Imprevisible

Capítulo 20.

Narra Mireya:

El Palau rugió aquella noche como nunca.

El último concierto de la gira acabó y nosotras con él.

En cuanto acabó y salimos de allí un sentimiento de nostalgia me recorrió, la busqué con la mirada y allí estaba, quieta, esperándome.

Me acerqué a ella y la abracé, pasó su brazo por mi cintura y nos acercamos al resto, hablaban de ir de fiesta.

Ambas nos miramos, nos entendíamos a la perfección con una sola mirada.

Nos excusamos y fuimos al hotel.

Entramos en su habitación en silencio, cabizbajas, sabíamos lo que había.

Nos sentamos en la cama mirándonos fijamente, ambas queríamos iniciar esa conversación pero no sabíamos por dónde empezar.

Nos leíamos a la perfección pero ahora necesitabamos algo más que una mirada, era necesario verbalizar aquello.

Pero no queríamos.

No quería.

Porque cuando lo dices en voz alta, cobra verdad, se hace real.

-¿Qué hacemos? -dijo Miriam en voz baja
-Creo que las dos lo sabemos, esto no va a ninguna parte -dije con un nudo en la garganta

Miriam asintió sin dejar de mirarme a los ojos.

-Es lo mejor para ambas, ¿no? -dijo con los ojos llorosos

La primera lágrima cruzó su mejilla y acerqué mi mano para limpiarla, sonrió al contacto y acercó su cara a mi mano a la par que la cogía con sus propias manos y rompía en llanto.

No pude aguantar más y estallé también.

La abracé fuertemente y enterré mi cara en su cuello.

Nos abrazabamos tan fuerte que incluso dolía, no quería separarme de ella.

Levanté la cabeza para mirarla, tenía el maquillaje corrido y probablemente yo estaría igual, pero ella estaba preciosa.

No pude evitar mirar sus labios, temblorosos por el llanto, acerqué mi mano a ellos y los acaricié suavemente.

Miriam entreabrió los labios mientras me miraba fijamente, y la besé.

Me correspondió al beso y poco a poco la ropa fue sobrando.

Éramos piel con piel, en una marea de sudor y llanto.
El primer orgasmo se avecinaba, quise cerrar los ojos, pero miriam me lo impidió.

-Mírame, por favor -dijo con la voz rota

La miré, la miré y me fuí, noté como las lágrimas volvían a empapar mis mejillas.

-Te quiero, no lo olvides -dijo suave mientras me sostenía en un abrazo y besaba mi hombro

Aquella noche temblamos, lloramos, nos desgarramos e hicimos el amor como nunca, con todos los sentimientos a flor de piel.

Demasiados sentimientos.

Ambas sabíamos que aquello había sido nuestra despedida, nuestra última vez.

Miriam se quedó dormida apoyada en mi pecho, joder, me iba a costar tanto no volver a verla despertar a mi lado.

Aparté con cuidado los rizos que cubrían su cara, y analicé despacio aquella imagen, cómo si así pudiera guardarla en mi retina, como si pudiera guardarla para siempre.

Me levanté despacio intentando no despertarla, cogí mis cosas y me vestí.

Iba a salir de la habitación cuando junto a la puerta vi un par de folios, los cogí y le dejé una nota en la mesita.

'Me sabe mal irme sin despedirme, pero ambas sabemos que es mejor así. Necesitamos espacio, espero que te vaya bien todo, y recuerda que pase lo que pase, si me necesitas solo tienes que descolgar el teléfono.
Cuídate, te quiero.'

Salí de la habitación con cuidado de no hacer ruido.

Tenía un nudo en el pecho y otro en la garganta, no podía creerme que realmente aquello había llegado a su fin.

Mientras iba a mi habitación a cambiarme y a coger la maleta intentaba autoconvencerme de que habíamos hecho lo correcto.

Nos queríamos mucho, si, pero aquello era insostenible.

Hay veces que el amor no puede con todo, que el contexto lo supera.

Y eso, eso es lo que había pasado esta vez.

Probablemente queráis matarme después de esto, tanto tiempo sin actualizar y cuando actualizo, zas, drama, pero todo tiene un por qué.
Como siempre, mil gracias por leer,votar y comentar.
Y ahora algo de autopublicidad: he empezado 'Promesas' una historia de miriam2, ellas, una cárcel y mucho drama por medio, asi que si queréis podéis pasaros a echar un vistazo 💕