No tardaron mucho en deshacer el equipaje. Harry ocupó los dos cajones inferiores de la cómoda y el lado izquierdo del armario.
Emily se quedó con los dos cajones superiores y con el lado derecho. Resultaba extrañamente íntimo ver la ropa de los dos colgando en el interior.
—Menos mal que me dijiste que preparara un equipaje informal —dijo ella, mientras colocaba unos vaqueros en el cajón.
— ¿Por qué?
—Porque si esto hubiera sido más formal, no habría podido traer la clase de ropa que sin duda utilizaría la esposa de Harry Styles.
Harry se sentó en el borde de la cama y le sonrió.
— ¿Y qué ropa crees que utilizaría mi mujer?
Emily se encogió de hombros, deseando que se levantara de la cama, deseando que no fuera tan atractivo. Toda aquella situación resultaba obscena mente íntima, y lamentaba haber aceptado formar parte de ella.
—Seda —contestó—. Mucha seda, trajes de moda y vestidos vaporosos. Estoy segura de que tu mujer sería muy elegante y seguiría la última moda.
—Me alegra que puedas imaginarte a mi mujer con tanta facilidad. Yo no puedo, desde luego —Harry se levantó y fue hasta la ventana—. Nunca he deseado una esposa, y aún no he encontrado a ninguna mujer que me haya hecho cambiar de opinión.
— ¿De qué tienes tanto miedo? —Emily formuló la pregunta sin pensárselo dos veces.
Harry se volvió a mirarla con expresión divertida.
—Qué típicamente femenino decir eso. Solo porque no quiero casarme asumes que tengo miedo al compromiso, o que temo la intimidad, o que hay alguna otra explicación seudo psicoanalítica.
—Tienes razón. Te estaba concediendo el beneficio de la duda. La verdad es que probablemente eres demasiado egoísta y estás demasiado centrado en ti mismo como para querer compartir tu vida con alguien —Emily se cubrió la mano con la boca, horrorizada por lo que acababa de decir.
Harry se quedó mirándola y su boca esbozó una media sonrisa.
—Probablemente esa sea la valoración de mi carácter más sincera que me han hecho nunca.
—Yo... lo siento, pero me había enfadado.
Harry alzó una mano.
—No lo estropees disculpándote, por favor —su sonrisa se ensanchó—. Y eres muy buena juzgando el carácter de las personas. Soy egoísta y egocéntrico. También soy testarudo y difícil, así que no puede decirse que tenga una personalidad muy adecuada para el matrimonio.
—Si Brody pudiera oírte ahora...
—Menos mal que no puede —Harry miró a Emily con gesto especulativo—. Supongo que eres una de esas románticas incorregibles que solo se sienten completas compartiendo su vida con un hombre.
—Al contrario. No necesito un hombre para que colme mi vida —Emily siempre había creído que su felicidad dependía de sí misma. No vivía esperando a que un hombre la completara—. Sin embargo, con el tiempo sí me gustaría compartir mi vida con alguien.
Apartó la mirada de Harry, recordando todas las noches que había soñado estar entre los brazos de alguien, sintiendo el calor de otro cuerpo junto al suyo. Algún día no muy lejano esperaba compartir sus días y sus noches, sus sueños y sus decepciones con algún hombre especial.
—No me preocuparía estar sola el resto de mi vida, pero no es lo que yo elegiría.
—Pues yo sí —replicó Harry.
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Errors & Favors
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