Trece

118 13 5
                                    

Cerré los ojos, pero enseguida me dije que era una mala idea, así que de inmediato los abrí y me lancé al vacío antes de que pudiera pensar demasiado en lo que estaba a punto de hacer.

Mis pies tocaron el suelo y me lancé hacia adelante rodando, buscando disipar un poco de la energía de mi salto para no lastimarme las piernas ante el impacto, incluso después de haber caído sobre el césped "blando" del otro lado del muro. Por cierto, era una enorme mentira eso de que es más verde del otro lado, es la misma basura en todos lados.

Di un paso hacia las sombras, alejándome de dónde había caído para darle espacio a quien venía detrás de mí. Miré hacia la calle con nuevos ojos mientras una sombra caía a mi lado de manera tan poco grácil a como yo lo había hecho. La calle iluminada por las luces artificiales se veía bastante aburrida desde las ventanas de la casa de Emmy, sin embargo desde aquí afuera era una perspectiva mucho más bonita. Era ridículo como algo es mucho más atrayente cuando no puedes hacerlo. Tan solo salir a la calle y sentirme bien es un ejemplo perfecto de ello.

- Seguro todo se verá mucho más bonito mientras más nos alejemos de aquí - Carla se paró a mi lado, buscando hacía dónde alejarnos de la casa sin ser vistas mientras respondía a lo que yo pensaba como si pudiera leerme la mente. De seguro se preguntan que hago saliendo con Carla, y la respuesta es muy simple: alguien debía salir con ella, y no podía ser Liam, porque aparte de mi compañera del crimen en esta noche, él es el único que entiende decentemente cómo funciona el artilugio ese que controla la seguridad de la casa. Eventualmente terminaré aprendiendo, pero por ahora, debo ser paciente y ayudar a la geniecilla electrónica a conseguir todos los juguetes que necesita.

Seguí a Carla por las calles, corriendo, por supuesto, o nunca llegaríamos a ningún lado. Era molesto de veras el no tener otra forma de movilizarse, pero era todo lo que había. Otra cosa muy interesante que conseguir esta noche sería un auto.

- ¿A dónde vamos, Bonnie? - pregunté alcanzándola.

- ¿Bonnie? - dijo entre jadeos.

- Bonnie y Clyde... no importa, solo responde.

- Tengo todo lo que necesito en casa, lastimosamente es imposible ir y venir antes de que amanezca, así que tenemos que arreglárnosla de otra forma.

- ¿Otra forma?

- Una portátil con buena capacidad o un auto... - "Ya sabía yo que necesitábamos un auto..." Miré a mi alrededor buscando cualquier cosa que ayudara, una bicicleta o lo que sea. Entonces el letrero con el nombre de la calle se cruzó en mi campo de visión y sonreí.

- Sígueme.

Corrí calle arriba sin importarme si Carla me seguía o no, aunque el sonido de sus pasos me indicó enseguida que si la tenía detrás.

A medida que avanzábamos las calles se iban haciendo menos iluminadas, y pronto lo único que veríamos sería un portal inmenso y bien iluminado, un faro en la oscuridad de la calle. A 200 metros de este portal debía girar a la izquierda y me encontraría con ese árbol que tenía al menos 100 años. Era tan sólido como si fuera de cemento. Mi cuerpo sabía de memoria como treparlo, aún en la poca luz que había tras él.

- Vamos a entrar y vas a quedarte cerca de mi, enserio. Que si nos ven estamos mas que jodidas...

- ¿"Los Abetos"?... no hace falta que digas que estamos jodidas, ese nombre de barrio cerrado caro lo dice todo, ¿pero como...?

- Shhh y sígueme. Pisa donde yo, no es tan difícil.

Sin demasiado esfuerzo alcancé las ramas mas altas, las que pasaban justo sobre el muro y podía cruzarlo sin peligro de las cámaras o el guardia que custodiaba el portal de entrada.

Casa Harrison para jóvenes problemáticos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora