"El orden de los factores no altera el resultado"
Es el lema del temido y afamado empresario londinense "Octavio Almoraz" altivo y soberbio como ninguno; según él no necesita de nadie para hacer y deshacer a su antojo, en su infinita arrogancia alqu...
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Kailam
De camino a casa, me replanteo todo y me pregunto ¿voy a estar algún día con mis hijos? pues está más claro que nunca, y ellos es lo único que me queda, así que seré una leona para pelear. El hospital está relativamente cerca de mi casa, el viaje lo hago a pie, en eso noto unos jadeos provenientes de una caja, me acerco y veo una cachorrita hermosa, una señal, puede ser. La tomo esta algo olorosa pero no importa esta hermosa, bueno seremos dos chicas contra el mundo.
Al día siguiente estoy resuelta en ir al hospital, hoy le harán los exámenes a la niña, dejo a Alaska limpia y con buen alimento, al entrar al hospital veo a al abogado hablando con una chica muy linda, nunca me he sentido menos que nadie, pero sé reconocer cuando hay chicas lindas y la que estoy viendo parece modelo y sobre todo me estresa los tacones en los que está montada, si tropieza mínimo se parte algún hueso, con ese pensamiento me acerco a ellos
- Buenos días – se giran ambos –
- Buenos días Kailam, mira te presento a Sofía Almoraz- tiene unos ojos verdes muy bonitos, ella me sonríe –
- Hola – no me deja terminar de hablar-
- Hola nos conocimos hace años, en la clínica donde tuviste a los mellizos, ¿te acuerdas? – niego –
- No recuerdo, pero un gusto – me sonrió para aligerar el ambiente -
- Las dejo Octavio me necesita – dice Gael y me tenso al verlo irse -
- ¿Sera que algo pasa con la niña?- me sonríe y me dice –
- No, Octavio a veces suele ser demasiado dramático – me encojo de hombros, como raro el hombre –
El abogado se va dejándome con la señorita y ato cabos ella debe ser su esposa y hermana del señor este, se dirige hacia la cafetería y la sigo, en el trayecto me dice que para charlar
- Te puedo llamar Kai – frunzo el ceño por la confianza que está teniendo conmigo, aun así asiento -
- Claro, puedes decirme cómo te sientas cómoda – su sonrisa de agranda -
- Perfecto... ¿quieres algo de tomar?
- Con un café está bien – mientras nos toman la orden me dice-
- Lo siento... - frunzo el ceño -
- ¿Porque lo dices?
- Siempre he estado de tu parte, quiero que conozcas a mis sobrinos, sé que no te acuerdas de mí, pero hace 5 años yo fui a la clínica y entre a tu cuarto solo para conocerte, y ahora que tengo al frente, no me equivoque cuando le dije a mi hermano que no eras mala persona – asiento -
