Cap 1

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Mi concentración está fija en el catálogo que me trajo mi buen amigo Rubén; pero a decir verdad no hay ninguna que capte mi atención, aparte que a algunas ya las he probado y repetir no se me apetece.

Altas, delgadas, rubias, producidas, demasiado falsas, como todas ellas lo son. Nada, no me provocan nada, pero necesito saciar mis ganas, no soporto mas la lava que se enciende cada vez más en mi interior. Tiro la carpeta dentro de un cajón de mi escritorio y me quedo sentado sobre mi cómoda silla de cuero.

Una semana entera estuve con trabajo sobrecargado por un caso de gran relevancia en la jurisdicción de la Ciudad de México que se me fue otorgado, no por nada gozo de la fama de contar con el mejor bufete jurídico del país. Una muy buena oportunidad para demostrar una vez más de que esta hecha mi firma.

Pero al fin tengo tiempo para mi y no puedo perderlo mas. Está claro que esas mujeres de Rubén no serán parte de mi menú esta noche, tengo que decirle que debe incluir mas personal.

Busco el saco de mi traje y me lo pongo, mientras tomo el celular que está sobre el escritorio junto al portafolio, hago una corta llamada con un contacto para hacer una reservación en el lugar que visitaré esta noche. Es un local nuevo y tengo buenas expectativas de él. Nada mejor que comprobarlo por uno mismo.

—Que le vaya bien señor Uckermann, tenga buen fin de semana. —dice mi asistente a mi paso por el pasillo del bufete. Es una mujer joven y hermosa, pero mi código de ética profesional no me permite tocarla, ni siquiera torturarme viéndola.

—igualmente para ti Susan. —digo sonriéndole un poco nada más, en un gesto de agradecimiento. Es una persona eficiente y profesional, si no fuera así no formaría parte de mi equipo.

Al salir del edificio mi auto está listo y mi chofer abre la puerta trasera para mi, una vez dentro desabrocho un botón de mi traje y aflojó un poco mi corbata, me relajo sobre el asiento del auto hecho la cabeza hacia atrás y sin quererlo me quedo dormido sobre éste. Es tanto mi cansancio físico que sin quererlo, el cuerpo me obliga a tener un poco de descanso entre tanto ajetreo.

La mano sobre mi brazo y la voz de Frank me sacan de mi letargo, me suspendo rápidamente y me apresuro a salir del auto.

—saldremos dentro de un par de horas, alístate tu y la otra camioneta. —así sin mas me dirijo al interior de mi casa, que aunque por más acondicionada y amueblada que esté, es imposible no sentir el vacío y lo fría que es. 

Hay mucha gente del servicio, pero no es igual que una familia, hoy trabajan aquí mañana quien sabe. Tampoco es como que me importara, la soledad es mi mejor compañera. Solo la ama de llaves Juanita, es la única que lleva desde hace tiempo conmigo es la única que no me ha abandonado.

Después de una larga y reconfortante ducha, una deliciosa cena preparada por Juanita y unos cuantos preservativos guardados en el bolsillo trasero de mis jeans me dispongo a sacar a pasear mis demonios esta noche.

El exterior del lugar parece un típico antro de moda, la música alta llega hasta a mis oídos y un cosquilleo en mi entrepierna me invade de repente, sé a lo que vine y voy por ello. Hombres mujeres y de todos los géneros, bailan sobre la pista de baile, unos caminan por un pasillo hacia el interior en parejas y otros en grupos, detrás de esas puertas se deben hacer unas buenas fiestas.

—El ambiente está genial, tiene muy buena vibra. —dice Frank parándose a mi lado, viendo hacia toda la estancia.

—muy bueno, carne fresca y nueva por doquier. Excelente. —digo llevando un dedo a mi frente rascando sobre ésta.

—Bienvenido al Edén señor Uckermann, sígame por favor, le mostraré la habitación reservada para usted esta noche, es un gusto tenerlo aquí.

Jugada Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora