Capítulo II: El Pasado

104 2 6
                                    

Allí estaba yo en casa de mi abuela, eran vacaciones de verano y había decidido ir a visitarla, la mayoría del tiempo lo pasaba en el internado excepto en Navidad, Pascuas y Verano, que iba a casa. El internado estaba rodeado por un bosque y dentro de él habían unas ruinas que la gente creía que estaban encantadas, rumores...

Qué estuviera prohibido salir no significaba que no pudiésemos hacer algunas escapadas nocturnas. Los Pirateados nos sabíamos todos los escondites, atajos y rincones del internado, jamás han encontrado pruebas para castigarnos por salir de noche. Habíamos decidido crear un aplicación tipo el Mapa del Merodeador pero en nuestro Wack y que fuera del internado, lo llamaríamos el Mapa del Pirateado.

Allí estaba intentando mantener una conversación con mi abuela, desde que mi abuelo murió mi abuela no hablaba mucho.

~Me encanta esa fotografía.~ dijo en un suspiro mi abuela.

~Si abuela es muy bonita ¿Te importaría explicarme quienes son los de la foto? Es que no me acuerdo mucho.~ le dije a mi abuela.

Me acordaba perfectamente, me lo había contado millones de veces pero sabía que eso le alegraría.

~Claro.~ dijo con una sonrisa. ~En esa imagen estamos: mis padres, tu abuelo, el hermano de tu abuelo (marido de la madre de Arantxa), la madre de tu madrina, mi hermano y yo. Estamos en mi pueblo natal ¿Te he hablado alguna vez de él? Se llamaba Xilogu y yo nací allí. Mi padre controlaba casi todo el pueblo pero...Hubieron robos y otras cosas y... El resto ya lo sabes.~ concluyó.

~Bueno abuela me ha gustado mucho venir a verte pero en 15 minutos sale mi tren.~ dije mirando mi reloj.

~Oh, claro. Voy a ir a por algo para que puedas tomar para cenar en el tren.~ dijo mi abuela yendo hacia la cocina.

Estaba por seguirla cuando me detuve en aquella fotografía, la cogí y la observé por un rato. Cuando la fuí a dejar encima de la cómoda se me resbaló y se cayó al suelo.

~¡Mierda!~ exclamé.

~¿Ya te has ido Martina?~ chilló mi abuela desde la cocina.

~Aún no abuela. Solo me he tropezado.~ le chillé con todas mis fuerzas a mi abuela que estaba más sorda que una tapia.

~Está bien, pero ten cuidado~ dijo ella.

Cogí la fotografía y ví que había caído algo.

~¿Qué leches es esto?~ pregunté a la nada.

Había caído un papelito muy viejo muy viejo, lo cogí con cuidado y lo examiné.

~Despertatum de tempus~ dije leyendo el papel.~ ¿Y que significa eso?~ pregunté otra vez a la nada.

Volví a poner la fotografía en su marco y lo coloqué encima de la cómoda, también puse el papelito, no sin antes haberle sacado una foto con mi Wack.

Salí de casa de mi abuela con una bolsa llena de croquetas y patatas en la mano. Subí al tren y me cené lo que me había dado mi abuela, casi estábamos llegando a mi parada cuando el tren se detuvo de golpe. Se apagaron las luces y la gente se calló.

Abrí las puertas del tren como pude y salí al exterior, no me gustaban los espacios cerrados y mucho menos con gente.

~Cuanto tiempo sin vernos, ¿no?~ preguntó alguien.

~¿Quién eres?~ pregunté al desconocido.

~Toma esto, solo lee la inscripción que hay por detrás y ya está. Confío en que lo utilizarás para descubrir ese secretillo de tu familia~ dijo aquel ¿Hombre? ¿O era una mujer?

~¿Cómo sabe usted eso?~ dije en un susurro.

~Vaya, vaya, parece que se hace tarde.~ dijo mirando su reloj.~ Me quedaría a charlar sobre ese asuntillo tan turbio pero me tengo que ir.~ se despidió aquel sujeto tan extraño.

~Pero... ¿Qué está pasando?~ grité.

~Solo recuerda Tempus Fugit.~ dijo ya yéndose.

Me quedé ahí plantada observando por dónde se había ido aquel desconocido o desconocida. De repente el tren empezó a funcionar y se puso en marcha yo cogí el paquetito que me acaban de dar y lo abrí. Era un reloj de bolsillo de color oscuro, tenía las agujas y los números de un color claro. Lo abrí y por dentro de la tapa ponía: "Theo Tempus".

Le di la vuelta no sé ni porque y comencé a leer la inscripción que había por la parte de atrás: "Revelatium Tempus".

~Que manía les ha dado a todos por el "Tempus"~ dije.

Una fuerza comenzó a arrastrarme hacia abajo, empecé a dar vueltas y vueltas y más vueltas y caí con un golpe sordo al suelo. Cómo estaba todo tan oscuro no podía ver nada, lo último que sentí fue una rama en mi espalda y me dormí.

Me desperté por que los rayos del sol me daban en los ojos y observé a mi alrededor. Estaba en un bosque me levanté y me empecé a abrir paso entre los arbustos y los árboles, al fin pude salir de ahí y por fin visualicé un pueblecito, decidí ir hacia allí coger un teléfono y llamar a Arantxa.

~Disculpa, ¿Vas hacia el pueblo? Es por si quieres que te lleve.~ dijo un hombre detrás de mí.

¿Luis? ¿Era él? ¡Ay va! Luis era el padrino de mi padre y el mejor amigo de mi abuelo, siempre se llevaron muy bien, yo solo lo conocía de algunas ocasiones porque se pasaba la vida viajando, aunque si no recordaba mal, Luis murió hace algunos años por un cáncer de pulmón.

~Perdona, sé que es de mala educación contestar con otra pregunta pero ¿Este es el año dos mil veinte?~ dije algo desconcertada.

~¿Dos mil veinte? Creo que eso queda un poco lejos. Estamos en el mil novecientos treinta y seis, un gran año si me permites la opinión~ dijo Luis.

¿1936? ¿¡QUE!? Eso era imposible ya que estábamos en el año 2020. Solo había una razón, había retrocedido en el tiempo.

El Legado OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora