Viendo en cristal

906 62 19
                                    

—¿Y? —Ibe se había enterado del plan de encuentro entre Max y Ash por lo que había estado esperando a que éste regresara para poder preguntarle por la situación.

—Bueno, él insiste en que Eiji está más seguro con él —suspiró.

Sabía que la situación no era desfavorable, pero en cualquier momento eso podría cambiar. Todo era demasiado peligroso y arriesgado. «Esos dos...» Ibe compartía la misma preocupación que Max.

—¿En verdad está bien para ti?

La pregunta lo sorprendió.

—Ash necesita a Eiji. Aunque es demasiado peligroso para Ash estar con él —tenía la mirada clavada en el suelo mientras hablaba—. Es su talón de Aquiles.... cree que no pasará nada malo si lo mantiene encerrado, pero Eiji no es tan dócil ni maleable. Lo sabe y... es por eso que... —recordó la llamada que había tenido con él antes, no le había contado a Maz todavía sobre ello—. Ash tiene dos boletos de avión preparados. Volveremos a Japón.

—¿Eh? Pero hace un momento dijiste que...

—Lo sé, es contradictorio. Él dijo que Eiji vendría... porque para ese momento lo odiará... pero yo no creo que... No sé qué pensar. Nunca antes había imaginado una situación así —hundió su rostro entre sus manos con exasperación—. Estamos muy viejos para esto. La preocupación de dos adolescentes que quieren estar juntos, pero no deben es...

—¿Demasiado?

Ibe asintió.

———

—Vivo en un infierno, y Ash también. Si no te lo cuento, es porque no quiero arrastrarte a ese infierno —Yut-lung había desarrollado el sentimiento de no querer dejar que Sin se enredara demasiado en el asunto. SI seguía bajo la ignorancia sería libre, y cuando el final llegara podría vivir feliz y libremente.

—Eso es muy cursi —murmuró, apresurándose a corregirlo—. Es estúpido... pero lo haces sonar real. Te pareces a Ash. ¿acaso lo odias por eso? —el de cabello largo estaba por decir algo, pero el contrario no lo dejó usando como excusa su nuevo invitado—. Olvídalo, me voy, no puedo con dos serpientes venenosas a la vez.

—Sing, espera.

No le importaba hacer esperar a su hermano si así podía evitar que el otro hiciera algo estúpido. Se levantó de su lugar y caminó hacia él deteniéndolo y obligándole a girarse. Del mismo modo en que Ash nunca miraba hacia atrás, no volvería a hacerlo tampoco. No había vuelta hacia atrás con las acciones que uno cometía. Sin importar sus resultados, se mantendría firme ante lo que decidía, evitando arrepentimientos futuros.

—¿Mm? 

Juntó sus labios con los de Sing ocasionando una reacción de sorpresa por parte de éste. Se preguntó si ese era el motivo de Ash para estar con Eiji. No quería estar solo. Atado a la soledad... ¿quién querría algo así? ¿Acaso sus sentimientos eran puros, o estaban basados en mero egoísmo y autosuficiencia? Si iba a caer, al menos quería que alguien lo recordara. El otro no se negó al beso para su sorpresa, por lo que pasó a ser de un simple choque de labios a algo más candente.

¿Y qué si su hermano estaba siendo un espectador? Sus planes podían esperar un poco después de todo. Él ya había sido lo suficientemente paciente hasta el momento.

—No vayas por Ash. Por mí —la petición la hizo a escasos centímetros de sus labios antes de volver a engullirlos.

Posó una de sus manos en el pecho de Sing y se obligó a alejarlo después de un momento. Éste sólo asintió con discreción antes de salir de la habitación dejándolo a solas con su hermano. Dos serpientes... Era una buena comparación si lo pensaba.

A happy day for Banana Fish (Banana Fish) (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora