Capítulo XXVII : ¿Cómo se desmiente una verdad?

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Franco

Entro en pánico cuando la llamada de Laura se cuelga. Un nudo extraño se forma en mi estomago, como la anticipación de algo malo... un presentimiento. Me guardo el teléfono en la chaqueta y me giro dispuesto a saltarme la reunión de la tesis con los chicos para ir por Laura.

Me tropiezo con uno de los chicos que he visto en sus clases.

—Hombre, disculpa —Dice y me palpa la espalda.

—Espera... ¿eres Hugo no? ¿Ves clases con Laura?

—Sip —Se ve algo asustado por lo que relajo mi postura.

—¿La has visto hoy? Es que quedamos para vernos pero no la encuentro...

—Se salió de la clase antes... y creo que la vieron irse con Carucci luego.

Mi cuerpo se tensa y creo que le doy un apretón un poco fuerte al chico. Porque se va casi huyendo. Bajo las escaleras de dos en dos y saco mi teléfono furioso. Le marco directamente a Carucci, no soy de andar por las ramas.

Me cae el buzón y tengo que apretar mis dientes para no tirar también mi celular.

—¡Maldita sea!

Le marco a Fiore mientras me monto en mi camioneta. Me contesta pero solo dice "estoy en clase" y cuelga.

—¡No! —Golpeo en volante —¡Joder!

Manejo sin pensarlo ¿Dónde podría estar? No puedo creer que Ricky callera tan bajo. Tanto como para que Segnini le cumpliera su absurdo capricho, todo para mantenerme alejado de Laura ¿pero es que no entiende? Ella y yo, ya nunca volveremos a estar separados.

Se me ocurre que podrían estar el Bur así que paso por allí, pero no veo la camioneta de Ricky. Golpeo el tablero frustrado y entonces mi celular enciende la pantalla con un mensaje de Fiore. Recuerdo, que siempre estoy chequeando su ubicación gracias a la magia de Apple. Le compre un iPhone igual al mío a Laura, así que abro la aplicación y busco su ubicación.

La bilis me sube por la garganta cuando veo donde está. Es la casa de Alayna... la mansión Carucci. A donde no tengo permitido si quiera pasar cerca. Ricardo, ha caído muy... muy bajo.

—Infeliz ¡Lo matare! Joder.

Manejo hasta allí a todo lo que puedo. Mientras planeo mentalmente como matarlo o que hacerle primero... pero recuerdo a Laura, y sé que debo prepararme para lo peor.

—Nena... solo espero que puedas perdonarme.

Entro a la urbanización, el clima está nublado... es como si supiera que el desastre esta por suceder. Gotas de lluvia comienzan a caer de a poco en el cristal y solo pienso en que Laura no será capaz de perdonarme... debí decirle yo... debí ser más valiente. Debí ponerme las bolas y asumir mi error.

Cuando estaciono frente a la mansión, Laura viene andando por el camino del jardín. El corazón se me parte en dos.

Esta llorando.

Ricky viene detrás. La toma del brazo y es todo lo que necesito para bajarme y correr hasta ellos.

—¡Suéltame! —Escucho su voz estrangulada por el llanto y es como un puñal directo en mi pecho.

—¡SUELTALA! —Grito y sin previo aviso le propino un puñetazo a Ricky el su engreído rostro.

—¡Franco no! —Laura grita pero en ese momento la ignoro.

Ricky no se defiende, solo alza sus manos y se aparta ¡Infeliz!

—¡Te matare Carucci! —Grito y él solo se encoje de hombros.

Un Perfecto DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora