Para mi es todo un reto lograr dormir temprano.
Llevo horas mirando el techo de madera, rozando el costado de mi mano sobre la rocosa pared y pensando en todo lo que ha sucedido últimamente.
Joder, estoy embarazada.
—Chips. —suena el broche del bolígrafo.
Tan repentino como la caída de un rayo, es como llega a mi esta nueva aventura y experiencia que ahora vive dentro de mí. Tengo una pequeña alma en mi barriga que no se si verá la luz del día. ¿Quiero o no? Es la pregunta que resuena por mi mente, no me creo capaz pero debo. Es lo que creo correcto más allá de lo que desee.
NOTA 343
Dejo mi diario a un lado.
Mi cabeza explora en menos de una fracción de segundo; los mareos, los desmayos y el sentirme débil ahora tiene sentido.
Pero solo queda una espina que se mantiene clavada en mi espalda. ¿Este bebé es del Hombre Oscuro? Seguro sí.
Aunque existe una pequeña posibilidad de que sea del Policía maldito, todo esto me hace recordar en Ricardo, su hijo desgraciadamente.
—Vamos querida, es por aquí.
Reacciono con susto, alguien está bajando las escaleras.
—Ayudadme. —dice una voz muy adulta.
Frunzo el ceño y observo cómo se acerca la Sra. Beatriz. De su antebrazo se sujeta otra señora muy anciana; con ropa campestre, encorvada y arrugada.
—Bou, ella es la chica de la que le hable.
Me señala la sirvienta algo apenada.
—Es más jovencita de lo que imaginaba, acércame a ella. —Habla la anciana.
Quedo perpleja sin saber qué hacer.
—Señorita, siéntese como una dama y atienda a Bou.
Hago lo que me ha ordenado y levanto mi cuerpo rápidamente. La señora que está entre los cien años y la muerte se coloca a mi lado algo temblorosa.
—Dame tu mano. —dice entre los pocos dientes que le quedan.
Nuestras palmas se unen.
—¿Quién es usted?
Es lo primero que me ha llegado a la mente para preguntar.
—Shh, yo haré las preguntas.
Al decir esto, la Sra. Beatriz le acerca un tabaco de color marrón con un encendedor.
La anciana comienza a inhalar de él con su mano libre.
—¿Cuál es tu nombre niñita? —exhala el humo y cae en mi cara.
Toso un par de veces.
—Soy Isabel Soler.
—Sí, antes de llegar a esta fría cabaña, ya me lo había dicho tu ángel de la guarda.
¿Mi qué? No entiendo nada.
—Señorita, preste toda su atención. —dice la sirvienta.
—Necesito que nos dejéis solas.
Pide la anciana y ya me agrada, correr a la Sra. Beatriz es lo más sabio que ha hecho hasta ahora.
El sótano queda solo para nosotras.
—¿A que ha venido?
—Vaya que eres insistente niñita. —fuma levemente— He venido por una consulta.
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LA CHICA DEL BOSQUE ©
General Fiction"Me ha secuestrado y ahora estoy perdidamente enamorada de él". Estocolmo. El hombre oscuro. Hace con ella lo que quiera, puede tomar su vida a su parecer y decidir lo que puede o no hacerle. Él es su dueño, o es lo que le ha metido en su cabeza. La...