Parece un buen chico

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Rideric estaba decidido a conquistarla, ella le gustaba mucho y haría lo posible para tenerla... Esta vez lo intentaría legalmente.
  Lunes, estaba el cielo yanqui completamente azul, a penas unas nubes blancas se podían divisar. Rideric se despertó temprano para ir a la escuela, su madre se extrañó ya que eran las 8 de la mañana y no le dolía la garganta de tanto llamarlo.
- ¿Te despertaste solo? - el respondió con "anja" porque no podía hablar con el cepillo de dientes en la boca - estás madurando... - se enjuagó con agua.
- Mamá tengo 21 - su madre sonrió, también se había despertado de buen humor.

Se dio una ducha caliente y se vistió e incluso se hecho su perfume favorito, Macnicdown; el perfume de la empresa de su padre. Fue a la escuela en taxi porque no tenía ganas de conducir y llegó diez minutos temprano. Pasó por la cafetería para desayunar y ahí vio a Vanesa, estaba peleando con la máquina expendedora de bebidas tratando de sacar un Red Bull pero estaba atascada. Él sabía que el truco era echar otra moneda, pedir otra bebida y luego salían las dos, pero Vanesa no, es que ella no le gustaba comprar, prefería que otro se la trajera.
Rideric tuvo un impulso, ir allí, ayudarla y que ella le diese las gracias; era un buen detalle. Solo que fue allí echó otra moneda y pidió otra Red Bull sin siquiera saludarla.
- ¿¡Perdón!? ¿no vez que la estoy utilizando? - le reprochó Vanesa con malas formas.
Él sacó las dos bebidas y le dio una Vanesa.
- De nada - dijo Rideric irónicamente mientras ella cruzaba los brazos.
Rideric respiró profundo y fue a su clase. Era Física y coincidía con Vanesa, se sentó como siempre en el centro del aula y un rato después se sentó ella justo detrás de él y mientras el profesor preparaba la pizarra le dijo a Rideric.
- Perdón es que pensé que te estabas colando, es que siempre tienes mala onda conmigo... Gracias...
- Ok - le dijo y miró al profesor.
- Mierda mierda mierda - Se quejaba Vanesa en voz alta mientras busca en su mochila un bolígrafo y no lo encontraba porque se le había quedado.
- Toma - Rideric le dio el suyo mirándola un poco nervioso.
- Gracias - lo tomo - pero... es el tuyo ¿con cual vas a escribir...? Ah verdad... No escribes las clases - dijo también nerviosa.
- No, es que voy a escribir en el Notebook - dijo confundido señalándolo.
- Ah... Ok - movía la cabeza como si hubiera dicho una tontería.

