Capitulo 3

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Después de escuchar lo poco que hablaron, todo referente al contrato se alejó.

Continúo leyéndolo por un rato más hasta que ya era un poco tarde— Ya casi acabamos

—¿Y este contrato se lo va a enviar a esas personas aún para negociar o ya lo aceptarán? —preguntó estirándose un poco pues estaba cansada de estar sentada.

—Seguro lo aceptarán. Lo hemos revisado cuidadosamente

Sonrió recargándose en el respaldo— Me agrada tu seguridad ¿quieres algo de beber?

—Si un café por favor

—Enseguida te lo traigo —sonrió poniéndose de pie para salir de la oficina.

—No tardes —suspiro apoyándose en el respaldo.

Por suerte ya todos se habían ido. Volteo hacia el cubículo donde estaba Diamante, parecía muy ocupado. Prefirió ignorarlo y se dirigió a servir dos tazas de café, una como a él le gustaba y otra un poco dulce para ella. No tardo nada, volviendo enseguida a la oficina— Listo, aquí tienes —dijo colocando la taza en su escritorio.

—Gracias —tomo la tasa dando unos sorbos— delicioso

—Gracias, me alegra que te guste. Ya se fueron todos bueno excepto Diamante, parece ocupado —dijo volviendo a sentarse frente a él— ¿aun vamos a tardar más?

— ¿Ya te quieres ir? Te veo cansada

—Un poco —Sonrió, pues él también lucia cansado— me quiero ir contigo, a tu casa

Sonrió ligeramente— De acuerdo iremos a casa y ahí descansaremos

—De acuerdo —murmuró tratando de ocultar un bostezo— ¿Qué otra cosa hay que cambiar en el contrato?

—La ultima clausula —la miro detenidamente.

—¿Que parte? —preguntó comenzando a leerla esperando a que él le dijera donde. Aunque se sintió extraña, observada. Al subir la mirada noto que él la veía— ¿ocurre algo?

Apoyo su codo en el escritorio— Eres rara —apoyando la barbilla sobre su palma.

Enarco una ceja— ¿Rara? ¿por qué? pensé que era normal a veces, creo... —dijo un tanto sonrojada.

—Acércate —sonrió de forma seductora— no creas que he olvidado lo que te dije que haría

Se sonrojo aún más acercándose a él— Pensé que, tal vez hasta que estuviéramos en tu casa —tímidamente se sentó en sus piernas pues había notado sus intenciones.

—Así será —metió la mano entre su falda acariciándola.

Respiro un tanto nerviosa y también ansiosa ¿y si aún quedaba alguien en la oficina y los escuchaba? aunque esas caricias comenzaban a hacer estragos en ella— Seiya... —sin querer había mordido suavemente su labio para evitar hacer ruido.

—Veo que lo ansias —murmuró a su oído.

—Sí, no sé qué me pasa contigo... —murmuró ocultando el rostro entre su cuello.

Sonrió jugando con su intimidad— Vamos a casa. Quiero hacerte mía sin parar

—Si —murmuró ahogando un pequeño gemido— deseo ser tuya

Saco la mano de su interior, para besar su mejilla— Vamos entonces

Suspiró asintiendo— Si, vamos —se puso de pie. Aunque con esa caricia lo que había hecho era provocarla y supuso disfrutaba del hecho de haberla dejado así— ¿nos llevamos los contratos?

AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora