Maratón 2/5
Nublado. O3 Septiembre 2OO9.
•XxX: ¡Buh! –me tomó por detrás, entrelazó sus brazos por mi cintura y me dijo al oído- buenos días –besó mi mejilla- ¿por qué no te cubres? Te podrías enfermar –sonreí tiernamente-
•Tú: ¡Cameron! –me giré para verlo a los ojos- me asustaste tonto.
•Cameron: Ese era mi plan –rió levemente. Segundos después llego Nash.
•Nash: ¿Qué hacen tan agarrados? –sonrió pícaramente-
•Tú: Cállate, Nash –me despegué de Cameron al notar que Hayes se aproximaba-
•Cameron y Nash: Yo me voy –se dieron la media vuelta-
•Tú: No –los tomé del brazo a ambos- ¡ustedes se quedan!
•Cameron: Me asesinará.
•Tú: ¿Por qué dices eso? –lo miré confundida-
•Nash: ¿Acaso no te ha dicho Taylor? –levanté una ceja- Hayes no ha dejado de hablar de ti desde ayer –sonrió-
•Tú: ¿Eh? Taylor tarado, no me dijo nada –murmuré entre dientes-
•Cameron: Me matará con la mirada -se quedó paralizado viendo llegar a Hayes-
Hayes llegó y saludó a los chicos con un saludo extraño, luego se acerco a mí y besó mi mejilla.
•Hayes: ¿Qué hay, chicos? –los miró para luego girar sus ojos y verme a mí- ____, ¿estudiamos hoy en mi casa? –sonrió ampliamente-
•Tú: Claro –sonreí-
•Nash: Hey, Bro –tomó a Hayes del brazo- nos toca español, ¿nos vamos?
•Hayes: Sí –lo miró- oh, por cierto, ____, toma –se quitó su chamarra y me la colocó en los hombros- podrías ocasionar un resfriado –se giró y se alejó con Nash-
•Cameron: ah, sí, Hayes, no me peles –exclamó sarcásticamente-
•Tú: Sabes que te ama, Cam –reí-
•Cameron: Sí, claro, anda, vámonos ya que llegaremos tarde.
•Tú: Está bien –dije mientras me cerraba la chamarra de Hayes-
•XxX: Mira quién va ahí, Estela, la que primero me robó a mi novio y ahora le robó su chamarra –se cruzó de brazos-
•Tú: ¿Amanda, siempre eres tan…? -la fulminé con la mirada-
•Cameron: Sólo estás celosa de que Hayes nunca te prestó su chamarra –interrumpió-
•Amanda: Sí, claro –se dió la media vuelta y se esfumó-
•Cameron: Por cierto, - me miró- ¿qué ibas a decir?
•Tú: ¿Engreída? –reímos-
Entramos a clase y la pasamos entre bromas y risas, pues claro, estábamos con Taylor. Sonó el timbre de cambio de clase.
*Toma química, clase con Hayes, ¡yes!* -pensé-
Al ver entrar a Hayes por la puerta, no pude evitar sonreír, llegó y se sentó a mi lado.
•Hayes: Hola –dejó caer sus libros en la butaca, recargó su codo en éste y apoyó su cabeza en la palma de su mano, quedándose viendo fijamente a mis ojos-
•Tú: Hola –sonreí tiernamente-
Perdimos la noción del tiempo, llevábamos minutos viéndonos, el ver esos ojos celestes me paralizaba por completo, nos quedamos viendo por unos segundos más hasta que…
•XxX: Enamorados… –exclamó cantando-
Hayes y yo reaccionamos rápidamente al escuchar el comentario de Matt, provocando que dejáramos de mirarnos.
•Hayes: -Rió y me miró- Claro –bromeó-
•Tú: Ah… sí, claro –le seguí la corriente-
Fue en ese momento en el que sentí unas tibias manos tocar las mías. Hayes había entrelazado su mano con la mía, a lo que yo le respondí con una mirada de ojos de plato.
•Matt: Yo quiero ser el padrino -sonrió de oreja a oreja-
•Tá: ¡Matthew! –le reclamé sonrojada-
•Hayes: Te ves linda cuando te sonrojas –sonrió mirándome-
•Matt: Insisto, yo quiero ser el padrino -nos miró-
La maestra de química llegó y nos dió la clase a los que estaban elegidos para el decatlón, las clases pasaron largas, pero sobre todo hermosas, ¿por qué? Porque Hayes se la paso muy cariñoso conmigo.
Cuando sonó la campana del almuerzo, Hayes y yo nos sentamos en las bancas “populares”, a lo lejos vimos a los chicos acercarse y al ver el gesto de Hayes cuando Cameron se sentó a mi lado pude notar que estaba… ¿incómodo? Así es, Hayes se había incomodado… ¿era por Cameron? El silencio se apoderó del ambiente volviendo aquella escena incómoda. Decidí romper el silencio y hablé.
ESTÁS LEYENDO
After the rain, always shines the sun - Hayes Grier (Adaptada)
FanficNo importa cuántas páginas hayamos escrito en nuestra historia de amor; un final es un final, y hay que aceptarlo. A veces no supe qué hacer contigo, pero tampoco supe qué hacer sin ti. El error está en nuestro orgullo, no en nuestro amor. A veces...