El profesor comenzó su clase y Rideric lo miraba pero Vanesa interrumpía su concentración.
- oye... ¿Cómo te llamas?
- Rideric
- soy Va...
- Vanesa... Lo sé - la interrumpió.
- Si... Pero... ¿Cómo es que a penas nos conocemos?
- No lo se... No hemos coincidido.
- Si... Pero que raro si coincidimos en casi todas las clases.
- eh... Vanesa... Si no te importa continuamos la conversación luego... Es que tengo que hacer como que escucho al pánfilo este que me va a dar la nota - ella se rió escandalosamente hasta que el profesor llamó su atención que por cierto estaba a menos de un metro de ellos.
- Yo no le voy a poner su nota, lo hará usted Macnicdown - Le dijo el profesor a Rideric y lo miró levantando una ceja y continuó escuchadolo.
Cuando se acabó la clase Rideric salió y Vanesa lo llamó.
- Tu apellido es Macnicdown... Como el perfume - respiró profundo - que por cierto hueles a él.
- Si es mi padre.
- eso explica tu Lamborghini.
- No, no lo explica.
- ohp... Perdón - dijo arrepintiéndose de haber dicho eso.
- Bueno nos vemos luego - dijo Rideric. Ese tema no le traían buenos recuerdos.
- Ok, tienes algo que hacer luego - le dijo con una sonrisa.
- La verdad es que no.
- ¿y si vamos a una fiesta?
- Ok ¿Cuando?
- Hay que planearlo, dame tu teléfono.
Él buscó en su bolsillo y le dio su teléfono torpemente.
- Me refería a tu número Rideric - le dijo con una sonrisa - da igual, cogió el teléfono de Rideric y se hizo una pérdida al de ella y guardo sus contactos - Me tengo que ir - se despidió y le dio un beso en la cara.
- Adiós.
Ella se fue y él se quedó mirándola. El resto del día no pensó mucho en Vanesa, ya que las cosas iban mejor de lo que él pensaba y no quería crearse falsas expectativas. Cuando terminaron las clases cogió un taxi y fue directamente a dormir, aunque era las cuatro de la tarde. Estaba recogiendo su cama cuando lo llaman al móvil, él vio la pantalla asombrado; era Vanesa, él pensaba que lo iba a llamar pero no se imaginaba que tan pronto. Ya había dado cinco timbres y no lo había contestado todavía.
- Hola - Dijo nerviosamente.
- Hola ¿Qué haces?
- Preparaba la cama para echar una siesta.
- Pero... ¿Puede esperar? - Dijo Vanesa confusa.
- Bueno... Si consigo algo mejor que hacer.
- Ah... Bueno olvida lo de la fiesta... Es que me pasó algo el fin de semana y no tengo ganas de salir.
A Rideric se le pasaban tantas cosas por la cabeza que era incapaz de controlarse, en cualquier momento iba a estampar el teléfono contra algo. "Era muy bonito para ser verdad ¿Para qué me invita si no va a ir a ninguna parte? Esta es otra de las suyas para hacerme la vida imposible"; pensó Rideric
- Pero podemos ir a otra parte... ¿Sigues ahí? - Dijo después de un pequeño silencio.
-¿A otra parte? - Se preguntó a si mismo.
- Si, a cenar o tomar un café yo que se... - dijo pensativa mientras se tocaba el pelo.
- ¿Hoy?
- ¿Qué tal si yo propongo y tu pones fecha? - dijo más contenta al notar la predisposición de Rideric.
- Hoy me parece bien.
- Cerca de mi casa hay una cafetería muy buena y podemos hablar.
- Yo conozco un Restaurante de comida gourmet que seguro te va a gustar... yo invito.
- Quedamos en que yo propongo y tu pones fecha... No me sentiría cómoda sabiendo que tu pagas...
- Ah verdad, bueno ¿dónde queda y te recojo en un taxi?
- ¡No...! Taxi no... Mejor te recojo yo en el auto de mamá.
- No, no te preocupes, te recojo yo en el mío.
- Ok
Ella le dio su dirección y colgaron... Cómo si Rideric no la supiera bien. Quedaron a las 5 de la tarde. Rideric se preparó y prometió vestir lo más informal posible. A las 4:55 de la tarde ya estaba en casa de Vanesa y tocó el timbre. La madre de Vanesa abrió.
- Hola ¿Está Vanesa? - dijo Rideric nervioso.
- Si, un momento... Van...
- Es para mi mamá - Vanesa interrumpió y bajó las escaleras mientras se ajustaba los pendientes.
- Hola - Vanesa saludó a Rideric con un beso en la cara y se despidió de su madre con la mano halando a Rideric  en dirección al coche.
- Eres puntual - él le dijo sonriendo y ella correspondió con una sonrisa.
- Una mujer ansiosa tiende a sorprender.
- Ni que lo digas.
- Por cierto, iba a llamarte porque me equivoqué con la dirección, es que le dije calle 7 y era 8 ¿Como llegaste?
- Es que en este GPS solo pones el número de la casa y el condado y lo encuentra solo - mintió.
- Cool - los dos se sonrieron - a la derecha. Condujo unos pocos minutos.
Rideric siguió sus instrucciones.
- Es aquí - dijo ella y Rideric aparcó cerca.
A su alrededor nada parecía una Cafetería, ella lo tomó del brazo y lo llevó hacia un edificio, el pensó: "al final si me va a traer a una fiesta". Se subieron a un ascensor y se bajaron en un piso 22. Rideric miraba intrigado a todos lados, la entrada era una puerta doble de vidrio que decía "coffee". Entraron, el camarero saludó a Vanesa como si se conocieran. Era un lugar hermoso, una de las paredes era completa de vidrio y se podía ver la ciudad, él supuso que de noche sería aún más hermoso. Se sentaron en una mesa para dos que había en una esquina.
- Cuando quiero despejar vengo aquí y es muy bueno, a pesar de que es un lugar hermoso aquí no viene mucha gente - le dijo mientras pasaba el dedo por la esquina de un vaso pensarivamente.
- Tienes razón, es fantástico.
- Deja que pruebes la comida, aquí hacen los dulces más buenos de la ciudad... No estoy segura, pero son mis favoritos - Rideric rió en silencio - tu presencia es muy cómoda... Apenas hablas, pero me siento... bien contigo.
- Yo también, es raro pero cómodo.
- Si, no se por qué te caigo mal - ella dijo y él se asombró.
- Perdón, ¿dijiste qué tu me caes mal?
- ¿Si?
- Pero si un día le tiraste una Red Bull a mi novia encima, y no te sabes ni mi nombre.
- si me lo se Rideric.
- Si porque te lo dije hoy.
- Me lo se desde hace tiempo, solo que no te iba a hablar como si te conociera de toda la vida, primero nos presentamos, porque tu nunca me dijiste tú nombre ¿o si? Solo lo escuché por ahí... Como tú el mío.
- ¿verdad? - dijo y él acertaba con la cabeza.
- Me di cuenta que te enfadaste cuando te dije que no quería ir a ninguna fiesta.
- ¿Por eso me invitaste?
- No, que va - No le dejó tiempo a Rideric ni de pensar mal - solo que quería pedirte tu número pero no sabía cómo - el sonrió mirándola a los ojos.
- Solo tenías que pedírmelo.
- También era una escusa para invitarte a salir - él se rió alto - ¿¡qué pasa!?
- No, nada, conozco pocas personas que son capaces de decir eso, y viniendo de ti me extraña mucho más.
