El sueño

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Esta noche ocurrió algo increíble. Rideric por primera vez; según como recordaba tuvo una pesadilla. Vanesa también pero para ella era algo normal. Lo que raro es que los dos tuvieron el mismo sueño.
  Iban de la mano caminando por un bosque. Él la guiaba prometiéndole que se iba a asombrar. Caminaron unos minutos hasta que llegaron a un acantilado con una vista majestuosa... Pero a la vez horrorosa. Era de noche pero la Luna Llena iluminaba todo. Era una especie de valle porque frente a ellos como a cien metros continuaba el bosque. Lo prometido por Rideric se cumplió y Vanesa estaba alucinando con dicho paisaje. Se sentaron sobre una roca grande y comenzaron a decirse que es lo que le gustaba más a uno del otro y Rideric de la nada hizo aparecer una botella de vino con dos copas.
- Lo que más me gusta de ti es que eres un caballero y a tu lado me siento como una dama; me das la seguridad que tanto había deseado. Te conozco poco pero siento que podría pasarme todos los días de mi vida mirando tu hermoso rostro sin cansarme ni un solo minuto, porque siento que puedes reparar todos mis errores y hacerme ser cada día mejor - le dijo Vanesa mirándolo a los ojos como si sus palabras saliesen de lo más profundo de su alma.
- En cambio yo contigo no me siento bien - ella se asombró - lo que yo siento por ti no lo puedo describir con palabras, porque en este mundo no existe ninguna que se aproxime. Cada detalle, cada frase, cada momento, es todo lo que yo necesito para ser yo. Eres la diosa que me va a hacer llegar al cielo - se le pusieron los pelos de punta a Vanesa.
- Lamento desilusionarte pero yo tengo muchos defectos y...
- Y cada uno de ellos son los que más me gustan de ti - la interrumpió - tienes el corazón de una niña el en majestuoso cuerpo de una mujer - ella suspiró - si me dejas te voy a hacer llegar al cielo yo también, como si lo traigo yo mismo si estás cansada o no quieres ir, no me importa - hubo el silencio mas fascinante que puede existir.
Rideric descorchó la botella y sirvió el vino en cada copa y le dio una a Vanesa, luego le dio un beso.
- ¿Por qué brindamos? - le dijo Vanesa.
- Para que cada noche contigo sea como esta.
- Lo que necesito cada noche es a - los dos dijeron al mismo tiempo - ti - se dieron un beso y luego se pusieron de pie.
- Lo siento... - Dijo Rideric y ella lo miraba incrédula. Rideric la acariciaba mientras la besaba y la abrazaba pegándola lo más posible a su cuerpo. Ella sonreía. Él fue tomando sus manos y las apretaba. Luego comenzó a caminar y Vanesa iba en la dirección en la que él la empujaba.
- Buen... Viaje - dijo entrecortádamente.
Luego la cogió por las caderas y la tiró por el precipicio.
- Te lo juro - ella le dijo mientras caía.
Rideric la miraba como iba cayendo lento hasta que desapareció en la oscuridad, comenzó a llorar mientras con sus brazos se abrazaba el mismo su propio cuerpo.
- ¡Vanesa...! - gritó y se lanzó el también cayendo en picada hasta el infinito sintiendo ingravidez en una caída libre extremadamente lenta. Estuvieron cinco minutos en oscuridad total en sus cabezas hasta que los dos despertaron de un salto en sus habitaciones sintiéndose absolutamente solos. Ambos cogieron sus respectivos teléfonos, eran las tres de la mañana. Rideric estaba llorando, jamás se había sentido así, llamó a Vanesa que no tardó ni un timbre en contestar.
- ¿Vanesa? - dijo confuso incrédulo de que había contestado a esa hora - perdón... perdón. No es lo que piensas, lo que me faltó era... es que creía que me estaba aprovechando de ti... De tu tristeza... me sentí increíblemente mal y no pude... Perdón.
- No pasa nada Rideric - dijo tratando de calmarlo - entendiendo todo ahora, sabía que tenías una explicación para haber actuado así... Pero no debes tener pena por mi, creo que te he demostrado que soy bastante fuerte.
- No, no es pena... Sólo que que... Vanesa... Eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Jamás me voy a perdonar haberte hecho daño - oh oh... Rideric erró ahí.
- No me has hecho daño... Más bien estás sanando mis heridas - Rideric suspiró aliviado.
- ¿Me perdonas?
- Si... Ahora duerme y mañana nos vemos.
- Ok...
Luego de que colgaron Vanesa comenzó a pensar. ¿Los dos estaban despierto a esa hora?  Después de ese horrible sueño no le quedaba más ganas de dormir. Ella sabía que había algo que no encajaba, pero aún no sabía que era. Lo que pasa entre ellos es algo asombroso... Mágico y aunque yo también soy escéptico soy consciente de que sus mentes estaban conectadas. Algo pasaba, destino... Karma... No estoy seguro pero los dos tenían algo que no era normal.
Pasaron las horas y sus cabezas eran una espiral de sentimientos. Rideric se estaba dando cuenta de que estaba a punto de poner el pie en falso. Vanesa estaba enamorada del secuestrador; que aunque era Rideric ella no lo sabía, pero Rideric también le gustaba y mucho, más que a cualquier otro. Pero ¿qué pasaría si ella se enterase que era la misma persona? Empezaría a temerle quizás, Rideric no podía explicarle por qué lo hizo, y porque estaba enamorado de ella no era una explicación racional. Dicen que los sueños reflejan el alma de la gente, si sus sueños están sucios, lo más probable es que su alma también lo esté.
Al otro día fueron a verse. Rideric fue a su casa con el auto. Su madre lo había ayudado a preparar comida porque invitó a Vanesa a hacer un picnic. Fueron a un parque gigante que estaba cerca de casa de Vanesa.
- Quedate en el coche que te voy a dar una sorpresa - le dijo a Vanesa y aparcó el auto en un estacionamiento que estaba a unos metros.
El comenzó a arreglar todo. Trajo un mantel de picnic de dos metros cuadrados, era un poco grande y se le hacía difícil. Cuando ajustaba una esquina e iba para la otra el aire movía la anterior. Vanesa miraba todo desde el auto riéndose a carcajadas. Lo que hizo fue poner los alimentos encima y luego acomodar el mantel. Cuando fue a buscar a Vanesa al auto la pobre se quedó boquiabierta, estaba todo perfecto y al superar sus expectativas se emocionó y se le salió un lagrimita rebelde. Él la abrazó por detrás le dio un beso en la cara y apoyó su mandíbula en su cuello.
- En serio, siento que estoy enamorandome de ti - le dijo Rideric en su oído - ¿puedo? - ella se puso frente a él y le dio un beso entrelazando su meñique con el del.
Los dos se sentaron muy cerca y todo lo que se querían decir se lo decían al oído. Luego el le dio una manzana y cuando ella la levantó vio que algo estaba escrito: "¿Me personas?" Ella sonrió y le dio una mordida. Él la miraba sonriendo de forma coqueta.
- Sip - él la abrazó y la acarició con la frente - pero cuando me vuelvas a dejar con el calentón olvídate de volver a ver a tu amiguito.
- Ok Ok - levantó las manos como cuando te rindes frente a un arma - Que agresivas son estás yanquis - Dijo bromeando para él.
 
 
  Que amor tan raro... Pero que bonito.

Obsesión [Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora