Discusión

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El rostro de Ash delataba su incomodidad al haber regresado al lugar en el que nació. No dije nada, ni siquiera cuando escuché la historia de su vida. No era difícil imaginar cómo había sido para él crecer en un ambiente como ese. Su hermano lo había sido todo para él, y ahora que lo había perdido estaba solo.

Decidí seguir al rubio afuera, quedándonos ambos viendo el ocaso.

—Es un lugar agradable —murmuré.

—No hay nada aquí.

—¿Lo odias? —cuestioné ante lo apagado de su voz.

—No tengo sentimientos hacia esto.

Tal vez el silencio no había sido la mejor opción en aquel instante, pero no se me ocurrió algo mejor. Cuando el sol se ocultó por completo regresamos a la casa para descansar. No creí que conseguiría dormir, pero cuando me di cuenta la luz se filtraba desde la ventana. Escuché el sonido de botellas rompiéndose y cuando salí a ver qué ocurría me sorprendió la imagen de Ash practicando su tiro.

Me acerqué a él estupefacto de su precisión, y al recordar la herida en su hombro no tardé en preguntar. Él no parecía estar conforme con haber fallado una tomando en cuenta la distancia y que no se encontraba en su mejor estado.

—Es sólo un rasguño —respondió a secas ante mi preocupación.

«¿Un rasguño? Ahora entiendo por qué Japón perdió la guerra», pensé al escucharlo. Era imposible que su resistencia se considerara normal, y no lo decía por haberme desmayado tras lo sucedido con Dino antes de reunirnos con Max e Ibe.

—¿Quieres intentar? Si quieres puedo enseñarte.

No esperaba que se ofreciera a hacerlo, pero recordando mi fracaso anterior lo acepté de inmediato. Me posicioné de un modo en que tuviera estabilidad, aunque no lo logré muy bien. Mis hombros estaban tensos y mis manos me temblaban. No podía sujetar el arma como era debido.

Ash suspiró al darse cuenta de lo que sucedía y se apresuró a mostrarme cómo ponerme. Sentía su aliento junto a mi cuello, cosa que me hizo sentir más nervioso que antes.

—Apunta bien y... —mis dedos se sentían ajenos ante la dificultad que me ocasionaban al intentar moverlos. Jalé el gatillo intentando no desviarme del objetivo, aunque al bajar el arma me di cuenta de que no había apuntado bien—. Grandioso —el sarcasmo en su voz me hizo bufar.

———

—Un canario que no puede cantar, ¿eh?

La comparación le llamó la atención a Ibe cuando la escuchó. No podía negar lo acertada que era. Eiji era justamente eso. Siempre había sido el deporte su vida, y cuando perdió la habilidad se convirtió en un ave perdida, volando sin rumbo.

—Por eso lo traje conmigo —«para que recuerde cómo cantar», ese había sido su objetivo. No negaría que como en Amadeus, él envidiaba el talento que tenía Eiji al mismo tiempo que lo admiraba—. Una vez que lleguemos a Los Ángeles volveremos a Japón.

—Supongo que no se puede evitar pero, ¿será lo mejor para Eiji? Sabes a lo que me refiero —Max no fue explícito con su comentario, pero Ibe entendió bien a lo que se refería.

La forma en la que Eiji se dirigía a Ash dejaba en claro algo más que simple admiración. No era como si él fuera de mente cerrada, aceptaba al chico como fuera (sería absurdo no hacerlo tras lo mucho que se preocupaba en que se mantuviera bien) pero, no quería que saliera lastimado. En ningún sentido realmente. Nunca esperó que sucediera algo como eso en primer lugar.

———

Tras llegar a Los Ángeles las cosas no fueron como ninguno esperó. Todo había tomado un rumbo distinto, y cuando las cosas parecieron tener una explicación la realidad me dio una bofetada. Mi realidad. Ash y yo éramos de mundos distintos, eso lo había sabido desde un inicio pero, escucharlo venir de él me hicieron darme cuenta del tamaño de la brecha que nos separaba. Siempre lo había sabido, y aún así, el pensar en ello me hizo sentir mal. Creí que habíamos llegado a congeniar en el mismo plano, pero sabía que estaba muy equivocado.