- De eso nada si lo extraño aquí es que tu hayas aceptado - dijo un poco seria haciendo pucheros
- Bueno, muchas veces he intentado hablarte pero tu eres como un cuchillo sin mango... no hay por donde cogerte.
- Aún te aferras a lo del poolparty... Estábamos molestándole... Me refiero a que era broma
- Me dijeron gay... - le dijo levantando una ceja, se notaba que se estaba enfadando.
- Me dejaste en ridículo delante de mis amigas.
- Y tu a mi delante de todo el mundo - estaba enfadándose más
- Pero ¿Tu no fuiste a saludar a Lola?
- Si - se le pasó el enfado pero aún le quedaba orgu... Dignidad
- Yo estaba molesta porque cada dos segundos se me acercaba un chico ligando
- Adiós modestia - dijo irónicamente burlándose de ella, lo que hizo que se riera en vez de sentirse ofendida.
- Hablo en serio, justo antes de que llegaras otros tres chicos habían ido a ligar conmigo.
- Ok te creo. Pero yo iba a saludar a tu amiga la gorda.
- No la llames así - le reprochó.
- Perdón, ya se que es tu amiga.
- Yo leo mentes, sabía que te referías al poolparty, aunque... Es verdad que no era la única vez que intentabas hablar conmigo. Siempre tus amigos te molestaban y me señalaban a mi.
- Porque creían que yo estaba enamorado de ti.
- ¿No lo esta...bas?
- Eres guapa, pero no eres gran cosa - ella se enfadó un poco y lo golpeó con una servilleta - ¿pero si dije que eres guapa?
- Pero dijiste que no era gran cosa.
- Es broma, pero decir que estoy enamorado de alguien que no conoces es una locura... ¿no?
- Si, pero no no soy la más adecuada para responderte.
- Yo creo que amar es relativo, yo amo a mi madre, pero... Amar a tu pareja es... Diferente.
- ¿Tu conoces ese sentimiento?
- Para mi es muy difícil amar.
- Yo no lo creo... Debe haber una personita por ahí por la cual suspiras como un niño pequeño.
- ¿Eso te ha pasado? - ella lo miró con grandes ojos - me refiero... A estar enamorada.
- Súper Man, me encanta, cuando yo era pequeña era mi novio imaginario.
- ¿Tu amor platónico? - él la miró intrigado - pues tu novio se debe poner celoso cuando vez la DC - ella sonrió - Vanesa... No me amas porque no tengo capa - dijo con una voz ronca y graciosa y ella se reía escandalosamente.
- Eres... Después de mi madre la primera persona que lo sabe.
- Un honor guardar tu secreto... Eso me convierte en tu padre - ella se puso triste mirando su vaso de nuevo - y tu madre tiene un no-se-que ¿sabes? - ella fue incapaz de aguantar la risa.
- Yo nunca he visto a mi padre. Mi madre tiene 39 años. Se quedó embarazada de mi con 17 años y mi padre tenía 25. Él le dijo que iría a Nevada a trabajar en la granja de su padre y volvería en seis meses con dinero para comprarnos una casa en cualquier parte para vivir los tres. Jamás ha vuelto y mi mamá siempre lo ha estado esperando. Ni una nota, ni un teléfono para llamarlo, no le dejó nada, ella sólo tenía una foto de él y está en un cuadro en el salón de la casa. Hace unos años llamó mi "abuela"; su madre, que vivía en Washington con mi abuelo intentando comunicarse conmigo prometiendo que nos iba a ayudar pero jamas volvió a llamar. Resulta que mis abuelos jamás han vivido en Nevada y mi padre nos abandonó descaradamente - ella le confesó con los ojos húmedos - esto tampoco nunca se lo he contado a nadie.
- Tampoco es gran cosa un padre, algunos no son como quisiéramos ni como nos imaginamos... Ni como los pintan en las películas.
- Tu lo dices porque tu lo tienes.
- Yo le rompí las dos piernas al mío - ella lo miró asombrada - durante mi niñez y adolescencia yo viví violencia doméstica por su parte... No por eso lo hice, si no porque...
- ¿Qué pasó...?
- El día que cumplí 18 y justo el día de mi graduación como bachiller él no me dejó hacer una fiesta.
- ¿¡porque no te dejó hacer una fiesta!?
- ¡No! Mi madre si quería que la hiciese e intentó convencerlo... Esto provocó una fuerte discusión... Justo cuando llegaba de la escuela... El día de mi cumpleaños... Escuché que seguían peleando pero ni siquiera me preocupé; era algo típico en ellos, pero escuché un estruendo que provocó un silencio luego, fui a la habitación de mis padres y me paré en la rendija de la puerta, estaba la tele en el suelo, aquel... Hijo de puta le arrancó el cable y le pegó en la cara a mi madre dos veces - Vanesa cubrió su rostro con sus manos - cogí un bate de béisbol y entré en el dormitorio, los miré a los dos y ella lloraba desconsoladamente en el suelo y gritaba de dolor, yo lo empujé con todas mis fuerzas sin decirle nada y el chocó contra la pared dándose en la cabeza y cayendo al suelo. Luego me paré frente a él y con el bate golpeé sus piernas como si sostuviera un hacha y me llenaba de placer de venganza mientras escuchaba sus gritos.
- Dios mío.
- Se lo merece no me arrepiento, le dieron seis años de prisión y ya van tres, mi tía me dijo que le redujeron la condena pero a mi me da igual, jamás pienso volver a dirigirle la palabra. Él puede tocarme, pero a mi madre ni un pelo.
- Tienes razón, y yo que creía que el mío es un cabrón
- Por cierto ¿nos van a atender?
- Tienes que ir allí y hacer tu pedido y luego ellos te lo traen ¿vamos?
Fueron y pidieron unos dulces y unas cervezas, solo había pasado una hora y ya se habían tomado seis cada uno. Mientras tomaban se iban contando uno al otro sus vidas como si fuera un concurso a ver quien la tenía peor. Todo iba genial hasta que dijo Vanesa:
- Pues a mi me han intentado violar dos veces - hizo el sonido del hipo - una vez un cabrón súper sexy... Y eso lo sabe todo el mundo... Y el fin de semana otro que me secuestró en un taxi.
- ¿Dijiste sexy? - preguntó nervioso.
- Si ¿¡Si qué pasa que pasa!? Me gusta el chico aunque no lo conozco ¿es tan raro? - ya estaba borracha.
- La verdad es que si.
- La verdad es que... Tu te le pareces mucho... Ya estoy diciendo tonterías, mejor me callo antes de que se me note que estoy borracha - Rideric rió para si mismo
- ¿¡De que te ríes!?
- ¿Has dicho que soy sexy?
- Si - hizo otra vez el sonido del hipo - y te traje aquí para luego tener sexo contigo, tengo necesidades ¿Ok?
- Ok
- ¿Cómo que "Ok"? ¿Cómo que "Ok"? Ya me arrepentí porque creo que así me estoy aprovechando de ti - él le sonrió sin dejar de mirarla a los ojos - pero creo que me estoy enganchando, lo malo es que se me pasa rápido.
- ¿Te estás enganchando? - pagó la cuenta y salieron - ¿a qué te refieres con eso? - entraron al ascensor.
- como que me acabo de imaginar tu y yo de novios.
- No estaría mal - él dijo y ella lo miró a los ojos.
- Rideric... Como que vas a ser tu mi primer novio...

