Capitulo 2

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Me desperté por la molesta luz, por mi cabeza solo rondaba la idea de tener que ir a una academia todo el verano a partir de mañana.

¿No puedo ser más desgraciada?

Resople mientras me levantaba de la cama, hoy había quedado con Samanta para ir a tomar algo, cuando se entere de que tengo que ir a una academia y voy a faltar a mil y una fiestas me matará, eso seguro.

Ignorando lo obvio, bajé a la cocina y me senté en la isleta.

-Buenos días mamá.- Dije una vez me acomodé en esta.

-Buenos días cariño.- Me respondió poniendo un par de tostadas en el plato que se encontraba en frente mio.

-¿A qué hora tengo la academia?- Pregunté mientras me metía la tostada en la boca.

Que no sea por la mañana.

Que no lo sea.

Por favor.

-De 10 a 2.

-¡¿Que?!- Me alteré.- No puede ser.

-Son los horarios que tienen.

-Pues méteme en otra.- Dije terminándome la primera tostada.

-Es la mejor, no quiero que suspensas así que irás a esa.

-Agg..

-¿Algo que objetar?- Preguntó desafiante.

-No mamá..

-Muy bien, pues te quiero mañana en pie a las 9, te llevaré yo.

-Vale.

Y dicho eso salió de la cocina dejándome sola.

Decidí disfrutar de mis tostadas, estaban hechas perfectas, ni muy quemadas ni poco hechas, en su punto y eso para mí paladar era gloria.

Pero mi felicidad duró poco.

-Bueno días hermanita.- Dijo Miranda cogiendo una de las tostadas que dejó mamá hechas.- Con que academia en la mañana eh...- Rió.

-Que te jodan.

Volvió a reír.

Espera.

¿Se está riendo de mí?

Me levanté y le metí la tostada entera en la boca haciendo que este tosiera y la escupiera.

Lo siento pequeñina, era por una buena causa.

-¡¿Estás loca?!

-Vuelve a reírte de mis desgracias y no tendrás tanta suerte.- Gruñí.

-Si que te ha afectado el temita.- Le miré de reojo, y si ahora mismo las miradas matasen el estaria bajo tierra.- Si hubieras estudiado..

-Vete de una puta vez.- Dije alargando la última sílaba de cada palabra.

-Vale, vale.

Dicho eso desapareció por el pasillo y pude terminar mi desayuno en completa paz y armonía.

La mañana pasó rápida hasta que llegó la hora de arreglarme para salir a ver a Fivi, me duché y me puse un jean, una blusa y unas Vans.

Me coloqué mis audífonos y me fuí al sitio en el que habíamos quedado.

Una vez allí una rubia muy arreglada me estaba esperando sentada en un banco.

-Pero y este bombón.- Dije al verla.

-Yo no puedo decir lo mismo.- Rió.

-Gracias.- Dije poniéndome una mano en el pecho haciéndome la ofendida.

-Sabes que te quiero.

-Vamos a por algo de comer.- Comenté.- Necesitaremos algo para calmar la noticia que te tengo que dar.

-¿Es buena o mala?-  Dijo levantándose.

-Mas mala qué buena.

-¿Que has hecho ya Laila Venet?

-Catear 5 asignaturas.

-¡¿Que?!

-Ya te lo explicaré.

Y seguimos nuestro camino, una vez en el mercadona compramos bolsas de patatas, Chetos y energética.

Pagamos y fuimos a un parque no muy lejos, nos sentamos en un banco y yo saqué algo de María para hacerme el último porro antes del infierno.

-Amiga, dime qué mierdas es la noticia que me tienes en ascuas.- Me exigió mientras abría la bolsa de patatas.- ¿Ves? Por tu culpa engordaré, nadie me querrá y moriré sola con 5 gatos.

-Primero.- Reí mientras mezclaba la María con el tabaco.- No es mi culpa que seas una gorda como yo.- Le di un cacho de cartón para que hiciera el filtro.- Lo segundo.- Cogí el cartón y lo lié con habilidad.- Estoy en una academia de verano.

-¡¿Que?!- Se alteró.- ¿Y todas las fiestas que planeamos?

-Ahí está lo bueno de la mala noticia.- Me coloqué el porro en la boca y lo prendí dándole una larga calada.- Si estudio y no tengo problemas en la academia podré ir donde me venga en gana.

-Entonces amiga, ha sido un placer conocerte.- Rió cogiendo el porro y dándole un calo.

-No seas idiota.- Le di un codazo.- Me las apañaré para no fallar a ninguna fiesta.

-Confio en ti.- Dijo alzando su dedo meñique.

-Haces bien.- Finalicé entrelazando el mío con el suyo.

-Pinkie promise.- Dijimos al unísono.

Reímos y seguimos fumando y comiendo mientras hablábamos de otras cosas.

-Bueno tía, yo me tengo que ir ya.- Dijo ella levantándose.

-Lo mismo digo.- Le di un beso en la mejilla.- Te veo pronto.

-Este sábado ni más ni menos.- Dijo y yo asentí no muy segura.

Me puse rumbo a mi casa cuando un cuerpo musculoso chocó conmigo haciéndome caer al suelo de culo.

-Me cago en..- Me quedé sin habla.

Este chico era tremendo, tendría unos 21 años, su cuerpo era una delicia y sus rasgos faciales estaban marcados, añadamosle los ojos verdes y el pelo castaño desaliñado.

Dios santo.

Tremendo dios griego.

-Gracias.- Sonrió.

-No me jodas.

Lo dije en voz alta.

Lo dije en jodida voz alta.

-Mira por dónde vas anda.- Dijo.

-No era yo la que iba corriendo por ahí sin mirar.- Añadí mientras me levantaba y sacudía mi Jean.

El simplemente no dijo nada más, volvió a alejarse y yo le saqué el dedo del medio a modo de "gracias por disculparte cabrón" con la buena suerte de que me estaba mirando.

Rápidamente me volví a girar y puse rumbo de nuevo a mi casa, ya que llegué tarde la cena estaba esperándome en la encimera, la cogí y me la llevé a la habitación para cenar mientras veía Sex Educacion en Netflix.

Mi Sexy Profesor de Academia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora