CAPITULO EXTRA: El callejón de la adrenalina.

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Un año después


Laura

¡No soporto a Segnini!

Es ególatra.

Fastidioso.

Y extremadamente entrometido.

Y al parecer, se ha convertido en el mejor amigo de mi novio.

¿Genial no?

Lo miro con rabia mientras nos agrupamos en el estacionamiento del edificio donde ahora vivo con Franco. No es muy lejos de la casa de mi padre. Ni de mi propio apartamento.

¿A quién engaño? Dije que me iria a vivir sola. Lo hice. Por un mes. Luego Franco apareció con un viaje a la montaña. Me hizo una cena romántica y me pidió vivir con él.

¿Cómo esperaba que dijera no?

¡Habíamos caminado kilómetros!

Una hermosa cascada adornaba el lugar. El bosque estaba húmedo y silencioso. Nuestros amigos a nuestro alrededor tomaban fotos y eran felices. Incluido Alex y Francesco. En su primera excursión cada uno. Todo era perfecto. Y él se había esforzado tanto... yo no podía decir simplemente: no, quiero estar sola un mes más.

¡Sería estúpido!

Lo quería tanto como él. Las noches que no se quedaba conmigo o yo con él, ninguno podía conciliar el sueño. Era ilógico y algo dramático. Pero era la realidad. Porque así somos. Intensos. Todo o nada. No hay punto medio.

—Bueno... te traje aquí con un motivo —Franco carraspeo y se posiciono frente a mí. Lo primero que pensé fue: ¡Si se arrodilla frente a mi salto al agua de la cascada! No sabría cómo actuar si me pide... ¿casarnos?

—Espera... quiero grabar todo —Fiore interrumpió y eso solo hizo que se me acelerara más el corazón —¡Listo!

—Laura... eres el amor de mi vida. La luz de mis días y el tormento de mis noches —Todos rieron y Alex puso cara de no entender —Quisiera que cada amanecer, y cada anochecer estés a mi lado... esto, no es más que una formalidad. Ya lo hemos estado haciendo desde que llegaste de Italia... ha pasado tiempo así que... ¿Quieres vivir conmigo?

Solte un largo y sonoro suspiro...

Joder... me había asustado.

—Claro que quiero que sigamos compartiendo apartamento, Franco —Solté riendo.

Un coro de risas se desato en el grupo y Franco me alzo en brazos para besarme.

—¡Iuuugth! ¡Papá se está comiendo la boca de Lau! —Exclamó Alex haciendo que todos alargaran su risa.

Desde entonces han pasado seis meses viviendo juntos (formalmente) y un año desde que regrese de Italia. Y que Francesco nació. Es mi cumpleaños número 23. ¡Y estoy eufórica! No por la sorpresa de mis amigos.

¡Para nada! No, no me gustó que llenaran el apartamento de globos (incluido el ascensor) que me preparan un desayuno. Un día de Spa de parte de Fiore con vestido de noche incluido. La cena por parte de mis padres. Y muchos detalles. Ropa. Zapatos. Fotos. Flores.

Y el mejor regalo... Franco... me regalo mi primera moto.

¿Qué si me gusta mi Kawasaki? Negra. Reluciente y perfecta.

¡Para nada!

¡LA AMO!

Y es esa la razón de porque estoy molesta ahora. Porque Segnini, quién fue el encargado de transportar mi regalo hasta aquí, decidió joderme montándose en la moto para "probarla" "y ver que no tenga fallas" el muy... imbécil. Llego con Franco y el regalo. Me tomaron fotos. Me grabaron y me monte en ella para ver como me veía y me sentía. Entonces cuando me baje, dispuesta a ir arriba por un jean y probar a mi bebé. Él se subió y dijo casual:

Un Perfecto DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora