Mi mente no deja de revivir lo que puede ser el momento más desagradable de mi vida y me hace sentir un abismo dentro de mí. Desearía tener el la posibilidad de borrar este episodio y continuar como lo he venido haciendo estos últimos años. Quiero desaparecer por completo y no saber de nada ni nadie...
Quiero perderme.
NOTA 328
Dejo caer mi diario al suelo, las pocas fuerzas que me quedan no resisten tanto como creía.
Scott se acerca a mi cama con su larga y babosa lengua, intentando ayudar. Creo que sabe lo triste que estoy en este momento, lo puedo ver en sus ojos llenos de compasión.
Al parecer los perros tienen ese sentido extraordinario de hacer buena compañía, sin la necesidad de decir o hacer nada.
—Ven aquí, amiguito.
Sube a la cama y acuesta todo su peso a mi lado.
—Eres mi amigo fiel ¿Lo sabes? —le hablo como si entendiera lo que digo.
Le lanzo un fuerte abrazo y allí nos quedamos por un rato bastante largo, unidos para ser uno solo.
—Señorita Isabel.
Llama la incrédula sirvienta desde la puerta.
Mis ojos la fulminan con la mirada, tengo deseo de hacerle mucho daño y creo saber por qué. Ella dejo que el asqueroso policía abusara, aunque no lo sabía del todo.
—Aquí estoy, Sra. Beatriz.
Respondo con mucha educación.
—Pronto será medio día, debes subir a comer. —dice y se retira.
Mis ánimos estan por el subsuelo, pero debo alimentarme.
Levanto mi cuerpo y Scott despierta con mucha pereza, creo que los perros si parecen el reflejo de sus dueños.
Tomo el diario del suelo y decido echarle un vistazo; cuando de pronto leo la NOTA numero 325, donde parezco muy emocionada por mi encuentro con Ricardo.
Maldición, casi lo olvido.
Coloco un vestido rosa pastel sobre mi cuerpo, unas zapatillas blancas y recojo mi cabello con una cola de caballo. Debo verme preciosa para hoy.
—Isabel, no me hagas bajar por ti.
Anuncia la Sra. Beatriz, siendo intensa como lo es normalmente.
Respiro hondo, debo tener un plan para salir de este lugar y creo saber lo que hare.
—Scott, vamos. —digo y desalojo el sótano.
La claridad choca con mis ojos haciéndome llorar, el día está muy despejado y a mi favor.
—Estoy en la cocina, puedes venir a comer aquí.
La Sra. Beatriz está un poco extraña, no suelo comer en ningún lugar que no sea el sótano y ahora me da un poco de libertad con ello.
—¿Qué hay de comer hoy Sra. Beatriz?
—Comida.
Muy graciosa.
Ella coloca en el mesón un plato con muchos granos rojos.
—Esto es lo que comerás. —me lanza una sonrisa.
Sigo pensando que esta rara, esto huele muy bien.
De pronto se escuchan algunos ladridos de Scott en las afueras de la cabaña.
—Mire. —señalo hacia la ventana— Nuestro perro ha escapado.
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LA CHICA DEL BOSQUE ©
General Fiction"Me ha secuestrado y ahora estoy perdidamente enamorada de él". Estocolmo. El hombre oscuro. Hace con ella lo que quiera, puede tomar su vida a su parecer y decidir lo que puede o no hacerle. Él es su dueño, o es lo que le ha metido en su cabeza. La...