Se miraron a los ojos y como un impulso nervioso se dieron un apasionado beso, él la apoyó contra las compuertas y se quedó parado el ascensor hasta que dejaron de ejercer presión sobre estas. Se miraron a los ojos, se sonrieron, él se mordió el labio y se volvieron a besar. El ascensor se detuvo en el piso 5 porque  una señora quería bajar y se santiguó al ver que Vanesa estaba despeinada y él con la camisa abierta hasta la mitad. Con un andar de soberbia entró y se quedó en medio de los dos sin dejar de mirarlos con desdén por encima del hombro. Vanesa y Rideric se miraron y él respiraba agitadamente. Los tres salieron casi al mismo tiempo.
- ¿A dónde vas Rideric, piensas conducir en ese estado?... ¿Borracho? - ella le dijo
- Yo estoy perfectamente, quien está borracha eres tú.
- Es verdad... Si muero dile a mamá que todas mis pertenencias se las dejo al gato.
- Con gusto.
- Por cierto eso de ser novios... Me lo tengo que pensar.
- Ok... Es muy pronto... y tu estás borracha.

Mientras se subía en el auto lo miraba coqueta, se sentó en la parte de atrás, no el asiento del copiloto. Él miraba concentrado al conducir y ella lo miraba a él recordando lo que había pasado.

