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—¡Doctor Flug!

El llamado de Black hat retumbó por toda ls estructura. Sin importar en que punto de la tierra estuviera, el científico se personaba tras una apresurada carrera. El mayor no se inmutó de esa respiración agitada, de cómo ese débil cuerpo se agitaba de cansancio, no, siguió mirando como las máquinas la fabrica funcionaban a pleno rendimiento, podía verlo todo desde su despacho, podía ver sus verdes dientes en una aterradora sonrisa reflejarse en el cristal. Había cierta belleza en el proceso de fabricación industrial en serie, todo tan ordenado, calculado, perfecto. Cada una de esas armas terminarían en manos de un villano, después de ingresar una jugosa suma de dinero, y sembrarían el caos, extendiendo su poder de una forma indirecta.

—¿Me-me había llamado, jefe? — preguntó entrecortado por la falta de aire el villano más joven, se sentía morir, el ejercicio físico nunca fue uno de sus fuertes.

—Estás aquí, ¿no es así? Es evidente que le he llamado, doctor. — finalmente Black hat dio la espalda al ventanal y estuvo cara a cara con el encorvado científico que no tardó en cuadrarse.

—Sí, sí, por supuesto ¿qué desea?

—Infórmeme sobre el progreso de los artículos. Sea rápido y claro.

Flug buscó en su bolsillo una pequeña libreta, pasó las hojas repletas de apuntes y tachones hasta encontrar la correcta.

—De los artículos que fabricamos aquí tenemos todos los pedidos listos para marchar del rayo encogedor, los campos de rayos paralizantes están a pleno rendimiento, no hay retrasos en la construcción de las flotas navales ni espaciales, todo va correctamente. Me han llegado noticias de la planta de cultivo de flores datula repulsa, la producción se ha incrementado un 200% gracias a las últimas mejoras que realicé ¿quizás desee pasar a comprobar su estado, señor?

El villano asintió satisfecho y volvió a girarse hacía la zona de fabricación. Flug respiró tranquilo, realmente aliviado y feliz, una vez más había obtenido la aprobación del mayor villano de todos los tiempos, del ser que más admiraba. Mientras Flug hacía una reverencia y se disponía a volver a sus obligaciones mientras estuvieran en esa fábrica, Black hat advirtió algo de movimiento entre los trabajadores, parecía ser que una maquina acababa de pasar a mejor vida hacía unos segundos y había desatado cierto caos que los trabajadores trataban de aplacar.

—¿Qué es eso que estoy viendo? — preguntó parando a su empleado en el sitio. El joven se acercó con velocidad para comprobar a que se refería.

Confusión, sorpresa, ira. En ese orden el cuerpo de Flug reaccionó quedándose con una mueca de enojo que su oculto rostro no dejó compartir. Un encargado, apenas una persona con algo de poder en esa fábrica, un encargado que se atrevió a desoír sus órdenes sobre el cambio de máquinas para evitar averías o sobrecalentamientos. Su actitud fue desagradable, parecía no tener ni idea de con quién hablaba y mucho menos de las consecuencias de desobedecer al científico jefe de Black hat Organization.

—¡Maldita sea! Le dije que cambiara las planchas o se estropearía. —gesticuló sin control al ver la producción en un grave problema, ahora tendría que bajar ahí y poner orden entre los operarios, calcular nuevos tiempos, hacer llamadas, todo un desartre—Estúpido y miserable...—se hizo pequeño al ver como Black hat alzaba una ceja mientras le observaba de reojo—Lamento mi comportamiento, señor. No quise...

—Vaya a solucionar el problema, no quiero escucharle parlotear. —ambos se quedaron perplejos por la tranquilidad de cómo lo dijo. Black hat supo como repararlo— ¡¿Acaso no fue claro?! ¡Largo de mi vista!

—Sí, señor.

Cuando Flug salió del despacho, Black hat se quedó de nuevo observando la zona de fabricación. Vio como Flug gritaba a los científicos con una autoridad que nunca llegaría a ver de cerca, el chico se ponía nervioso en cuanto sabía de su presencia, perdía esa chispa dominante. En el fondo le gustaba, ese coraje que mostraba a cualquiera menos a él, como desaparecía con su sola mención. Miedo y admiración una mezcla curiosa.

Poco a poco todo fue volviendo a la normalidad. Empezaba a sentirse incómodo. Esas giras por el mundo podrían ser desesperantes, visitar el estado de cada fábrica y plantación con el objetivo de comprobar de primera mano su estado, que los empleados no se olvidarán de para quien trabajaban e incluso entregar personalmente algún pedido para un cliente importante o hacer nuevos negocios. Normalmente estaba entretenido, el tiempo se pasaba relativamente rápido o por lo menos indiferente.

Meditó las razones de ello ¿Quizás se estaba aburriendo de toda aquella empresa? ¿Quizás era la resignación de que ni con toda su ayuda los villanos se volvían medianamente decentes? No, eso era imposible. Algo andaba fuera de lugar, lo sentía. Si era una sensación, era probable que no fuera él el problema. Podía notarlo, algo había cambiado, no estaba seguro de qué pero lo terminaría averiguando. Era como sentarse en una silla que ha sido desocupada hace tiempo, se mantiene el calor, la presencia de la otra persona. Necesitaba esclarecer quién era la persona que lo incomodaba, si es que era una persona.

Antes de que se diera cuenta llegó la hora de control, momento en el que Flug iría a reunirse con su superior e informarle de las novedades, no prestó atención, le bastó con saber que todo estaba perfecto.

—Doctor Flug, es hora de movernos a la siguiente fábrica de la lista. Quiero terminar este asunto cuanto antes, quiero que volvamos a casa para que investigue unas cosas para mí.

Villainous - ImperatorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora