CAPÍTULO 23

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—¿Qué? ¿De verdad vas a empezar ya el tratamiento calzaslargas? —pregunta Moon entusiasmado.

—Sí, me lo han dicho hoy, mañana empiezo.

—¿Por qué no me lo habías dicho? Podría haberte acompañado al médico.

—Porque ya venía Carol conmigo, además no quería decir nada por si no me lo daban, no quería que sintieras pena por mi —contesto sincera.

—Te lo dije la otra vez y te lo vuelvo a decir, nunca podría sentir pena por ti, eres una chica valiente y fuerte y si te hubieran dicho que no solo habría estado a tu lado dándote la mano, pero nunca sentiría pena —Esas palabras eran las que hacían que Moon fuera tan especial, porque sabía que no estaba mintiendo, él me habría apoyado pasara lo que pasara.

—Bueno hijo déjala en paz, lo importante es que puede empezar mañana el tratamiento, esa es una de las mejores noticias que podrías haber recibido, no todo el mundo tiene la misma suerte —dice el padre de Moon triste, no hacía falta ser muy listo para saber que con eso de que "no todo el mundo tiene la misma suerte" se refería a su hija.

—Lo siento, ella no se merecía eso —es lo único que logro decir al ver que el ambiente se ha entristecido.

—¿Lo sabes? ¿Quién te lo ha contado? —habla por primera vez la madre de Moon.

—He sido yo —contestan a la vez padre e hijo.

—¿Los dos? —pregunta sorprendida

—Yo... lo siento de verdad, pero te prometo que no diré nada.

—Mar no te preocupes, no estoy enfadada, al contrario, me alegra porque desde lo que paso con mi hija ninguno había hablado sobre eso y que justo te lo hayan contado los dos a ti tiene que ser por algo, debes de ser una chica muy especial.

—Es maravillosa —contesta Bruno.

—Es única —dice Moon al mismo tiempo.

—Si que tiene que ser todo eso que decís porque para tener que aguantaros a los dos debes que tener mucha paciencia —dice riendo.

—Pero si son unos angelitos, ellos son los que me tienen que aguantar a mi cuando no estoy de humor.

—¿Angelitos? Eso me gustaría verlo a mi —bromea Emilio, el padre de Moon.

—Ahora hablando en serio Mar, me alegra muchísimo que los hayas conocido, ellos son muy buenos chicos y te va a venir muy bien su compañía, no lo digo porque sea mi hijo y su mejor amigo, lo digo de verdad —dice María, la madre de Moon.

—Vamos a sentarnos en los sofás y nos ponemos al día, es mejor que estar de pie —dice Bruno.

Todos lo seguimos y nos sentamos, a mí me ha tocado al lado de María y de Moon y delante tengo a Bruno y a Emilio.

—Bueno Mar ¿ya te has matriculado a la universidad de Madrid o estás trabajando? —pregunta curiosa María.

—Mama... ­—murmura entre dientes Moon.

—No, intente buscar trabajo, pero no salió nada bien y la carrera que más me gustaba no quería hacerla porque... —No sabía como continuar, sabía que Moon y Bruno lo sabían, pero no quería hablar de él, con ellos no, prefería pensar en él cuando estuviera sola.

—Calzaslargas no tienes por qué decir nada, mi madre es muy entrometida —dice Moon avergonzado.

—No te preocupes, es normal que lo quiera saber.

—Pero Mar, ¿Cómo es que no estás haciendo nada? Lo que te voy a decir es por tu bien, sé que puede que al principio te cueste volver a ser la de antes por todo lo que has tenido que pasar, no te estoy diciendo que vuelvas a ser la misma chica porque no lo vas a ser, pero no lo dejes todo, porque en el futuro te vas a arrepentir y más tú que tenías claro que carrera querías hacer y que era lo que te gustaba.

Lazo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora