¿Seguro?

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Desnuda... atada... totalmente inconsciente, era lo más hermoso que un ser humano podría ver, al menos eso era lo que pensaba Rideric. Simplemente perfecta, simplemente. Una fuere droga reaccionaba en su organismo
Cada respiración parecía un suspiro, aunque más bien parecía que estaba muerta, él solo esperaba que ella se despertara, no quería cogérsela dormida, no era un necrófilo aún.
Ella despertó entre débiles movimientos de cabeza, miraba confusa. el cruzó las manos y se apoyó sobre el escritorio mirándola detenidamente. Cuando algo de sobriedad se cruzó en su mirada solo pudo gritar con todas sus fuerzas. Él solo se acercó a ella, tocaba suavemente su piel comenzando desde sus pies.
- ¡¿Vas a amordazarme?! - Ella dijo.
- No va a hacer falta - él hablaba de garganta tratando de cambiar su voz - Aquí nadie puede escucharte.
Su reacción no fue como él esperaba, era consciente de que Vanesa era totalmente impredecible, pero no imaginaba que ella estaría tan tranquila.
- Eres hermosa - él dijo. Ella guardaba silencio solo lo miraba detalladamente, pareciera que no tuviera miedo.
- ¿Cómo llegué hasta aquí? - Ella se preguntó a si misma.
- Eres perfecta Vanesa - él literalmente la ignoró.
Su cara comenzó a cambiar lentamente, al escuchar su nombre entre los labios de Rideric. Comenzó a darse cuenta que no era un secuestro común, él era un psicopata y no era casualidad estar ahí.
Él se acercó a ella y beso lentamente su cuello, Vanesa miraba la pared con asco. Él solo sonrió. Luego beso su rostro y luego su boca, ella mordió sus labios tan fuerte que sangre salió.
- ¡¿Así que te doy tanto asco?! - él gritó - llevó años detrás de tí, esperando a que sepas quien soy... a que supieras que excisto.
- Nunca lo has intentado. Simplemente estás enfermo. ¡Solo suéltame!

Obsesión [Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora