Capítulo XXXVI: Un perfecto desastre (Final)

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Dedicado a todas mis lectoras...

Laura

Después de un rato en mi estado de euforia por Franco justo frente a mí, su declaración y el ardiente intercambio de besos. Mi padre aparece.

Me siento avergonzada. Mi cara arde sonrojada y Franco no puede disimular su sonrisa. Pero mi padre nos ve con complicidad, feliz de haber logrado su objetivo. Porque sí, todo fue su plan. Franco me lo contó:

—Él me llamó de pronto una noche y me pregunto ¿qué piensas hacer? Yo le dije: esperar. Te esperaría. Pero el me dijo "creí que eras mejor que eso... "  y colgó. Un par de días después me envió el boleto para viajar. Y acepte. Lo demás lo planeamos entre los dos. Me dijo: mi hija se merece a alguien que luche por ella con la misma tenacidad con la que ella lucha por sí misma. Y, entendí que tenía razón. Así que aquí me tienes.

Y ahí estaban. Mi padre pidió al mesero una silla extra, se sentó entre nosotros y estrecho la mano de Franco para luego verme y guiñarme un ojo.

—¿Entonces? ¿Cenamos? —Pregunto y no pude evitar reírme.

Los tres cenamos entre charlas. Franco nos contaba sobre el avance del embarazo de Fiore. Sobre como Alex estaba tan emocionado. También, y con un trago amargo, nos hizo saber que sus padres le dieron la espalda a Fiore. Le quitaron todo, cosa que ya sabía. Y también lo amenazaron a él dejarlo igual si no asumía el rol que debía en la empresa familiar. Así que él estaba trabajando en la aérea política de la misma. Junto con su madre. Mientras su padre lo preparaba para en unos años subir de puesto.

—Todo ha sido muy rápido en estos meses. Fiorella se ve feliz, y lo está. Pero en el fondo sé que todo esto le afecta y aunque gracias a Will y a mí no le falta nada, sé que no se trata del dinero si no, del hecho de que sus propios padres le quitaron todo lo que por derecho es suyo.

Suspiro dándole un sorbo a mi copa. Mi padre se pierde por un rato en sus pensamientos hasta que mira a franco con determinación:

—Franco... sabes que si alguna vez lo consideran...

—Se que tu y tía Marlene están dispuestos a ayudarnos. Lo sé. Pero eso se acabo, es hora de valernos por nosotros mismos y dejar de depender de ese patrimonio de mierda que llaman tesoro familiar, que no ha hecho más que destruirnos.

—Concuerdo totalmente. Pero, saben que, si lo desean, pueden apartarse. Yo estuve trabajando con Laura en un nuevo proyecto, quizás a Fiorella le guste. Llevamos  algunas propuestas que tomamos de aquí, de Italia. Y las emplearemos en casa para materializarla quizás en un año o menos.

Franco sonríe y me ve con orgullo. Me sonrojo, nunca me acostumbrare a sus miradas tan intensas.

—Estoy seguro de que si, y será un éxito si fue idea de Lau.

—Lo será. A ella le ha ido de maravilla aquí, está en el mundo de la moda, el modelaje y todo eso que ahora hacen en las redes sociales ¿quién lo diría ah?

—Siempre supe que lo tuyo no eran de todo las leyes —Me dice Franco y yo sonrío asintiendo — ¿No retomarás la carrera? —Niego y él frunce el ceño.

—De hecho, decidí cambiarla a algo más corto. Hice algunos cursos de confección de ropa, marketing digital y pues, el modelaje se me dio bien. Así que, he reprogramado mi rumbo profesional —Franco me sonríe —Así que, dejare la universidad. He donado mi beca a alguien más que si la necesite y de un buen uso.

—Fiorella también decidió dejarla, de hecho comenzó un curso en línea algo sobre comida sana para bebés. En fin, está obsesionada con el mundo de la maternidad.

Un Perfecto DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora