengo que ducharme, me extraña que no me hayas dicho nada de mi olor, esta mañana cuando me he despertado he ido a correr y ahora necesito una buena ducha, estoy toda sudada.

—Ya decía yo que olía un poco raro —confiesa riendo—. Mar me gusta verte así de animada.

—Lo necesitaba, hoy después de tres meses por fin me siento mejor.

—Me alegro mi niña, ahora vete a ducharte que apestas —bromea alegre.

Llevo 15 minutos duchándome y oigo un timbre, la verdad es que no sé quién puede ser, pero estoy segura de que no viene a buscarme a mí, porque a qui no conozco a nadie.

—¡Mar! —oigo que grita Carol —, alguien ha venido a verte.

¿He escuchado bien? ¿Acaba de decir que han venido a verme a mí? Yo no conozco a nadie aquí y nadie sabe mi dirección, tiene que ser un error, pero voy a salir a comprobarlo. 

Voy a mi habitación y cojo lo primero que encuentro que es una camiseta de manga corta muy ancha, me viene hasta las rodillas, así que decido salir así, total es como un vestido y aparte seguro que se han equivocado.

Al salir de la habitación me quedo mirando la entrada y me fijo en la persona que está parada allí, está hablando animadamente con Carol, y no sé por qué, pero yo estoy estática, no me puedo mover, lo único que hago es mirarlo fijamente

¿Qué hace él aquí?

¿Cómo sabe dónde vivo?

Antes de poder responder a mis preguntas, él se da cuenta de que me encuentro observándolo y su mirada se clava directamente en mis ojos, y es cuando me fijo en sus ojos marrones, en esos ojos que él tanto odia, pero que a mí me parecen los más intensos y expresivos que he visto.

—Hola calzaslargas —suelta de repente Moon.

—¿Pero qué mierda? ¿Qué haces aquí? ¿Me has seguido?

—Bueno, yo me voy que tengo una...una reunión, adiós. —Quiero decirle que no me deje sola, pero ya es muy tarde, ya ha salido por la puerta y sé que lo ha hecho apropósito.

—Bueno ¿Cómo sabías dónde vivo? —Le vuelvo a preguntar.

—Ayer cuando te di un beso en la mejilla, me quedé hipnotizado, olías a fresas silvestres, un olor que me volvió loco, así que esta mañana me he levantado y he seguido ese olor. —Al decir eso me pongo nerviosa, es verdad que huelo a fresas silvestres, ese es el champú que uso, pero no me puedo creer que él lo haya notado.

Lazo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora