Cap 22

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Dulce

Les dejo música, esperen el aviso abajo.

Miro hacia atrás y puedo comprender que mi vida ha cambiado drásticamente, mi vida dio un giro inesperado, desde hace más de tres meses ya no es más igual. Es casi increíble el poder que un ser humano tiene sobre otro y sin siquiera saberlo, ni pretenderlo. Esta es mi situación ahora, un hombre que llegó a mi vida o que, al contrario yo llegué a su vida; lo ha cambiado todo.

Mi perspectiva es otra, lo mentalidad es otra. No sé que pasa por mi cabeza cuando lo tengo junto a mi, lo único que sé es que a su lado la vida se ve de un mejor ángulo. Porque con sólo la manera en que sus ojos me ven hacen que mi día cambie de grises a claros, sus ojos me gritan tanto pero el temor que los empaña me detiene a demostrar lo que realmente siento. Yo también tengo miedo de esto que crece día a día dentro de mi. Sus labios lo callan pero sus ojos lo gritan y con eso me basta, me es suficiente poder reconocer que no estoy sintiendo algo en vano, que lo que sea que siento es mutuo y correspondido.

Mi celular sonando me devuelve a la realidad, giro un poco mi silla y tomo el aparato que suena sobre mi escritorio. El nombre que se ilumina en éste me descoloca, no quiero responder pero sé que debo hacerle frente a esto y no seguir dándole largas. Por varios segundos medito si lo que haré es lo correcto, no quisiera responder, quisiera ignorar y pasar de largo; pero sé que así nunca me dejará en paz.

—¿Qué quieres? —respondo cortante y una estúpida risa sale de su garganta haciéndome enfadar al instante.

—Sabes perfectamente lo que quiero muñequita. —responde con voz ronca y en un tono asqueroso que solo me provoca náuseas.

—Ya no más, Roberto. No me interesa relacionarme más contigo. ¿Si comprendes eso? —escucho como su respiración aumenta y sonrío victoriosa sabiendo que se ha enfadado.


—Jugaste conmigo, maldita. —¡Basta! Ten mucho cuidado en la manera como me hablas. —lo interrumpo antes que siga hablando, fue un error haber aceptado su invitación. Me arrepiento grandemente.


—Aceptaste acostarte conmigo, aún después de tanto tiempo. ¿Todavía me quieres? —cuestiona creyéndose mucho, cuando en mi vida no ha sido nada, por lo menos no lo suficiente significativo para mi.


—¡JA! ¡Fue una puta vez! No hay más. No te creas tan importante para mi, uno más; eso es lo que eres.

—¿Dices lo mismo de ese imbécil con el que ahora te revuelvas? —su pregunta me deja sin aliento y mi pulso se descontrola—. Ya lo sé Dulce, sé perfectamente porqué no quieres verme más.


—Déjame en paz, no te debo explicaciones ni a ti, ni a nadie. Aléjate o tomaré acciones legales por tu constante acoso, estoy segura que no quisieras acabar en la cárcel por psicópata. —amenazo firmemente y sin atisbo de duda, me siento hastiada de él y lo quiero lejos de mi y de Christopher.


—Ten cuidado donde pisas Dulce, puedes estar en terreno peligroso. —sus palabras una vez más me dejaban en el aire, la llamada es finalizada y trato a toda costa de tranquilizarme ese tipo no merece mi atención, es que para ser estúpida no se necesita estudios, y así vivo yo regándola siempre.


La puerta de mi despacho se abre y me sobresalta al instante, un brinco en la silla hace que él entorne sus ojos, esos dos orbes que me observan de manera intensa me ponen nerviosa, no quiero que se de cuenta que sucede algo, parecerá estúpido pero lo que Christopher piense es muy importante para mi, quizá aún así tengo inseguridades dentro de mi.

Jugada Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora