Incertidumbre

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-¿Tiene donde anotar?

Souichi no supo cómo consiguió papel y bolígrafo de forma veloz, notó que al escribir le temblaban las manos, insistió en pedir más detalles del estado de salud de Morinaga pero le dijeron lo mismo:

Cuando usted llegue le contaremos.

Al finalizar la llamada sintió una fuerte presión en el pecho, despojado de su orgullo y su vergüenza dejó que sus lágrimas cayeran de forma libre y natural, hacía mucho tiempo que no vivía una angustia tan grande «¿Qué le pasó? ¿Estará bien? ¿Por qué no me quisieron dar más información

Souichi empezaba a sentirse mareado por lo tanto se sentó en el suelo un momento para poder recobrar el aliento, desde el martes no sabía nada de él, ya no se escribían ni se hablaban por teléfono, Tatsumi empezó a sentir un poco de culpabilidad, sus pensamientos volaron demasiado y se llegó a imaginar un sinfín de situaciones en donde Morinaga ya no sería parte de su vida, solo pensar eso le dolió aún más, sin embargo en otra parte de su cerebro se activó.

-No seas estúpido Souichi, llorando no vas a conseguir nada, tu deber es ir a ver Morinaga.

Acto seguido se puso de pie y se limpió las lágrimas, empezó a trazar un plan para solucionar todo el asunto.

1. Hacer una maleta con ropa suficiente. No sé cuánto tiempo vaya a estar allá.  ¡Demonios, no tengo mucha ropa limpia!

2. ¡AH! Mi laptop

3. Llamar al profesor Fukushima y avisarle sobre mi ausencia, total que... hace años no tomo vacaciones.

4. Redactar las indicaciones para los asistentes. Espero que no echen a perder los avances.

5. Llamar a Matsuda para informarle lo más superficialmente posible mi partida, no quiero preocuparles.

6. No sé si deba avisar a la familia de Morinaga, mejor me esperaré a verlo.

...

En Shizouka, Morinaga se encontraba instalado en la sala de recuperación ya que la caída si fue un asunto azaroso. Sufrió una fractura del peroné derecho; una fisura en el brazo izquierdo; una herida profunda en su ceja izquierda ya que se golpeó con el borde de un escalón; algunas heridas pequeñas donde los pedazos de vidrio atravesaron su ropa y varios golpes que sufrió en todas partes del rostro y cuerpo al caer.

Cuando Morinaga cayó, mandaron a buscar a Tomoyo , ya que sus compañeros de laboratorio sabían que eran vecinos y que este no tenía familia en esa ciudad. Desde entonces la chica no se ha despegado de Tetsuhiro, desde la ambulancia hasta saber sobre los resultados de la cirugía, verdaderamente se ha mostrado atenta y preocupada por el bienestar de su querido vecino.

 A las cuatro de la mañana aún se encontraba en la sala de espera, casi dormida en una de las sillas le avisaron que la operación había terminado.

-Señorita Daidoji Tomoyo, soy Shimakawa Naoya el doctor que atendió a Tetsuhiro Morinaga- Tomoyo se despabiló y enseguida mostró sus respetos.

- Shimakawa-sensei, gracias por su trabajo.

-¿es usted familiar del paciente?

-No realmente, soy su vecina, ambos trabajamos en la misma empresa.

-Entiendo, ¿sabe usted si tiene familia o alguien a quien informarle sobre el resultado de la cirugía?

-Pues la verdad no sé, es poco el tiempo que nos conocemos, pero tengo entendido que ya avisaron a alguien.

-En ese caso no está demás decirle Daidoji-san, que la cirugía fue un poco larga porque se atendieron dos extremidades, pero no hubo ningún problema. Por ahora está en la sala de recuperación y dentro de poco será capaz de estar en su habitación donde podrá recibir visitas.

- Me da mucho gusto saber eso, de nuevo gracias por su cuidado.

-Lo hago con gusto, me retiro.

Al saber esto Tomoyo averiguó cuánto tiempo tardaría Tetsuhiro en llegar a su cama, una vez informada decidió que podría ir a casa un rato para bañarse y cambiarse, ya que aún estaba usando la bata de laboratorio. Checó su reloj y emprendió el camino a casa.

...

La madrugada del domingo Souichi tomó el shinkansen. Prácticamente no había pegado ojo desde que recibió aquella llamada, a ratos dando vueltas en la cama con los pensamientos perdidos, a ratos fumando cigarrillo tras cigarrillo, cesando las lágrimas que amenazaban salir. 

Ahora está absorto mirando el amanecer a través de la ventana del tren con móvil en mano, releyendo el historial de mensajes, incluso lamentándose su cobardía por no haber tenido la iniciativa de escribirle, no sabía realmente cómo le iba a Morinaga, no sabía si se sentía feliz en su nuevo trabajo, jamás le preguntó el aspecto de su departamento, cómo estuvo la mudanza, ni siquiera sabía su horario de trabajo, hasta se cuestionó si estaba comiendo adecuadamente.

En casa siempre cocinaba y  comían juntos, pero cuando Tetsuhiro se sentía triste o deprimido su apetito disminuye, realmente este se quedaba tranquilo viendo comer a Souichi. Siempre pensando y actuando en pro de su bienestar, pero Morinaga siempre se dejaba hasta lo último.

Ya eran las ocho de la mañana cuando decidió realizar las llamadas. El profesor Fukushima no puso objeción alguna, siempre y cuando los experimentos sigan su curso y le esté informando periódicamente, en cuanto al tiempo de su ausencia le otorgó un voto de confianza, ya que Souichi en contadas ocasiones se ha tomado un par de días libres en años, por lo tanto le permitió viajar sin ese peso encima. 

La llamada más complicada fue la de la tía Matsuda, Souichi ya tenía los nervios de punta.

-Pero Sou-kun, ¿Él está bien? Tu partida es tan precipitada que me alarma un poco.

-Tranquila, solo tiene algunas complicaciones pero no lo sabré del todo hasta estar con él. Por favor cuida de mi hermanita.

-No tienes ni que decirlo, Kana-chan siempre estará bajo mi cuidado. Pero, por favor Souichi, cuídense mucho y avísame cuando estés con él.

-Claro que si, no te preocupes. Les avisaré, hasta luego.

Pasó el rato y Souichi ya estaba a punto de desquiciarse ya que no se puede fumar en el tren, sus nervios estaban a flor de piel debido al insomnio, la nicotina y los litros de café que tomó desde anoche.

Para fortuna se escuchó el aviso que estarían próximos a llegar al destino, este empezó a inhalar y exhalar de forma lenta para relajarse un poco, debía estar lo más tranquilo posible y con la cabeza fresca para soportar lo que se venga.

-Vamos Souichi, tú puedes, no seas cobarde. No pasa nada, todo está bien, él está bien- Al decir esto sintió un nudo en la garganta y bajó del tren.





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Destino Boukun*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora