Volvió

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  El timbre sonó. Seis meses después es la primera vez que suena. Donatella se acababa de despertar y escuchar el timbre la hizo sentir molesta. Volvió a sonar. Ella arrastraba las pantuflas... abrió la puerta.
  Ella estaba ahí. Lloraba de la emoción. Le dio el abrazo más fuerte que podría alguien imaginar. Vanesa besó su frente y la volvió a abrazar.
- Tenías razón al ocultar sus cartas.
- ¿Lo viste?
- Es un cabrón. No quería creer que era su hija. Luego me invitó a dormir en su casa y lo pillé masturbandose mientas me miraba ducharme.
- ¿Qué?
- Tranquila... acaricié sus testículos con mi rodilla y tuvo que ir a urgencias.
- Te amo Vanesa.
- ¿Sabes qué...? Mejor nos quedamos aquí.
- Ok.
  Volvieron a abrazarse y entraron a la cocina. Ella estaba riendo. Parecía como que había matado un fantasma y sentía paz.
   Le contó todo lo que vio en Londres. Que trabajó en una cafetería y le alquiló una habitación una señora increíble que se volvió su mejor amiga, que conoció muchas personas y que ahora era más felíz.
  Ella no le habló de lo mal que lo pasó y mucho menos mencionó a Rideric. Fue a dormir y despertó en la noche. Fue un largo viaje. Cuando despertó fue al jardín. Se sentó un un banco cerca de su casa y revisó su teléfono.
- Estás hermosa... - miró al lado y estaba Rideric sonriendole. Ella le devolvió la sonrisa y miró su teléfono de nuevo - ¿Cómo te fue el viaje?
- Lo sabes bien... - ella dijo
- No lo se.
- Se podría decir que muy bien.
- Yo la pasé horrible.
- ¿Eres tu en serio?
- Si... le sonrió y tocó su hombro.
- Es raro poder sentirte...
- Pero es lo más hermoso del mundo...
- Es hermoso... - ella dijo con voz dormida
- Ya me voy... Fue bueno verte de nuevo. Adiós.
- Adiós

  Él se levantó y volvió a su casa. Estaba algo felíz pero esa palabra ya no cabía en su cabeza. Aún le quedan ganas de llorar. Desde que la vio se dio cuenta que estaba diferente. No sólo por su sonrisa en la cara... simplemente lo sentía.
   Ellos tenían algo más fuerte que nada en este mundo. Mucha mala suerte tal vez pero estaban conectados. Aveces era como si realmente cuando ella estaba en Londres se hablarán. Ellos se imaginaban como si el otro estuviese a su lado y conversaran pero inexplicablemente todo coincidía.
  Él seguía sufriendo... más que ella. Él la engañó... Pero ella lo engañó a él haciéndole creer que no sabía nada.
  A mi me gustaría poder hacer algo, pero lo que ambos me cuentan es tan confidencial que no te lo puedo contar ni a ti.
  Pero me gustaría que estuviesen juntos.

Obsesión [Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora