A la hora de la comida estábamos todos sentados excepto Javier.
~¿Dónde estará ese chico?~ pregunto exasperada Concha.
Empezaba a preocuparme, Javier podría estar haciendo algo malo y yo le habría mentido a mi bisabuela.
Entre tanto mi abuela Rosa se dedicó a contarnos que la boda sería la proxima semana y que estaban muy ilusionados.
~Dicen que de una boda sale otra boda. Puede que Javier encuentre a su media naranja~ expresó emocionada Concha.
Rosa solo se limitó a reírse ya que sabía que no había ninguna oportunidad de que su hermano sentara cabeza.
~Hablando del rey de Roma, aquí estás. ¿Dónde te habías metido?~ preguntó Concha.
Javier solo se limitó a sonreir y todos empezamos a comer.
Cuando ya no quedaba nada más que llevarse a la boca en la mesa, Javier se levantó y habló:
~Me voy, no me esperéis a cenar.~ dijo sin mirar a nadie a la cara.
~¿Adónde? Si se puede saber.~ preguntó mi bisabuelo.
~He quedado con la Julia.~
Parecía que Javier no aprendía. Le habían retado a un duelo por sus relaciones amorosas y ahora se embarcaba en una nueva.
Después de unos minutos de silencio tras la repentina marcha de Javier me atreví a hablar:
~Yo también me voy.~
~¿Adónde?~ preguntó sorprendida Rosa.
~Iré a la biblioteca un rato.~ dije mintiendo.
Salí de la casa y tomé rumbo hacia el bosque del tuerto, necesitaba encontrar a Jaiver y evitar que hiciese una locura.
Esta vez no me costó tanto encontrarlo, toda la pandilla estaba sentada en círculo hablando. Sin que me vieran me escondí detrás de una roca y decidí ver que tramaban. Puede que me estuviese volviendo paranoica y me imaginase cosas pero debía de estar segura.
~Habéis traído las linternas~ preguntó el tal David.
Hubo un sí colectivo.
~¿Y las palancas?~ volvió a preguntar
Hubo otro sí colectivo.
~Y tú Javier, ¿has traído las llaves del banco de tu padre?~
Tuve que taparme la boca con las manos porque jamás me hubiera esperado eso.
Y de repente alguien se acercó a mí y me dio un golpe en la cabeza, la oscuridad reinó y de nuevo el tiempo volvió a hacerme su prisionera.
Cuando desperté ya era de noche.
~Mierda. ¡El robo!~ grité.
Corrí lo más rápido que pude hacia el banco de mi bisabuelo y en mi camino pasé por la tienda de Hed.
Aporreé la puerta de su tienda, lentamente se abrió y me saludó la silueta de Hed.
~¡Avisa a la policía! ¡Están robando en el banco de mi bisabuelo!~
No me dio tiempo a ver que hacía ya que eché otra vez a correr hacia el banco. Cuando llegué la puerta había sido forzada, entré sigilósamente y ví a los amigos de Javier reunidos alrededor de la caja fuerte, afortunadamente él no estaba allí.
~¿Has encontrado los papeles de tu padre?~ gritó el tal Piraña.
~Aún no.~ gritó la voz de Javier.
Encontré a Javier en una habitación rebuscando en unos cajones, en ese momento las sirenas y las luces de la policía se acercaban.
Corrí hacia Javier, le tapé la boca con la mano y lo empujé hacia una de las salidas que daban al patio trasero.
~¿Estás loco?~ le grité tirándolo al suelo.~¿Acaso no has pensado en las consecuencias de tus actos?~
Si no fuese un momento tan serio me hubiese reído, Javier estaba tirado en el suelo con la boca abierta como un pez.
~¿Cómo has sabido que estaba aquí?~
Iba a contestarle pero en ese momento escuchamos:
~¡Policía! ¡Quédense quietos!~
Cogí a Javier cómo pude y me lo llevé lejos de allí, pasamos por un callejón y lo empuje contra la pared.
~Si alguien te pregunta estuvimos toda la tarde en casa jugando al ajedrez. ¿Me has entendido?~ le dije cogiéndole del cuello de la camisa.
Javier dio unos asentimientos con la cabeza, estaba temblando y se le veía muy nervioso.
~¿Y las huellas? Está claro que las encontrarán por todas partes.~ dijo en voz bajita.
~No te preocupes por eso.~
Mandé a Javier a casa y le dije que no se moviese de allí. Entre tanto aproveché para ir a la escena del crimen.
~¡Señor agente!~ saludé.
~¡Oh! Señorita Otis, ¿Y Antonio?~ dijo el sheriff del pueblo.
~Antonio y Concha se han ido a cenar fuera del pueblo. ¿Han atrapado a los ladrones?~
~Así es. Ahora procederemos con las huellas.~
Debía impedir que se analizasen las huellas, de lo contrario la familia Otis estaría perdida.
~Señor agente, no es que yo sepa del tema ni nada, pero ¿Debe analizarlas? Ya han atrapado a los ladrones, ¿Para que darle más vueltas?~
~¿Cómo sabe que son varios?~ me interrogó.
~Bueno, está claro que este trabajo es obra de varias personas.~
Parece que al ser un sheriff de pueblo no le dio tanta importancia.
~¿Podrías hacerme un favor?~ me preguntó.~Si alguien te pregunta por las huellas diles que no hemos encontrado.~
Le di un sí afirmativo.
~¿Se sabe quiénes son los ladrones?~ pregunté.
~Oh, espera.~ el sheriff atendió su Walkie-Talkie.~Parece que se ha producido otro crimen, ¿Te importaría llevarlos al calabozo? Tengo un compañero ahí esperando, no te darán mucho trabajo.~
Antes de que pudiera aceptar la tarea él sheriff ya me había dado las llaves y me estaba gritando que se encontraban en el callejón de al lado.
Caminé a un ritmo rápido y por fin me encontré con los ladrones.
Les miré a los ojos y por una vez noté un sentimiento distinto al de superioridad, el miedo.
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El Legado Oscuro
Fiksi IlmiahCuando aquel desconocido le entregó un reloj de bolsillo jamás pensó que acabaría en el pasado, más concretamente en la época de sus bisabuelos. De la creadora de: "Los 3 Peces" y "El Pasado Anterior De Jesusa".