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Una jovencita de largo y cuidado cabello azul camina con calma por la gran mansión del sombrero blanco en dirección al sótano. En sus manos lleva agarrada una mochilita con motivos de unicornio a juego con su inseparable gorro. Su actitud demuestra que ha sido educada para comportarse como una señorita de la más alta esfera social.

Baja las escaleras y se encuentra con 6.0.6. El oso no parece querer interactuar con la humana y se sienta en una esquina esperando a su creador y a su dueño.

—Muy buenas, 6.0.6. — saluda la joven con su voz dulce y suave como el algodón. El oso le contesta con un gruñido.

Después de esa breve interacción ambos quedan callados en el pasillo del sótano, aquel era el punto de encuentro pero todavía era muy temprano. 6.0.6. aprovechó para echarse a dormir un rato mientras que la joven se quedó clavada en el sitio, ni un movimiento más allá del que hacía su pecho para respirar, aunque incluso este era muy suave. La mente de la chica se quedó en blanco dándole una apariencia de muñeca con vestimenta colorida y pastelosa.

—Oh ya estáis aquí. —comentó alegremente White hat al salir de una de las habitaciones y dirigirse al grupo— Que pronto. ¿Todo listo? —se acercó al oso y lo acarició con cuidado para sacarle de su sueño—Despierta, mi peludo amigo.

—Discúlpeme, mi Lord White hat.—las disculpas de la joven azucarada llamaron la atención del ensombrerado— No he podido gestionar bien mi equipaje y temo que sea un estorbo.

—¿Tan solo traes esa mochilita? ¿Qué hay de tus otras cosas? —quiso suspirar fastidiado pero eso solo lo complicaría la situación.—Vas a necesitar más mudas, no creo que te presten algo acorde a tus necesidades...—dijo con suavidad— Vuelve a tu cuarto y trae algo de ropa o alguna cosa más, nos vamos para probablemente no volver nunca más, Decencia.

—No quiero retrasarnos y hacer fallar el plan. —dijo con el labio temblando—Las posesiones son reemplazables, las personas no. Eso me lo enseñó usted mi Lord White hat.

El gran héroe abrazó a la chica tratando de consolarla. Necesitaba tanto amor esa pobre criatura.

Una pequeña explosión y el sucesivo desfile de improperios del doctor Slug. Entre algo de humo apareció el científico de bata negra tosiendo con fuerza. Unas luces de alarma fueron la gota que colmó el vaso para el humano.

—Mierda.— farfulló para cuando el grupo se aproximó.

—¿Qué ocurre, Slug?

Golpeaba los botones y teclas con velocidad tratando de llevar a cabo un plan que el resto observaba atónito, sin conocimiento de que ocurría.

—Está llegando. No, no, no, no. —repetía alarmado—Es muy pronto.

Miró la maquina, está terminada pero no operativa del todo, faltaban pruebas, muchísimas pruebas antes de enviarles a quien sabe dónde y de forma segura. Empezó a hiperventilar, necesitaba una bolsa de papel para regular su respiración. Cruel broma del destino.

—¡Slug! —llamó el héroe tomando al joven por los hombros. Lo miró a los ojos mientras acariciaba sus mejillas por debajo de la bolsa— Tú puedes ¿me oyes? Tú puedes.

Tardó unos momentos en reaccionar aún con el zumbido de las alarmas a su alrededor. No quería presionarlo pero White hat lo haría si así conseguía hacer que se centrara, odiaba cualquier tipo de violencia pero estaban en una situación límite.

—Yo puedo...—murmuraba para sí Slug.

—Confío en ti. Todos confiamos en ti, doctorcito.

Se lanzó de nuevo a los controles, la alarma dejó de sonar pero seguía luciendo para no hacer perder al doctor ni un minuto.

—Decencia, 6.0.6. en cuanto lo ordene el doctor vamos a marcharnos, sed rápidos, estamos en peligro y no sabemos lo hábil que es el enemigo. —en confidencia se acercó para susurrarles—Si la cosa se pone fea quiero que huyáis con el doctor.

No muy conformes aceptaron la orden de su líder. La sala se llenó de colores en cuestión de segundos, el portal estaba abriéndose aunque de forma vaga y muy lenta, en breves parpadeos parecía que iba a desaparecer para luego mostrarse correcto.

—Está listo. Adelante. Es muy inestable. — informó Slug tomando su última arma y guardarla en su bata junto a otras pertenencias que no dio tiempo a descubrir.

Todos entraron salvo White hat quien daba un último vistazo a su hogar, a su universo. Una nueva alarga le hizo meterse en el portal, la máquina estaba en el límite de la inestabilidad, estaba por explotar.


En la entrada de la mansión un sereno general con una bolsa en la cabeza observa la pulcra mansión en forma de sombrero. Se preguntó qué clase de universo sería ese y lo que se encontraría. Los datos del doctor Black hablaban de bondad en el Hat de ese universo, de ser así era probable que tanto el Slys, como la fangirl, como la bestia fueran más razonables y pacíficos a la hora de unirse a él.

Una violenta explosión sacudió el suelo. Provenía sin duda del interior de la mansión. Entró de inmediato y buscó signos de la explosión o de cualquier individuo pero no hubo éxito. El olor a quemado lo llevó al sótano donde solo pudo encontrar una sala en llamas con toda las máquinas de su interior quemadas y destruidas.



He vuelto. Capítulo corto pero ya han sido presentados los personajes principales en su totalidad. Le tengo muchas ganas a Decencia porque creo que va a ser un personaje muy interesante de desarrollar en muchos sentidos, tanto para la historia como para ayudarme a mejorar y ver mis fallas a la hora de escribir.

Lamento la espera el verano está siendo muy peculiar pero espero hayais disfrutado de la lectura.

Villainous - ImperatorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora