Quince

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– Estoy más que convencida de que alguien se dará cuenta de ésto – dije sentándome en el último asiento del autobus.

– Pues si sigues con esa actitud tan pistiva, por supuesto que sí – la voz de Liam estaba llena de sarcasmo, y también una pisca de diversión muy bien disimulada.

– No me digas que te van esas cosas de "mente positiva" – me volteé hacia él un tanto incrédula, él se echó a reír.

– Pues te diría que no, pero he de confesar que cuando quiero ganar una partida difícil me va cualquier cosa... – dice abriendo la ventana que estaba a su lado.

– Cierto... tu eras el que debió nacer en Las Vegas... 

– Pensé que ibas a hacer alguna alución a algún personaje... Raymond Babbitt, por ejemplo... – me miró de reojo por un momento.

– Él juega black jack, no se aplica... a menos que seas autista – pregunté de la forma mas seria en que pude hacerlo, 

– Eres un tanto friki, Claudia, ¿te lo han dicho? – preguntó con el ceño fruncido, aunque con una sonrisa tirando de las comisuras de sus labios.

– Cuando una ve muchas películas ya la tratan de friki... – digo pretendiendo estar molesta, aunque al parecer no resultó creíble.

– Verlas está bien, el problema es hacer referencias a ellas.

– Tú haces referencias a Batman – ahora mi voz sonaba incluso indignada – hablar de cómics es 10 veces más friki que de una película cualquiera...

– A ver, hice referencia a la película de batman que más gente vió – dijo levantando un dedo en mi dirección, quizá para mantenerme callada – además, con lo viral que se volvió esa película en internet ni siquiera necesitabas verla para conocer la frase que te dije...

– ¿Te acuerdas exactamente de la frase que me dijiste? – pregunto sin poder contener la risa, tampoco podía creerlo si es que decía que si.

– No son muchas las frases de batman que uso... aun éss técnicamente es del guasón... – se encogió de hombros y volteó hacia al ventana, quizá queriendo dar a entender que la conversación había terminado.

– ¿Pero viste el caballero oscuro o no? – pregunté luego de un rato.

– Claro que sí. Me encanta batman – se volteó a sonreírme, y desvíe los ojos hacia cualquier otra parte.

*****

 Al bajar del bus tuvimos que andar una manzana hasta encontrarnos con un edificio enorme y cuadrado con 3 portones en la parte frontal y enormes letras pintadas en la parte superior, el nombre me pareció irrelevante, el punto era que estábamos frente a un taller mecánico, que a juzgar por el estilo de las letras del nombre y los dibujos tipo tatuaje que estaban en cada pared visible, se dedicaba a personalizar los coches.

– ¿Qué hacemos aquí? – pregunté mirando al interior del taller, podía ver varios aitos dentro, algunos a medio armar, otros con periódicos en cristales, aparentemente recién pintados.

– Buscar algo – dijo simplemente, acercándose hacia el taller.

– ¿Qué clase de coche tienes? – no podía negar que me agradaba la idea de ver un auto, mi padre me había metido el gusto por los autos, no me gustaban los excesivamente modificados, pero sentía curiosidad.

– ¿Quién dice que es un coche? – con eso fruncí el ceño más intrigada que confundida.

– ¿Entonces qué vienes a buscar?

Casa Harrison para jóvenes problemáticos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora