Cap. 6

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Cap. 6

Recuerdo que al cumplir 8 meses, en los cuales habíamos sostenido una relación sin problemas serios, o haber terminado por  días o semanas, como solían terminar las parejas actuales; el caso es que recibí una llamada de una mujer, la voz era fina y delgada, demasiado femenina para ser realista, aquella voz me causaba nauseas, y sin embargo estaba casi segura de haberla escuchado antes.

-¿Quieres saber en realidad lo que hace tu querido novio, Vaioleth?- Me decía la voz por aquel teléfono, entre risas sarcásticas.

-Espera… ¿Quién eres? ¿Qué pasa contigo? ¿Cómo conoces mi nombre? ¿Por qué involucras a Sebastián en esto? –Pregunte y mi tonalidad era histérica y preocupada.

-¿Conoces  el parque municipal?, imagino que si.- Repuso la voz, sin contestar mis preguntas.

-Bueno, si lo conozco- <<Claro que lo conocía, en aquel parque conocí a Sebastián>> - Pero, no entiendo, ¿Quién eres?- pregunte de nuevo.

-Ve hay, a las 6 de la tarde, busca a Sebastián, te llevaras una gran sorpresa.

-Espera un momento…- La llamada se cortó.

Estaba preocupada, ¿a qué se debía esa llamada?, me preguntaba;  sin darme cuenta caminada dando círculos en mi cuarto, mire hacia el reloj múltiples veces, sin estar segura de querer ir a aquel parque, quizá, tal solo quizá , me avían jugado una broma de mal gusto.

El reloj finalmente marco las 5:30 pm, así que cambie mi atuendo clásico de vagabunda; y me vestí con lo primero que encontré, y de inmediato me dirigí hacia el parque. En el camino decidí llamar a Stephanie, pero no me contesto, entonces recordé que se encontraba en cine con su novio, me fije en mi lista de contactos, y tan solo tenía 13 números guardados, en realidad todos eran de mis familiar a excepción del número de Stephanie, Sebastián y para sorpresa el de Ryan, el mejor amigo de Sebastián.

Así que sin pensarlo mucho marque a Ryan, y antes de darme cuenta,  le estaba pidiendo desesperadamente que me acompañase al parque, y le explicaría más detalladamente lo que ocurría, este acepto, ya que no vivía muy lejos de donde me encontraba, llego  en 15 minutos a mi rescate.

-Hola, Vaioleth.- Ryan, se mostraba preocupado y al mismo tiempo, daba la impresión de seguridad y serenidad.

-Hola, Ryan.- Salude,  intentando mostrar la mayor serenidad posible.

-Por favor Vaioleth, explícame que está ocurriendo.- Casi suplico Ryan- intente llegar, lo más rápido posible.

Le explique todo acerca de la llamada, también le describí detalladamente la voz, de la persona que me lo comunico y Ryan me escucho con atención.

 -No logro entenderlo Ryan, también lamento haberte llamado, de verdad me encuentro desesperada- Me encogí de hombros.

-No tienes de que preocuparte, Vaioleth, me siento feliz por tu llamada, debemos ir a el parque, ¿no, es así?- Contesto Ryan, mientras sonreía.

-Oh, así es- Devolví la sonrisa.

Mientras caminábamos asía el parque, intentaba no pensar en lo que me encontraría, si aquella llamada no fuera una mentira. También me fije en Ryan, era un chico apuesto, solía vestir de negro y a menudo sonreía.

-Creo saber quién te llamo, Vaioleth- La voz de Ryan se tornó seria e igual su rostro.

-¿Quién es, Ryan?- Casi grite.

-Creo que es Érica, Vaioleth.

Quede perpleja al oír ese nombre, no supe que contestar, tan solo guardaba la esperanza de que no fuera cierto; Ryan y yo, caminamos por el parque buscando a Sebastián. De la anda Ryan me detuvo y quise preguntar, porque lo había hecho, pero de inmediato tapo mi boca, con sus manos.

-Mira hacia delante, Vaioleth, no hagas ruido.- Susurro Ryan a mi oído.

-Tan solo, es una pareja besándose, Ryan.- Dije lo suficientemente duro para que tan solo el escuchara; mientras apartaba su mano.

-Fíjate bien.- Repuso Ryan.

Delante de mí, se encontraba Sebastián  y Érica, besándose apasionadamente, mientras ambos tocaban su cuerpo; sin darme cuenta, lágrimas mojaban mis mejillas, y casi no podía sostenerme en pie.

Ryan me tomo de los hombros, sin dejarme caer, lo mire fijamente, y me tendió sus brazos y me ofreció una gran sonrisa.

-¡Eres patético, Sebastián!- Grito Ryan, en sus ojos y en su rostro, mostraba gran rabia y molestia.

Observe a Ryan, y luego a Sebastián, el cual temblaba, aun sosteniendo a Érica, y lanzándonos miradas temerosas, a Ryan y a mí.

-Que… que hacen ustedes dos aquí, Vaioleth, lo siento, yo...- Ryan le lanzo un golpe, el cual hizo que Érica callera y Sebastián votara sangre por la nariz.

-¡Eres un completo idiota, tienes a una estupenda mujer, y sin embargo la traicionas con otra, me das lastima Sebastián!- Gritaba, Ryan.

Yo había quedado en shock, por la escena anterior y ahora por las palabras y la reacción de Ryan, jamás espere que Ryan le pegara a su mejor amigo, y menos por mí, así que seque mis lágrimas y mire fijamente a Sebastián, quien no podía siquiera hablar.

-Eres de lo peor Sebastián.- Dije con un tono de voz frio y seguro.- me das asco.

-Lo siento, Vaioleth, yo lo siento, déjame explicarte.-Dijo Sebastián horrorizado.

-No tienes nada que explicarme, Estúpido; hijo de puta.- Le conteste mientras hacia un gesto obsceno con mi dedo, y me alejaba tomando a Ryan de su brazo.

Sebastián, tirado en el piso, gritaba mi nombre y pedía perdón, sin embargo jamás voltee hacia atrás, y me aleje lo más rápido y lejos que pude de ese lugar, cundo me percate Ryan me miraba con un gesto de asombro en su cara, mientras  sonreía.

-No lo entiendo, Ryan- se quebró mi voz, pero no llore- acaso, ¿hice algo mal?

-No hiciste absolutamente nada mal, te felicito Vaioleth.- sonrió- te libraste de una escoria.

¿Escoria?, ¿hablaba acaso con Ryan, el mejor amigo de Sebastián? Mi boca estaba totalmente abierta y no pude evitar echarme a reír.

-Siempre eh estimado a Sebastián, cuando salió contigo, imagine que estaba dispuesto a cambiar, y dejar de ser mujeriego, pero lo que veo, no ha cambiado, en absoluto- Me lanzo una mirada de compasión, sonrió y luego se encogió de hombros.

-No es nada, no vale la pena- argumente, mi tonalidad era ridículamente triste.

Mi corazón estaba destrozado, recordé, cuando era más chica, mi padre nos abandonó y mi madre, lloraba por horas, así que me jure a mí misma jamás llorar por un hombre.

Ryan me acompaño hasta mi casa, en todo el camino siempre me sostuvo entre sus brazos y me decía palabras alentadoras e intentaba hacerme reír.

Un buen recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora