Destino Boukun*

Territorio

—Eres un tonto — sin pensarlo tanto y sin dudarlo Souichi besó a Morinaga

Souichi quiso desde el fondo de su corazón intensificar ese beso, transmitirle sus emociones y su necesidad, su preocupación y sus anhelos, pero se restringió porque Morinaga no estaba en condiciones para estas situaciones.

Morinaga limpió las lágrimas de Souichi como pudo, pues tenía en sus brazos los tubos del suero y los medicamentos intravenosos.

—Senpai, ¿qué haces aquí?— la proximidad de su rostro le esperanzó su corazón, Souichi no dio atisbo de querer separarse.

— ... vine a cuidarte — le estrechó su mano para confirmar lo que estaba diciendo.

—gracias, Senpai— Morinaga besó su nariz dulcemente — dime cuándo viniste.

—Hace un rato, anoche me llamaron de tu trabajo diciendo que te estaban operando de emergencia, tomé el primer tren...- Souichi de nuevo lloró amargamente, recordando los últimos acontecimientos.-Mori, yo ...yo me preocupé, no me dieron mucha información, yo estaba esperándote en nuestro hogar, me dijiste que irías  luego del del trabajo, pasaron las horas y tú no llegabas.

-Estabas en nuestro hogar, lo siento tanto, mi Souichi –No pudo pasar por alto esa frase, antes solo vivían juntos, ahora que ya se iban a separar, Souichi lo asumía como «el hogar» de ambos.

Sus manos buscaron lentamente su cabello, extrañaba entrelazarlos en sus dedos, sentir su suavidad y recodar su longitud. Tomó el mentón de su senpai y le regaló un beso, a pesar de sentirse mal físicamente sus ánimos y su espíritu se renovó al ver y escuchar a su senpai.

-Mori, estas así herido ...no puedes...

- shhhh-  rozó sus labios  el cual no dudó ni un instante en rozar su lengua con la de Morinaga, fue un beso corto pero lleno de emoción. Morinaga tomó el labio inferior y lo mordisqueó suavemente, sus manos acariciaron su rostro y limpiaban las tímidas lágrimas que se derramaban en el rostro.

-No llores, estoy bien...te amo, Senpai.

Se miraron con un sentimiento nuevo que Morinaga jamás había visto en Souichi, encontró ternura en esos ojos miel. Esa versión de su chico era nueva y le llenaba por completo de amor.

Con tristeza tenían que separarse. Souichi recobró la compostura, básicamente porque alguien podía entrar y presenciar una escena embarazosa.

-Mori, ¿qué te pasó? Estás todo lastimado- recorrió con delicadeza las pequeñas heridas de su rostro.

-Me caí de las escaleras.

-Eres idiota, ¿qué clase de piernas tienes?

-Unas muy resbalosas.

Y es así como inició el relato de la aparatosa caída, Souichi escuchaba atentamente, apreciaba en el cuerpo de Morinaga el resultado de la caída, lamentándose, porque debido a eso había estropeado su fin de semana, su trabajo y su tan anhelado retorno exprés a casa.

-No seas tonto, lo importante es que estás bien, lo más seguro es que te darán una licencia médica en donde podrás reponerte adecuadamente.

El doctor Shimakawa hizo presencia en la habitación.

-Buen día Morinaga- san, me presento, soy su doctor que le ha operado. Hace rato vine pero estaba usted dormido y acompañado de una linda chica- senpai no pudo evitar un rugido interno al recordar como esa muchachita estaba tocando con demasiada confianza a Morinaga.