Hubo tantas cosas que quise decir. Preguntarle tantas cosas; cuestionarlo. Pero no pude hacerlo, al final me quedé ahí hasta que Ibe fue conmigo a consolarme. Sabía que él había enviado al rubio a hacerme entrar en razón, pero eso no cambiaba que cada una de las palabras dichas hubieran sido reales.

—¿Por qué fue que vine aquí en primer lugar? —las lágrimas habían vuelto mi visión borrosa. Me alegraba de al menos no haber llorado frente a Ash, pero seguía siendo vergonzoso llorar por algo como eso. 

Sentí la mano del mayor sobre mi espalda, pero no pude voltear a verlo

—Creo que... viniste hasta aquí por él. Eiji, ¿qué... —Ibe hizo una corta pausa, dubitativo, como si no estuviera seguro de lo que iba a decir a continuación, aunque no podía culparlo—, ¿qué sientes por Ash?

La pregunta me tomó por sorpresa unos instantes antes de entender a lo que se refería. Él no estaba preguntando cómo me sentía acerca de lo que estaba sucediendo, sino cómo me sentía con respecto a él. 

—Ei-chan... ¿crees que... el motivo por el que te duele tanto es porque... sientes que te rechazaron? —parecía que le costaba dejar fluir las palabras, cosa que sólo conseguía hacerme sentir más confundido.

«¿Acaso... estoy enamorado de Ash?» la pregunta vino a mi mente sin poder evitarlo. No podía ser cierto, ¿o sí? Estaba tan confundido y sorprendido... haber desarrollado esa clase de sentimientos, ¿en verdad había ocurrido así?

Después de eso, me fue incómodo estar junto a Ash. No podía decir nada frente a él, en parte porque seguía dolido porque rechazara mi ayuda (aunque sabía que igual no podría hacer la gran cosa), y porque las palabras de Ibe resonaban todavía en mi cabeza. Ash y yo éramos chicos, lo único alusivo al tema que sabía era el pasado del rubio, y no era como si precisamente quisiera pensar en eso.

Entre dos hombres era posible, y el otro ya lo había hecho antes, aunque no había sido como si hubiera querido. Yo no tenía experiencia romántica, de ningún tipo. Lo que Ibe había llamado amor lo había visto siempre como admiración, ¿pero cuál era la diferencia entre uno y otro sentimiento? No quería ver a Ash herido, y quería ayudarlo, estar ahí para él. No me importaba lo que había hecho en el pasado, y quería que en el futuro pudiéramos continuar juntos. 

—Ash...

Cuando dijo que se encargaría él sólo otra vez quise detenerlo. A pesar de no habernos dirigido la palabra hasta ese momento él me sonrió para tranquilizarme. «No lo hagas solo. No estás solo, por favor...» ni siquiera sabía qué era lo que quería decir en el momento. ¿Que se quedara y no fuera? Eso pondría en peligro a la familia de Max, ¿que me dejara acompañarlo? Sólo estorbaría. ¿Que me prometiera que volvería? ¿de qué servía eso?

—Suerte —terminé murmurando, quedando solo. Con Ibe, Shorter y el hijo adoptado del doctor desaparecido.

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Bueno... quedé a la par del anime antes de lo esperado D:  quería preguntarles si querían que continuara con este fic sin esperar al anime (porque sería como actualización cada 3 semanas), pero en caso de hacerlo muy posiblemente daría spoilers del manga

En cualquier caso, estaré haciendo pronto un AU (o algo así... más bien es el mismo universo, sólo que con el encuentro de Ash y Eiji un poco antes) así que esperenlo^-^

No se olviden de dejar sus comentarios (sobre el fic y si quieren que continúe el fic aunque de algunos spoilers no tan centrales en la trama), votos y recomendaciones. Muchas gracias por leer y nos leemos luego :3

A happy day for Banana Fish (Banana Fish) (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora