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Capítulo 13

(PdV de Jasmine)

Sentí que mi pulso se aceleró, estiré mis manos temblorosas para marcar el número. El único patrón de once números que alguna vez me importó y me molesté en aprenderme de memoria.

Así que aquí estaba, mis nervios sacaban lo mejor de mí mientras aguardaba a que alguien pudiera contestar. Eran solo las cuatro de la tarde. Debería haber salido ya del trabajo.

Luego de esperar un minuto o menos, por fin me di por vencida, dándome cuenta de que esto era inútil. A lo mejor estaba demasiado ocupada y yo solo estaba desperdiciando mi tiempo con esto. Eso fue hasta que oí hablar a la familiar y suave voz.

—¿Hola? —repuso, su tono estaba enlazado con confusión. Mis ojos se agrandaron y me di cuenta de que esto de verdad estaba ocurriendo. Inhalé profundo.

—Hola, mamá —respondí con cautela, mis ojos se dirigieron hacia el musculoso guardia que me vigilaba con ojos suspicaces, que eran un tanto aterradores para ser honesta.

Tragué un nudo, mi mirada regresó a los números plateados grabados en el teléfono cubierto de metal. Cayó un silencio durante pocos segundos, provocando que me arrepintiera por hacer esto.

—¿Jazzy? ¿Cariño? ¿Eres tú? —cuestionó, y, para mi sorpresa, sonaba más aliviada y feliz que molesta o furiosa.

—Sí, soy yo, mamá.

—¿C... Cómo estás? —preguntó, sin esconder el entusiasmo de su tono. Me mordí el labio inferior, resistiendo una sonrisa.

—Estoy bien, ¿qué hay de ti? —inquirí.

—E... Estoy... bien —respondió con vacilación, poniéndome curiosa y preocupada al mismo tiempo.

—¿Qué está sucediendo? —pregunté, mi voz salió gentil.

—Nada, cariño. ¿Cómo me estás llamando? —dijo, cambiando de tema. Suspiré y decidí ponerlo en espera por el momento. Pero tan pronto como tuviera otra oportunidad de llamar, hablaría con ella acerca de su mentira.

Pero, ahora mismo, esta llamada se trataba de aclarar las cosas entre las dos.

—Lo pedí —respondí con simpleza.

—Oh. ¿Necesitabas hablar acerca de algo? ¿Sigue en pie la oferta de yo ir a llevarte comida? —cuestionó como la madre que es. Suspiré mientras pensaba en cómo formular lo que quería decir.

—Mamá, no estoy llamando por eso. —Hice una pausa—. Estoy llamando por lo que pasó la última vez... cuando viniste de visita —le dije, y mi voz de repente comenzó a caer. El silencio regresó, y el único sonido que se podía percibir era el de su débil respiración—. ¿Hola? ¿Sigues ahí?

—Sí, Jas. Sigo aquí, cariño, uh, acerca de lo que ocurrió... —Se fue apagando, su voz comenzó a sonar arrepentida. Solté mi labio inferior, advirtiendo que lo estaba mordiendo demasiado fuerte y casi lo hice sangrar.

—Mamá, no estoy molesta... ya no. Lamento mi reacción, p-pero, fue mucho que asumir. Como que haberme estado preguntando toda mi vida dónde está mi inexistente padre, solo para descubrir que está muerto... fue como una bomba de malas noticias —expresé. Una vez más, el silencio llenó mis orejas, junto con otro débil sonido: llanto.

—Lo siento tanto, Jazzy. Nunca quise que te enterases de esa manera, pero supongo que lo has hecho y lo siento. —Su voz se quebró, y yo tuve que parpadear para reprimir las lágrimas que se lograron formar en mis ojos. Siempre había una parte emocional en mí, la cual solo aparecía con mi madre. Era como un reflejo; ella llora, yo lloro. Extraño, pero es así como sucede.