Capítulo IV: ¿Otro misterio por resolver?

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Laura


El asunto es este. Estoy siendo besada por un chico extremadamente guapo, sexy y con la voz de un Dios. Un beso con sabor a mojito.... Exquisito. Arrollador como los aplausos del público a nuestro alrededor. Pero... mi mente va a un lugar extraño. Estoy preocupada por este beso y las repercusiones que traerá —¿Cómo es eso posible? —Dónde queda el momento de: Me beso de tal forma que mi mundo se paralizo y todo alrededor desapreció. Joder. Estoy algo molesta con esas novelas que Fiore me recomienda. Me han subido demasiado mis expectativas.

Ricky incluso me dobla y suelta el micrófono para poder tomarme mejor y besarme bien, besarme jodidamente bien. Es decir, siento su lengua y todo. Y lo correspondo, aunque mi mente esté en estos momentos en otros asuntos.

Se aleja y con sutileza lo empujo con una mano en el pecho. Me ayuda a incorporarme y nos giramos. El Dj esta frenético animando al público a que voten con aplausos y gritos por el mejor. Nos señala y el público hace retumbar el lugar, luego señala a la teñida junto a Franco y aplauden fuerte —Pero no tan fuerte — Así que en resumen. Ganamos el reto del Cash Karaoke.

—¡Los ganadores! —El Dj toma la mano de Ricky y la mía y nos hace alzarla. Me rio y encuentro la mirada de Franco. Por un momento me ve, un brillo de furia en sus ojos. Entonces se inclina diciéndole algo a la chica que pone mala cara y se va.

Ricky me abraza y lo correspondo mientras nos hacemos a un lado. El Dj nos dice que en un momento nos darán el premio y sigue con el espectáculo. Estamos parados a un costado del escenario, terriblemente incómodos.

—Laura yo... —Niego interrumpiendo las palabras de Ricky.

—No quiero hablar de esto, no ahora con tanto alcohol en mi sistema —Digo y camino de vuelta a donde estábamos en la barra. El bartender de inmediato me da un vaso con otro mojito.

—No quiero hacerlo incomodo, de verdad... Laura, pero no te voy a negar lo que es obvio—Lo miro tragándome todo el mojito.

—¿Qué? ¿Obvio?—Digo interrumpiendo mi acto y respirando para seguir bebiendo todo de golpe. Joder, que sed.

—Que me gustas... —El bartender le da a Ricky un trago, uno con otro estilo. Más oscuro —Desde que te conocí, me gustas.

—Yo... —Yo lo sabía. Nunca lo correspondí. Pero joder ¿Cómo salgo de esta? — No te puedo gustar Ricky. Somos amigos.

—No... no digas eso —Se acerca a mí, atrapándome entre la barra y su cuerpo. Ya no tengo más trago que beber y me siento muy mareada. Todo mi cuerpo chispea.

—Yo... no soy la chica para ti —Arrastro las palabras y siento mis labios adormecidos —Solo puedo darte amistad. No, no besos.

—Por favor —Ricky se acerca de nuevo, su respiración chocando en mi rostro. Huelo el ron y me sonrojo porque recordar sus labios sobre los míos me hacen sentir extraña —Déjate llevar... se que sentiste lo mismo que yo con ese beso...

Trato de hablar. O creo que hablo. Balbuceo —No... no — pero Ricky igual avanza y estoy muy ebria como para empujarlo y no caer en el intento. Sus labios se pegan a los míos de nuevo. Siento calor, todo en él arde. Y luego... frío. Abro mis ojos que no note que tenía cerrados y Ricky ya no está. Lo que veo me deja sin respiración.

—¿Qué haces? —Le grita Ricky a Franco que lo tiene agarrado del cuello de la camisa, lo más alejado de mí.

Un Perfecto DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora