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Capítulo 19

PdV de Jasmine

No pude dormir nada anoche. Me quedé despierta toda la noche, pensando en todo. Desde mi llamado 'castigo', mi madre, Sarah, incluso Rachel, hasta Justin. Fue una noche sin descanso. Sin embargo, mi espalda empezaba a sentirse un poco mejor por dormir en esta cama- pero todavía dolía como la mierda.

—¡LEVÁNTENSE! ¡DESPIERTEN, INTERNAS!­ —gritó una voz masculina, seguida del famoso golpeteo con el palo.

Oh, cómo amo mi vida.

Rodé mis ojos por mis pensamientos y lentamente me senté en la cama. Un bostezo cansado salió de mis labios mientras frotaba mis ojos, tratando de deshacerme del sueño. El golpeteo continuó y gradualmente se acercó a mí.

Estoy como contenta de ser la última en la fila de celdas. No hay ninguna celda frente a la mía, en lugar de eso, varios interruptores de luz. Me hacía sentir más cómoda. Digo, sólo imaginen que alguien pueda verme y oírme.

Eso es simplemente pavoroso.

—¡DESPIERTA, INTERNA! —una voz familiar gritó, parado justo frente a mi celda. Sonreí, y me di la vuelta para ver a Justin parado, viéndose tan fresco como siempre. Su pelo estaba engomado hacia atrás, delineando sus rasgos. Como siempre, su blanca camisa formal, o más bien, uniforme, le quedaba bien, incluso mostrando un poco sus abdominales.

Él era un bello hombre.

Rápidamente dejé de mirarlo y me paré, arreglando mi cabello y mi camisón. Vi como los ojos de Justin viajaron por mi cuerpo, de la cabeza a los pies, pausando en mi pecho, antes de encontrarse con los míos. Mi ceja derecha se alzó cuestionante, sabiendo que estaba sonrojada como un tomate.

Él lamió sus labios, haciendo que la misma emoción extraña creciera en mi vientre. Era raro, y ahora, lo sabía. Sabía que él tenía un efecto en mí. Tanto física como mentalmente. De repente, una expresión de preocupación se manifestó en su cara perfecta y defectos.

—¿Te sientes mejor, cariño? —me preguntó, sus ojos viajaron de la cerradura de mi celda, que estaba abriendo, a mí. Aclaré mi garganta, ignorando las mariposas en mi estómago por la manera en la que me había hablado, como lo había estado haciendo mucho últimamente.

No es que me importe.

—S-Sip. ¿Qué hay de ti?¿Pudiste dormir algo? —pregunté genuinamente. Él me lanzó una de esas sonrisas que mostraba sus dientes y asintió con una risita.

—Eso es bueno. —dije. De verdad lo era. Él siempre trabajaba muy duro y ayer, él incluso se quedó después de que terminara su turno para consolarme. Merecía descansar.

—Supongo que lo es. —me respondió, lanzándome uno de sus famosos guiños. Los mismos guiños que hacían que mi interior se sintiera raro.

Dios, ¿qué me está haciendo?

—Te veo en la cafetería. —me dijo antes de irse, dejándome sola para que me cambiara. Me mordí el labio, sabiendo que estaba escondiendo una gran sonrisa, amenazando con escaparse. Tome esa como la señal para vestirme. Recogí el bulto de ropa limpia y doblada que contenía mi overol naranja y ropa interior blanca.

Me quité mi camisón, poniéndolo en mi cama, para poderlo usar de nuevo en la noche, antes de quitarme el sostén y los calzones. Pronto los reemplacé con unos nuevos. Después me puse una camiseta de tirantes negra, que yo me ponía opcionalmente bajo mi overol naranja. Solté un suspiro cuando me terminé de vestir. Me di la vuelta para buscar mis botas, mientras abrochaba el último botón del overol.

Sin embargo, sentí que alguien me estaba observando.

Volteé mi cabeza hacia la puerta abarrotada, que ahora estaba abierta, pero no había nadie a la vista. Probablemente estoy pensando de más. Sacudí mi cabeza por esos pensamientos y me puse las botas que nos eran proporcionadas. Una vez que por fin había atado las agujetas de las botas, alcé la vista para ver una sombra moviéndose. Sentí mis ojos agrandarse mientras tragué saliva nerviosamente.