- ¿Dónde vamos? - ella le dijo con voz coqueta.
- A tu casa - respondió como si fuera lo más obvio del mundo.
- ¿Aquí se acabó nuestra cita?
- Al parecer
- ¿Y si vamos a tu casa?
- Eso me lo tengo que pensar - le dijo desquitándose
- ¿Vas a tardar mucho?
- Yo no soy tu novio y no pienso preocupar a tu madre.
- ¿Eso responde a... ?
- Otro día linda - le guiñó un ojo mirándola por el espejo retrovisor interior.
Ella se puso seria, pensativa y nerviosa. Eso le hizo recordar el suceso con el taxista. No dijo una palabra más en lo que les quedaba de viaje. Cuando llegaron se le había pasado un poco. El salió primero para abrirle caballerosamente la puerta pero ella ya estaba afuera. Fue en dirección a su casa, sacó las llaves y justo en el instante que le iba a dar un beso a Rideric su madre abrió la puerta y ella disimulo dándole un beso en la cara.

Rideric se despidió de las dos mientras caminaba de espaldas mirando a Vanesa en dirección a su auto. Cuando se subió y arrancó miró a la puerta de la casa de Vanesa y aún estaban allí, mientras se alejaba ellas se despedían de él con la mano. Cuando ya estaba Rideric lejos Vanesa miró a su madre y le sonrió.
- Te esperé para cenar - le dijo a Vanesa mientras caminaban hacia la mesa.
Las dos sirvieron y adornaron el grande pero vacío comedor y se sentaron frente a frente.
- Me cae bien el chico - dijo mientras cortaba el filete la madre de Vanesa.
- ¿Pero si solo lo has visto una vez?
- Más que a cualquier otro - Vanesa en silencio le dio toda la razón - parece un buen chico
- Es muy interesante - le dijo Vanesa para acompañar la descripción.
- ¿De qué lo conoces?
- De la Universidad... Lo conozco hace tiempo de vista pero es la primera vez que salimos.
- Quizás él te haga olvidar el cabrón ese que te secuestró... El primero - dijo de un tono burlón sin intención de ofenderla, aunque no lo hizo Vanesa no estuvo cómoda.
- ¿A qué te refieres con olvidar?
- El póster de tu cuarto impresiona.
- No es lo que crees.
- Ese... Deseo; por llamarlo de alguna manera, de saber quién te secuestró te está haciendo daño. Al fin y al cabo él no te llegó a hacer nada... Te hablo como madre cuando te digo que lo mejor para ti es olvidar ese acontecimiento.
- Te hablo como hija cuando te digo que tu no sabes lo que es mejor para mí - Dijo Vanesa levantándose de la mesa sin aún haber terminado. Su madre se quedó triste mirando su plato casi lleno siendo incapaz de volver a probar bocado. Su objetivo era tratar de ser lo más jovial posible para decirle a su hija lo que sentía.

Vanesa fue a su habitación y se acostó sobre la cama sin dormir. Se sentía mal por haber tratado a su madre así. ¿Como puede querer que "dejen así" a aquel que le hizo tanto daño? ¿O será que ella sabe que lo que ella siente por su enmascarado secuestrador no es sólo resentimiento?

Obsesión [Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora